Regional

Luis Hernández Contreras: un cronista multifacético

9 de junio de 2024

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“Yo era un niño al que exhibían, porque a los cuatro años, sabía leer, sabía escribir, me sabía las capitales de los países del mundo, los huesos del cuerpo humano, entre otras cosas”, contó en su oficina de la Alcaldía de San Cristóbal.

Yenny Rozo *

Es un hombre sencillo y modesto, de hablar pausado, pero que en cada palabra emite un cúmulo de conocimiento, de sapiencia.

Escuchar al Dr. Luis Hernández Contreras es asistir a una clase de historia. Pero en vez de tornarse aburrida o monótona para algunos, remonta a los tiempos, personajes y situaciones que va narrando e hilando con mucha destreza y maestría.

Poseedor de una memoria prodigiosa, en lo que es de su interés: “Yo era un niño al que exhibían, porque a los cuatro años, sabía leer, sabía escribir, me sabía las capitales de los países del mundo, los huesos del cuerpo humano, entre otras cosas. Mi papá se sentía muy orgulloso”.

“Tengo una memoria entrenada”, afirma. Esto le ha permitido convertirse en un referente de la historia en el estado y a nivel nacional. Aunque confiesa: “Yo no me sé una canción de memoria, me cuesta muchísimo”.

Parte de la obra escrita por el Dr. Luis Hernández. Ya suma ocho libros. (Foto/Yenny Rozo)

 El Dr. Hernández pasa sus días entre libros, periódicos, archivos y documentos. Revisa, analiza, estudia, descubre y busca datos interesantes.

 Nació en San Cristóbal el 30 de julio de 1963. Hijo de una familia trabajadora. Sus padres, Carlos Hernández y Guillermina Contreras de Hernández. Gente humilde de le Villa de Juan Maldonado. Creció en un hogar sólidamente establecido, en el cual le dieron la oportunidad de estudiar y formarse.

“Soy católico, practicante, convencido”. Se confiesa devoto del primer obispo de San Cristóbal, monseñor Tomás Antonio Sanmiguel, a quien le pide constantemente por muchas cosas suyas.

Es casado, desde 1992. Tiene dos hijos y un nieto. Estudió bachillerato en el liceo Simón Bolívar. Se graduó como abogado, en 1990.

Realizó dos postgrados, uno en ciencias políticas en Mérida y otro en política cultural en Bogotá, aunque confiesa que quería estudiar medicina, pero debido a las circunstancias del momento estudió Derecho.

No ejerció como abogado, ya que sintió frustración: «Uno quiere en algunos detalles del Derecho auscultar la verdad, y eso le es prohibido».

 Se dedicó entonces a la investigación histórica. Confiesa que no es historiador de formación.

Se considera un investigador de la historia. Tal como lo fueron Ramón J. Velásquez, su amigo, con quien trabajó y que además fue tutor de su tesis en Mérida; Aurelio Ferrero Tamayo, Lucas Guillermo Castillo y Tomás Polanco, abogados, prestados a la historia: «Yo soy un abogado prestado a la historia”.

— ¿Qué lo motiva a levantarse todas las mañanas?

— El amor a mi trabajo. Amo lo que hago, me pagan por eso, aunque antes lo hacía sin que me pagaran -no duda en responder-.

Su inspiración para investigar

Comenta con mucho orgullo que su incentivo fue haberse ganado el premio que Don José Rafael Cortés le otorgó cuando Diario La Nación cumplió 10 años, en 1978.

Tenía solo 15 años, cuando ganó el concurso sobre la historia de «Petrolia del Táchira». Ese año se abrió para él una ventana que le señaló el camino recorrido hasta hoy. Dice que a raíz de haber ganado el concurso, se volvió famoso. Entonces en el liceo dictaba clases a sus condiscípulos.

«Me decía el profesor Carlos Batista: ‘Hernández, dé usted la clase de historia’». Ese fue para él un ejercicio de adecuación de la memoria.

Pero su inspiración fue la placa que con mucho cariño guarda al lado de su escritorio, la que el señor José Rafael Cortés le dio como premio en ese concurso, confiesa emocionado, con admiración y respeto por el fundador de Diario La Nación.

Al ganarse ese premio conoció a un joven profesor de historia de la ULA, Walter Márquez: «Él me orientó sobre cómo realizar este trabajo».

Reconocimiento de Diario La Nación, que incentivó su pasión por estudiar la historia. (Foto/Yenny Rozo)

“Comencé directamente en el Salón de Lectura, con los periódicos viejos.  Luego fui a Caracas a la Biblioteca y a la Hemeroteca Nacional, y desde allí mi pasión por la historia».

«También escuchaba las conversaciones que tenían los viejos amigos de mi papá, que también fueron mis amigos… Me contaban cosas de San Cristóbal, de Eustoquio Gómez, de los presos, de los músicos. Entonces yo fui creando un mundo interno, que se interesaba por la historia”.

Cuenta el Dr. Hernández, con la modestia y humildad que lo caracterizan, que cuando en el 2015 tuvo que sustituir al Dr. J. J. Villamizar Molina como cronista de la ciudad, eso constituyó un reto, porque el excronista es una mente brillante como pocas.

En ese momento, Hernández ya tenía 25 años investigando la historia, y no llegó a improvisar. Confiesa que no fue nada fácil.

De las muchas historias que ha contado sobre San Cristóbal, no tiene predilección por alguna en particular, refiere que una va complementando a la otra.

 Este trabajo de contar la historia, para él desde el punto de vista físico es imposible, dice, porque cada día aparece información adicional que permanecía oculta en periódicos, archivos y documentos.

Respetar lo investigado

En el campo de la historia le preocupa la indiferencia, la poca preocupación por el resguardo de las fuentes históricas escritas. Como ejemplo, cita, la falta de extintores en el archivo histórico municipal, donde reposan 200 años de historia.

Aunque ya se ha avanzado un poco con la Ley del Cronista, aún faltan muchos aspectos a tomar en cuenta.

— Desde su papel como cronista, ¿cómo ha visto la evolución de San Cristóbal, desde sus inicios hasta hoy?

San Cristóbal es una ciudad construida a la fuerza. Cuando el español llegó y vadeó las quebradas, los riachuelos, esto no era un territorio para construir un asentamiento urbano. Es por esta razón que la ciudad está llena de quebradas embauladas, que con el pasar de los años y también por falta de mantenimiento, se están hundiendo. Sin embargo, San Cristóbal es producto del ingenio de los maestros de obra, ingenieros, arquitectos que han logrado vencer las dificultades geológicas propias del terreno.

Fue creada como «villeta de paso», no dependió de Pamplona, de donde surgió, siempre fue independiente. En 1856 su ubicación geográfica le dio una importancia notable.

Recuerda que el Libertador Simón Bolívar se quedó en esta ciudad más de ocho veces. Podía ir desde aquí hasta la actual Cúcuta y otras zonas de Colombia. Aunque fue nombrada “ciudad” por Bolívar en 1813, todavía algunos la llaman villa, aunque esto constituye una contradicción, un error histórico.

La radio, un ejercicio pedagógico

Luis Hernández también incursionó en la radio. Afirma que su paso por este medio de comunicación fue un ejercicio pedagógico que le permitió educar sobre aspectos de la música que eran manejados de forma errónea.

Su programa, Del Jean a la Etiqueta, en Radio San Cristóbal y otras emisoras estuvo varios años al aire, permitiéndole formar sobre su otra pasión: la música.

— ¿Cómo comenzó su pasión por la música?

— Estudié desde niño en la Escuela de Música Miguel Ángel Espinel. Tenía ocho años. Pasé un año estudiando teoría y solfeo, luego el piano y posteriormente el trombón de vara.

Comenta que tuvo muchas satisfacciones como músico. Fue director de la Banda Filarmónica Experimental desde 1981 hasta 1996.

Formó parte de la Banda del estado y de la Orquesta Nacional Juvenil en sus inicios. Fue director de la escuela de música, aunque por breve tiempo.

Fue a Caracas y a Maracaibo a estudiar dirección de orquesta. Cuenta que José Rafael Cortés le ofreció apoyo económico y emocional. Gracias a él, consiguió una beca para ir a estudiar a Europa, aunque por una situación de salud de su padre no pudo viajar.

Dr. Luis Hernández Contreras. Cronista de la ciudad de San Cristóbal. (Foto/Yenny Rozo)

Dirigió orquestas en Maracaibo, Mérida, también a grandes solistas nacionales e impulsó a quienes estaban comenzando.  Manifiesta que es un «difusor de conocimientos musicales a través de un instrumento».

Técnicamente, afirma que la generación actual en el mundo musical es mejor que la de antes.

Movimientos como el sistema de orquestas y coros del maestro José Antonio Abreu, la posibilidad de que algunos pudieran ir al extranjero, la formación y masificación en el ámbito de música han permitido un crecimiento y desarrollo notable de los músicos venezolanos.

En el mundo musical, uno de los grandes desafíos que enfrentó fue la incomprensión, la ingratitud, la vanidad de algunos: “Es algo que aún sufro, por eso me he alejado un poco del ambiente musical”.

Aunque en la actualidad ya no dirige o ejecuta a nivel de orquesta, piensa que tiene un papel fundamental trabajando la música a manera de investigación histórica.

En cuanto a sus géneros musicales preferidos, le encantan el jazz, la música venezolana, la música tachirense, la música americana, la eclesiástica… y hasta los vallenatos, si están bien hechos.

Fue un músico de andar con su trombón de barra guindado en su estuche, tocaba en las retretas de la plaza Bolívar. Recuerda que regresaba a su casa, los domingos en la noche, a pie: “Nunca me atracaron, eran otros tiempos”.

— ¿Cómo equilibra su tiempo de cronista con otras actividades?

— Yo soy esclavo de una agenda, porque hago múltiples cosas. En lo intelectual, tengo mis propios proyectos, a eso le dedico una buena parte del tiempo, en privado.

En la soledad de su biblioteca, escribe, sin que nada lo perturbe. Sin llamadas telefónicas, sin visitas. Ese trabajo lo hace a diario y dedica alrededor de 8 horas para ello.

Los medios de Comunicación en San Cristóbal y Venezuela

En el contexto actual, los medios de comunicación han cambiado. Los percibe solitarios. Antes era difícil, por ejemplo, encontrar estacionamiento en Diario La Nación, ahora el acceso es más fácil, señala.

Un elemento nostálgico que extraña de los medios, es el periódico impreso. «Ya casi nadie lee periódico». Para él, este fenómeno se debe en gran parte al uso de la tecnología.

La radio en la que trabajó, también ha cambiado. «Ahora, el locutor también es operador. Yo no viví esa época. Yo no sé operar una emisora de radio».  Comenta que muchos de sus amigos se adaptaron a los cambios, él no.

«Los periodistas de antes no tenían sangre en sus venas, por ellas corría tinta», esto lo dice en referencia a quienes trabajaban en los periódicos antiguos. Leer una información de esas en la actualidad, aporta conocimiento, es valiosa.

Para el Dr. Hernández, la información plasmada en la actualidad es distinta, es muy vaga, hay poca investigación por parte de algunos periodistas, son pocos los que aman y viven el periodismo de verdad.

La pérdida de la línea editorial, la brevedad de la información, la tecnología, entre otros factores, afectan gravemente la realidad de los medios.

«Todo es light, nada es denso. Eso está matando el corazón de la información. Hay que ponerle amor, pasión e investigación».

Sin embargo, reconoce que se están haciendo esfuerzos sobrehumanos para mantener, en el caso de los periódicos, las ediciones impresas.

Considera que es una etapa de transición, de adaptación a los cambios, que supone una introspección por parte de quienes informan. Dentro de veinte años se verá el panorama que resulta de estos cambios en los medios.

— ¿Cómo se relaciona usted con la tecnología actual?

— Yo leo la prensa, por Internet, oigo radio ante todo. Utilizo la facilidad que me brinda la tecnología. En mi caso me es muy útil, por poner un ejemplo, el escáner. Ya no me llevo los libros o periódicos para la casa, escaneo y listo, tuve que habituarme a ello. Trato de no quedarme atrás.

Otra de las facetas y pasiones del Dr. Luis Hernández, es escribir. Desde 1999 ha publicado varios libros, siempre a través del sector privado. Por sus propios medios, fundó una empresa con su esposa e hijos.

Esa empresa se llama Producción Cultural Tachirense, a través de ella ha publicado ocho libros. Los demás han sido siempre financiados por la empresa privada. Aunque publicar en físico es una tarea muy difícil en la actualidad, no la descarta del todo.

Proyectos a futuro

Este hombre incansable en el estudio acucioso de la historia, no se detiene. Entre sus proyectos a futuro, destacan un diccionario tachirense sobre personajes notables de la región, ya fallecidos, y otro diccionario de San Cristóbal, que cuenta aspectos interesantes de la ciudad.

Quiere escribir historia para niños, libros de historia para primaria, de manera sencilla pero ordenada.

Está grabando un programa con la Televisora Regional del Táchira llamado Crónicas de San Cristóbal, que saldrá al aire probablemente los primeros días de junio de este año.

El consejo para quienes desean incursionar en el mundo de la crónica, es empaparse de la historia ampliamente, no solo de los aspectos elitistas, conocer hasta los más mínimos detalles es importante.

*Pasante/ULA

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