Los vecinos de Zorca-San Joaquín y sus zonas aledañas vuelven a preocuparse por la quebrada La Zorquera, que presenta un fuerte estancamiento en esa localidad y, en caso de desbordarse, puede dar pie a una tragedia similar o peor que la ocurrida en el mes de noviembre del año pasado
Por Freddy Omar Durán
Las intensas lluvias de los presentes días, sin perspectivas de amainar pues apenas la temporada invernal comienza, siguen preocupando a los habitantes de Zorca-San Joaquín, quienes ven cómo La Zorquera, que los asedia desde varios flancos, a punto está de desbordarse nuevamente y hacer de la suyas, amenazando vidas y bienes materiales.
En plena entrada de la mencionada población, el represamiento ha tomado forma de una laguna de al menos quince metros de diámetro y un poco más de los dos metros de altura, que han podido ser más, solo que a punta de martillazos y remoción de escombros, entre los pobladores de más fuerza física, liberaron al cauce enardecido de un obstáculo de cemento.
Ya para el jueves, a las labores se incorporaron funcionarios de Protección Civil del municipio Capacho Nuevo, pero el deseo de los pobladores es que se reincorpore la maquinaria pesada, propiedad de la 72ª Brigada del Batallón de Ingenieros, que cerca estuvo -en Semana Santa- de contribuir al desfogue de esa laguna improvisada, luego de que por casi 5 meses, entre momentos de importantes avances y otros de receso, por motivos técnicos, dragó en parte el cauce del afluente, desde Zorca-San Isidro hasta Zorca-Buenos Aires.
Pero faltó ese punto tan crítico y, sencillamente, la maquinaria tuvo que regresar a la institución a la que pertenece, bajo escolta militar: una decisión que los habitantes de San Joaquín no compartieron, pues como afirmó Jesús Bonilla, habitante del sector, se había llegado a un acuerdo con las autoridades castrenses e incluso se hizo un aporte colectivo a las reparaciones del vehículo.
—Después de haber hecho gestiones, de haber arreglado la máquina -aseveró Bonilla-, entre los vecinos se hizo una colecta de dinero para el gasoil y se le hizo reparación, tanto al camión como a la máquina, para tenerlos operativos y que hicieran el favor de dragar lo que faltaba y solucionar este desastre que tenemos. Dicen que se la llevaron para hacerle mantenimiento, precisamente cuando más la necesitamos. Ojalá la traigan de regreso pronto…
Vecinos, manos a la obra…
El deslizamiento del cerro La Pedrera, desde principios de marzo, ha agregado una nota de alarma. Es un proceso natural aún en desarrollo y que le va cerrando peligrosamente el paso al afluente.
Este martes, acabó de echar a pique algunas viviendas que ya habían sido desalojadas con anterioridad, como la de la señora Yamilet Cecilia Rivera de Camargo, quien, refugiada en la escuela de Piedecuesta, sigue su lucha contra el cáncer. Dejar que se complete el derrumbe o remover lo que hasta ahora ha caído, resulta un dilema técnico, mas con la temporada invernal en curso, no aguanta por mucho tiempo una solución.
Este martes, al ver las dimensiones que cobró el represamiento, a flor de la vivienda de la familia Bonilla, que podría ser una más de las 12 familias que se han quedado sin techo producto de los desastres naturales, a Justina de Vivas una cascada de lágrimas le vino a los ojos
—Ayer me dio mucho dolor, mucha indignación, ¡cónchale!, porque si sigue lloviendo, esto va a ser un problema más grande que lo que pasó en el mes de noviembre. A mi hija se le echaron a perder muchas cosas, y lo que ocurrió pasó al olvido: Eso es lo que da más tristeza. Gracias a Dios, los vecinos están haciendo algo, se han metido al agua para picar el tanque de cemento, que aunque la corriente lo reventó, lo estaba conteniendo, así como los arbustos arrastrados por el derrumbe. Si se llega a rebosar esta laguna, vamos a ser muchas las familias que vamos a vernos afectadas.
Para Jesús Bonilla, la responsabilidad de los entes municipales, regionales y nacionales no se puede omitir, y si al alcance del bolsillo de la comunidad de San Joaquín estuviera la solución, no se esperaría la misma por tanto tiempo; sin embargo, la crisis económica los agobia a todos.
—Lamentablemente –subrayó Bonilla-, el 70 % de lo que se hizo y se ha hecho para atender la emergencia que se presentó por la vaguada de noviembre y los deslizamientos de terreno de marzo, ha sido con participación de la comunidad. Aquí, con la vaguada se afectaron 75 familias y 12 más sufrieron pérdida total de vivienda. Se logró incluso conseguir algunas cocinas eléctricas, para los que incluso sus bombonas se las llevó la quebrada. En su momento hubo atención, pero fue una atención fugaz, después que se sacaron las fotos y terminaron el protagonismo. Los que estamos afectados somos los dolientes de la situación, y no fueron pocos los que se quedaron con una mano atrás y otra adelante. Nosotros estamos esperando que alguien haga la benevolencia de enviar maquinaria, pues se trata de una situación crítica, y si usted ve, hay lugares donde la quebrada apenas está a centímetros de la calle; por ejemplo, la casa de mi padre estaba alejada 12 metros y ahora está a metro y medio. Es lamentable ver la desidia de los entes gubernamentales, porque si nosotros tuviésemos la capacidad económica habríamos pagado una máquina, pero a duras penas tenemos para comer.
La circunscripción entre municipios de San Joaquín ha sido, antes que una ventaja, un escollo para dar con las soluciones; por encima de estas consideraciones político-administrativas, la comunidad se considera una sola.
—Nosotros aquí no tenemos divisiones territoriales -continuó Bonilla-, aquí solo somos una comunidad y si los de allá pertenecen a Capacho Nuevo, y los de acá a Táriba, a la larga somos los mismos que todos los días nos vemos las caras en la bodega, en la misa, en las votaciones –que es cuando se acuerdan de uno, que es cuando las autoridades se declaran en empatía con los problemas de la comunidad… de resto, vivimos en un completo y total abandono.
Unión en los Zorca…
Pero la preocupación no se ha circunscrito a San Joaquín, pues las comunidades aledañas de Zorca-Providencia, Zorca-San Isidro, Piedecuesta, El Paraíso y Puente Azul, se han sumado al clamor general, en tanto conocen en carne propia la furia de La Zorquera, más si revienta de golpe, luego de acumular energía y peso al represarse. Por eso, como vecina angustiada, Leonor Duarte participó en una reunión de consejos comunales de la zona, convocados de emergencia por la eventualidad.
—Estamos viendo -declaró Duarte- la manera, entre todos, de llamar la atención de las autoridades sobre esta situación; yo perdí casi todos mis bienes materiales por la vaguada de marzo, y los habitantes de esta zona no estamos dispuestos a que otra crecida se lleve lo poquito que hemos levantado. Si no nos hacen caso, se procederá a medidas de calle para presionar.
Contemplar la protesta pacífica, es otra de las medidas que Wilkie Gómez, en representación del consejo comunal de San Joaquín, no descarta, sobre todo teniendo en cuenta la problemática conexa a los desastres naturales ocurridos: la mala vialidad y el aislamiento al que se ve sometido su comunidad. Un camino real apenas permite el paso de peatones, por lo que antes era la vía principal; no obstante, la agudización del derrumbe de estos días y las próximas precipitaciones, a la larga terminarán sellándolo. Hacia Buenos Aires, las motocicletas se aventuran por una senda en malas condiciones.
—Se nos ha dicho que hay un proyecto –expuso ante los presentes a la reunión- para la vialidad, pero necesitamos que se concrete pronto, si no seguiremos incomunicados. Ante todos estos problemas, nosotros vamos a dar un lapso de tiempo para agotar todas las medidas administrativas y tocar los entes encargados; si no recibimos respuesta, máximo en una semana, procederemos a la protesta pacífica.