Con toda la riqueza del imaginario popular, la escritora Ana Raguá presentó su libro “Leyendas, Mitos e Historias de Mi Táchira”
Norma Pérez
Guardianes en La Niebla es una narración acerca de los numerosos duendes que se encuentran diseminados por el municipio Junín. Éste es uno de los veinticinco relatos del libro de Ana Raguá Vergara, “Leyendas, Mitos e Historias de Mi Táchira.
Resultado de una acuciosa investigación, sale a la luz esta obra, que permite al lector aproximarse a través de las letras, al imaginario popular.
“Fue una indagación de dos años, quise hacerla porque admiro las bellezas de mi estado, su identidad; me interesé porque hay poco escrito sobre esto, el más importante es el trabajo realizado por Lolita Robles de Mora. Tuve muy buenos asesores, como el Cronista de San Cristóbal Luis Hernández Contreras, Boris Salazar, quien me enseñó la bitácora de investigación”.
Las páginas de “Leyendas, Mitos y e Historias de Mi Táchira” contienen 25 relatos que cuentan El encanto de la laguna de Puente de Oro, el encanto de la laguna de la aldea La Honda, el encanto de la laguna de aldea El Diamante, en encanto de la laguna de la aldea Buenos Aires, Caño de Agua, Los guardianes del Chorro del Indio, Encuentro con el oso frontino, La Virgen de la Fortuna y La botija del árbol.
También incluye El espanto del río Carapo, Aquí cada quien hacía su ataúd, El auto fantasma, El túnel de Marcos Pérez Jiménez, El embrujo de la montaña, Un hombre a caballo, Angelitos en La Trampa, La Misa pendiente, Guardianes en la Niebla, La Casa embrujada de la aldea La Blanquita, La siembra del agua, Los encantos de la montaña de Buenos Aires, El cementerio indio, Cuento de arrieros, La siembra del agua, y Tobol tobito López de Bolívar”.
La autora
Ana Raguá Vergara nació en Delicias, municipio Rafael Urdaneta; pero desde muy pequeña se trasladó con su familia a la capital de Junín. En la edad adulta, decidió estudiar una carrera universitaria y egresó del Instituto Pedagógico Rural Gervasio Rubio como profesora de música. Comenzó a escribir desde el 2014.
“Me interesé por escribir debido a que en mi trabajo como docente debía investigar, pues había una serie de requerimientos en la planificación para cubrir. Al revisar aspectos sobre la historia local de Rubio, no había imágenes de los indígenas que poblaron esta zona, de modo que las dibujé y acudí al Cronista que en ese momento era Jesús Acevedo, quien terminó siendo mi tutor en la parte de las letras. Me invitó a hacer un diplomado en historia local y me orientó sobre cómo comenzar a narrar el legado cultural de los aborígenes”.
De allí surge su primer libro, El Mito de Manaure, que no pudo publicar debido a la situación económica por la que comenzaba a atravesar Venezuela. Aún se encuentra inédito.
“En esta nueva obra se incluye una parte de ese libro. Además, hay una serie de relatos donde la información se recopiló por medio de testimonios en los diferentes sitios que visité”.
Valioso aporte
Este fin de semana se llevó a efecto el bautizo y la presentación de Leyendas, Mitos e Historias de Mi Táchira”, en la Estancia Padilla Gilly, ubicada en Rubio.
Al simbólico acto asistieron personas vinculadas al quehacer cultural de la región; como invitado especial, el antropólogo del Museo del Táchira, Anderson Jaimes, quien tuvo a su cargo la presentación del libro.
Sus palabras se orientaron a resaltar el valor cultural ancestral que encierra, y el aporte que hace a la literatura de la región.
Para amenizar la velada, se hicieron presentes la agrupación Son 5 y Celia Marcano, quienes deleitaron al público con sus interpretaciones de temas tachirenses.
La obra tiene 80 páginas y es publicada por Zócalo Editores, que dirigen Adolfo Segundo Medina y Elí Caicedo. Todo se realizó por autofinanciamiento; quien desee adquirirlo puede comunicarse con la autora por el 0414 7521972 para encargarlo, pues es una edición limitada.
“Es una muestra fehaciente de la capacidad expresiva del tachirense, nuestro estado tiene muchas leyendas, mitos e historias y el libro está inspirado en el gentilicio del pueblo. Es un recorrido por valles, montañas, caminos y, aldeas y caseríos”.
Para Ana Raguá es muy satisfactorio ver que su esfuerzo dio frutos y se hizo realidad.
“Para mí ha sido muy satisfactorio ver la publicación de mi trabajo. Investigar sobre esto fue maravilloso, pude interactuar con la gente de las aldeas y caseríos, con su manera particular de expresarse. Estos relatos salen del corazón del pueblo, constituyen lo más genuino de nuestra identidad”.
A la vuelta de una página, en un rincón o en las sombras, aguardan los fantasmas, los encantos, los embrujos. Un reencuentro con el pasado, con las historias que permanecen en la memoria colectiva.