Regional

“Luego de superar este contagio, la calle no resulta nada fácil”

15 de enero de 2021

1.592 vistas

“Dios existe, de su mano vencimos la angustia y, con ello, al covid-19”, dijo Nancy Porras.


“Yo tengo salud, si me contagio de covid-19, creo que voy a salir. Esta frase la repetí varias veces, pero una noche, cuando sentí ardor de garganta y tos, el miedo me acosó”, escribió en esta crónica la periodista Nancy Porras, personal de Diario La Nación, destacada en la fuente de Salud, quien superó el covid-19 en su hogar, en Palmira.

Por prevención, en su casa, todas las noches, comenzaron con inhalaciones. De repente, un hermano que vive cerca llegó y les dijo: “uyy, aquí huele mucho a eucalipto”. Este hecho les llamó la atención, pues no percibían el olor, y comenzaron a oler otras cosas. “Yo, relativamente, percibía los olores, pero mi hermana Zoraida no”.

Es covid-19

Consultaron a un doctor amigo, un ángel de la guarda, y les ordenó una radiografía. Era domingo. Dos de la tarde. No había gasolina, tampoco un carro disponible, y no tenían pesos. Este es parte de su relato:

—Comenzó la agonía. Como pudimos, llegamos a Táriba. Las radiografías de mi hermana y la mía reflejaban una neumonía leve. Al parecer, en mi caso, estaba un poquito más avanzada.

En un apartamento donde había compartido con  Iris y Janet, mis otras dos hermanas, una sobrina y su bebé de cinco meses de nacida, el ambiente también estaba tenso y la conclusión fue que  estábamos contagiadas de covid-19: mis tres hermanas, mi sobrina y yo; a la bebé, quizá por esa condición de recién nacida, el virus no la afectó.

Más miedo

—Este ambiente de angustia aumentó al pensar en mamá, la más delicada de todas. Es persona de alto riesgo, por su edad. Ese mismo domingo, como pudimos, se bajó a Táriba para hacerle la placa, pero salió perfecta. Estaba sana. Gracias a Dios. De inmediato, un hermano se la llevó a su casa en  Peribeca.

Qué más razón, en esos momentos de apremio, para arrodillarse ante Dios y darle las gracias por la salud de mamá.

Dos hermanas estábamos en Palmira, aisladas en casa, y las otras tres se encerraron en un apartamento, por cierto, muy pequeño, y comenzaron los días difíciles.

En plena cuarentena y sin dinero para costear el tratamiento, pero, por obra también de Dios, llegó y pudimos comprarlo.

Proceso infeccioso

—Nos hicimos los primeros exámenes: hematología completa y PCR, ambos demostraron que había un proceso infeccioso, pruebas que fueron vistas por el primer médico que nos atendió y el doctor Francisco Tascón, intensivista que labora en el hospital del Seguro Social y quien luego de una guardia nos visitó.

Sin miedo, el doctor Tascón se acercó, nos revisó, chequeó los exámenes y nos colocó el oxímetro, que registró 88. “Están bien, pero hay que actuar de inmediato”, dijo.

Aumentaron los momentos de angustia, porque había que inyectarse y nadie quería comprometerse. Todos tenían miedo. Estaba indicado el clexame, inyección intradérmica, pero no conseguimos quién la aplicara; es por ello que decidimos hacerlo nosotras mismas. Nos llenamos de ánimo y así lo hicimos.

Y sigue la angustia

Pero faltaba la dexametasona, inyectada. No fue fácil encontrar quién la colocara. Por fin, de nuevo, una luz alumbró este camino: un enfermero del CDI nos ayudó. Vino a la casa, entendiendo que no se podía salir.

Superado el primer día de tratamiento, comenzamos a pensar en qué haríamos al otro día para inyectarnos. Esta vez hablamos con personal de Protección Civil que días antes nos había visitado, incluso pensaban que tenían que sacarnos para llevarnos al Hospital, luego de ver las placas.

Contactaron a una doctora, profesional con mucha mística que siguió atendiéndonos, no importándole que fuera sábado o domingo, si llovía, si había calor o era de noche.

De verdad, con ella eternamente agradecida. Siempre nos dijo, ‘estoy a la orden’ y su saludo siempre fue ‘¿cómo están?’.

Por ser un pueblo pequeño, muchos sabían que teníamos covid-19 y pasaban por el otro lado de la acera; pero otros, en cambio, se acercaron. Nos traían las medicinas, hierbas, y no faltó la familia que, preocupada, lloró en silencio, oró y se exponía para traer lo necesario.

Miedo y ansiedad

Mientras vivíamos esta historia, muchas horas se hicieron eternas y más cuando se iba la luz. Intentábamos mirar para el techo, mientras muchas lágrimas caían. Pensamos que íbamos a morir.

Tiempo sobraba para preocuparnos por nuestras hermanas de San Cristóbal, también contagiadas; por cierto, una médico; encerradas y enfrentando esta dura prueba y con una bebé a quien cuidar.

Mientras tomábamos el sol, en búsqueda de la vitamina D, porque dinero no había para comprarla, nos preguntábamos: ¿Qué hacemos si nos complicamos?; pero, gracias a Dios, todo salió bien.

Buenos resultados

En la segunda placa, mis hermanas y yo salimos bien, igual que en los exámenes, según los dos amigos médicos tratantes. A los 22 días nos dieron de alta, pero advirtiendo que teníamos que tener mucho cuidado.

Pero, luego de superar este contagio, la calle no resulta fácil. Todo da miedo, y la angustia acompaña en cualquier momento, no sabemos por qué, pero está ahí, quiere llevarnos por caminos inseguros y es por ello que, luego de tres meses, aún hay miedo, temor, se extraña aquella rutina de la que tanto nos quejábamos, ese compartir en la calle, en la familia, en el trabajo, y la pregunta es cuándo volveremos a ser aquellos hombres y mujeres que reíamos, compartíamos, trabajábamos, llorábamos, pero no teníamos un virus que nos acechaba las 24 horas del día, que lleva consigo la marca de la muerte y que solo espera que nos rindamos para arrebatarnos la vida.

Sin embargo, contamos con un Dios y si ponemos toda la fe, saldremos airosos de esta batalla”.

(Nancy Porras/José Luis Guerrero)

¡Quieres recibir el periódico en la puerta de tu negocio!

1 Mes

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 5% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post 1 historia

Mensual
54.000 Cop

Pago único

Suscribirse

3 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 10% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
51.300 Cop

Pago único

Suscribirse

6 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 20% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    2 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
48.600 Cop

Pago único

Suscribirse