En la capital tachirense, ningún tipo de avenida, calle o carrera se encuentran vedados a los huecos y al abandono gubernamental, ya que, en casi todas las vías de la ciudad, se puede apreciar el alto grado de daños en ellas.

En la avenida Manuel Felipe Rúgeles, o mejor conocida como la vía del muro de La Guacara, convergen toda esta serie de problemas, los cuales además de representar un elevado riesgo para la movilidad, se convierten en factores que pueden causar una tragedia.

No en vano, en un pequeño tramo de apenas unos cinco metros, los conductores que conducen desde la Octava avenida hacia el empalme con la carrera de La Guacara, deben sortear una serie de cárcavas y huecos, que se han formado en la carretera, lo que a diario genera algunas colas y tranconazos, pero, sobre todo, afectaciones en los vehículos.

 En este punto, parte de la calzada se ha escarificado, ello a causa de la ausencia de drenajes, lo que ha posibilitado la formación de una laguna, que sin lugar a dudas incide sobre el estado de la vía.

 Quienes toman este pequeño tramo de la vía, suelen intentar esquivar la gran cantidad de agujeros, pero sin éxito, ya que deben someter a los automotores a golpes y maltrato en las autopartes de amortiguación.

  Al igual que otras zonas verdes de la capital tachirense, en este tramo de la avenida Manuel Felipe Rúgeles, la maleza invade los pocos espacios ornamentales, por lo que es deducible la ausencia de mantenimiento de estas áreas.

 En este mismo sector, un poste del alumbrado público, es un peligro latente, ya que parte de su base y que sostiene la estructura, está completamente carcomido por el óxido, lo que sin duda es una amenaza que en cualquier momento puede concretarse como una tragedia.

Pablo Eduardo Rodríguez