Regional

“Mafias se apoderan en el estado Táchira de la distribución de la gasolina y del gas”

31 de agosto de 2018

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Los   sancristobalenses deben padecer a diario largas colas y tediosas horas de espera para lograr abastecerse de gasolina para sus vehículos, situación similar  para la adquisición de gas doméstico  necesario en  la elaboración de sus alimentos.

Estas dos actividades antiguamente simplemente requerían algunos minutos, pero que actualmente son casi imposibles de realizar, ya que  de acuerdo a las denuncias de los ciudadanos “verdaderas mafias y grupos organizados, son los que manejan la distribución de estos productos de primera necesidad”.

La venta de gasolina y cuya distribución está destinada a las diversas estaciones de servicio en la capital tachirense, se ha convertido en una ¨mina de oro¨ pues tanto despachadores de estos puntos, como autoridades policiales, se dan a la tarea de cobrar elevadas sumas de dinero a los llamados ¨coleados¨ sin que estos tengan que soportar horas de espera.

En casi todas las bombas de la ciudad, el fenómeno de la corrupción, tanto de empleados de las estaciones de servicio al igual que autoridades que aparentemente deben velar por la libre venta de la gasolina, ejecutan cobros que van desde los cinco mil a diez mil pesos colombianos o en su defecto, 200 mil Bolívares Fuertes  o 2  Bolívares Soberanos, ello para evadir las colas que realizan las personas que acuden a las bombas con la intención de llenar el tanque de sus automotores.

“Este tipo de práctica, la realizan de manera descarada los llamados isleros o bomberos, siempre con la complicidad de efectivos policiales o uniformados, ello también vale la acotación, con la participación de un ¨mosco o potero¨ que se encarga de los cobros de las elevadas sumas de dinero y quienes mayormente son los que ¨marcan¨ los vehículos que serán privilegiados para el llenado de los tanques”, narró uno de los conductores afectados por la larga espera para comprar gasolina.

A diario y por estos hechos de corrupción, suelen ocurrir disturbios en las bombas de servicio y hasta confrontaciones, ya que las personas que realizan las colas, no soportan tanta corrupción y suelen protagonizar hasta trancones en el servicio.

Verdaderas bandas, entre las que se cuentan los empleados de las estaciones de servicio y autoridades, manejan a su antojo la distribución de gasolina, generando un colapso en este sector. (Foto/Tulia Buriticá)

Los abusos de los motociclistas

Motociclistas, que cuentan con el aval de los empleados de las bombas, suelen conformar ¨carteles¨ para la adquisición de gasolina, ya que es inaudito que estos ingresen a  una misma estación de servicio hasta siete u ocho veces en un mismo día, siempre bajo la práctica de pedir unos litros de combustible a los dueños de carros, lo que es una modalidad de bachaqueo, para luego revender el producto,  con la cooperación de los mismos empleados de la bomba.

No en vano muchas personas, deciden realizar listas y hasta marcar los vidrios de los automotores para evitar que se ¨coleen¨ personas ¨vivas¨, no obstante esta práctica es poco efectiva, pues en los puntos de llenado o surtidores, los bomberos suelen meter a quienes les cobran por el servicio.

Mafias de distribuidores de gas

Cierres de vías a diario por la falta de gas doméstico, protestas generalizadas por la falta de este producto de primera necesidad, permite que los distribuidores que laboran en los camiones, hayan convertido este servicio en un negocio redondo, pues quienes quieran adquirir una bombona de este, deben  cancelarles entre 200 mil y 3000 mil bolívares del viejo cono monetario, toda vez que los Soberanos aún no llegan a  manos de la población.

Los encargados de llevar a las casas el gas, a realizan paradas  ¨espontáneas ¨en barriadas donde a sus anchas cobran lo que les place: una bombona de 18 kilos cuyo costo es de 250 bolívares del viejo cono monetario, la venden por más de cien veces su valor, incluso ¨ofertan¨ las bombonas entre los 8 mil  y quince mil pesos.

Es tal la anarquía de los conductores de estos camiones distribuidores, que en restaurantes una bombona de 43 kilos la venden en 500 mil bolívares, precio que los dueños de los negocios deben cancelar o sencillamente no cuentan con el producto.

Quienes acuden a las plantas de llenado en la avenida Libertador o  de El Cucharo, no escapan a la ¨vacuna¨ por  la venta de gas, ya que cancelan por ¨colaboración¨ entre cinco y die mil bolívares por una bombona, cobros por demás ilegales, ya que el valor del contenido de cada bombona es inferior al que pagan.

Lamentablemente estos actos de corrupción, se cometen públicamente sin que hasta el momento ningún funcionario del alto Gobierno se pronuncie, más aún cuando para el estado Táchira, le fue designado un ¨ protector¨.

Pablo Eduardo Rodríguez

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