Regional

Las aguas estremecieron la tierra en barrio Eleazar López Contreras

18 de junio de 2025

38 vistas

La historia del barrio Eleazar López Contreras, administrativamente en la parroquia San Sebastián del municipio San Cristóbal, ha sido de confrontación con la naturaleza y confrontación con sus propias carencias y problemas sociales. Pero este “remezón” no discriminó paredes de latón o de ladrillo

Freddy Omar Durán

Desde la noche del pasado viernes, los habitantes del barrio Eleazar López Contreras, en su vecindad con un río Torbes enfurecido, no podían pegar los ojos a la espera de un desbordamiento. A eso de las cuatro de la madrugada se llevaron la sorpresa de escuchar el crujido de sus casas, que cedían a un terreno que se hundió.

“Fue como una película”, contó Verónica Betsabe López, una de las mujeres que han estado ejerciendo el liderazgo para ayudar entre los vecinos a afrontar una nueva existencia, de al menos 80 personas que lo perdieron todo y otras que no pueden posponer el desalojo al también sufrir sus viviendas los embates de la naturaleza.

Son bastantes los problemas por vigilar: Por un lado, la atención de quienes tomaron refugio en un campamento ya más seguro en cercanía de la Troncal 5 y que atiende tanto personal de Defensa Civil como organismos de seguridad; por otro lado, el cerco a los saqueos, y para eso se hicieron presentes la Guardia Nacional Bolivariana y Politáchira.

En la noche del lunes se reportó que, al menos, seis personas movilizadas en motocicletas pretendían aprovechar la situación de indefensión para el pillaje, pero la comunidad les pudo hacer frente, a pesar de todo el agotamiento padecido en estos días.

Una de las veredas quedó profundamente rota y hundida. Ahora hay que usar una escalera para pasar de un lado a otro. (Foto/Tulia Buriticá)

En ese sentido, los que perdieron sus viviendas el martes sacaban los objetos de valor que tenían en un largo camino antes emparejado y ahora una colección de pequeños y grandes barrancos, y que va a dar a un tembloroso puente del hierro, por el cual en manadas tuvieron que escapar con los primeros rayos del sol del sábado 14 de junio.

Desvelada por el estruendo del Torbes, a unos cuantos metros de ella, una señora llamada Génesis salió a dar la alarma al resto de los vecinos, luego de que el crujido y las grietas activaron su instinto de supervivencia. Afortunadamente la rápida evacuación salvó vidas.

— Mi hermana afortunadamente pudo sacar a sus dos niñas y mi mamá, de 88 años. Las casas comenzaron a “totear” y “totear”, y para el suelo se fueron. El terreno comenzó a caer y también a levantarse. Eso fue un remezón de tierra terrible y hasta ahora no sabemos cómo exactamente pasó— relató uno de los vecinos.

Entre los escombros se ven, por ejemplo, dos casas que antes estaban unidas y ahora separadas a lo largo y a lo profundo, aproximadamente tres metros. En un punto de la vía quedó un barranco que ahora se escala en escalera y que ha dejado al descubierto una tubería de aguas blancas.

Los terrenos cedieron, según dicen los habitantes del sector, por las aguas que de manera subterránea corrieron con igual violencia a la que mostraba el río Torbes frente a ellos, y que tal vez habría alimentado una laguna que se encontraba en lo alto del área montañosa en donde se asentó ese barrio con más de medio siglo de existencia.

En las 16 casas totalmente colapsadas sus habitantes no podían creer como, minuto a minuto, crecían las grietas y se escuchaba la demolición “espontánea”. Otras 60, si bien están en pie, sobre lo que sostienen sigue en movimiento y un invierno en ciernes poco contribuirá a su estabilidad, por lo que la conclusión técnica es proceder al desalojo.

Años de historia

De inmediato en el lugar se hicieron presentes el gobernador Freddy Bernal y el alcalde Silfredo Zambrano, así como el ministro de Obras Públicas, Juan José Ramírez, junto a otros representantes del Poder Ejecutivo nacional. Y de esos encuentros entre los altos mandos y los damnificados surgieron promesas, a las cuales se han aferrado los que lo perdieron todo, y que aseguran harán valer con rigor.

Entre esas medidas estaría el traslado a un galpón de los damnificados, algo que aceptarían de manera provisional hasta tanto se dé la solución habitacional definitiva.

Mientras tanto algunos permanecían en el campamento, donde se les proveía de alimentos y atención médica; no obstante se determinó que los menores de edad y personas de la tercera edad, como población más vulnerable, solo se resguardarán allí en el día en compañía de sus seres queridos, y que en la noche se alojarán mejor en casas de otros familiares, en una situación de mayor comodidad, sin pasar por la incomodidad de tener que dormir en el suelo.

Algo que ha gratificado tan amargos momentos, ha sido la solidaridad de otros tachirenses, incluso de aquellos que residen en otras partes del mundo, con ayuda consistente de comida, agua y medicamentos.

—Tenemos una familia aquí con cuatro pacientes de cáncer, y otro en estado terminal. Hemos recibido mucha ayuda de gente de “afuera”. Algunos pudieron recuperar sus corotos; pero otros lo perdieron todo. Le pedimos al señor Alcalde que nos olvide y no nos tenga engañados, que nos den una respuesta lo más pronto posible. Nos intentaron robar en el campamento, cuando nada tenemos, y perseguimos a los que intentaron hacerlo y pusimos la denuncia en la alcabala de El Cucharo y entonces ahí sí acudió la policía— narró la señora López.

Los que llevan toda una vida en la zona cuentan que una emergencia similar habría ocurrido hace 30 años, trayendo la caída del puente, pero no con la gravedad de lo recientemente acontecido. De hecho, alguien señaló una zona boscosa anteriormente habitada, hasta que la naturaleza determinó “reapropiársela”.