Norma Pérez
A dos meses de haber iniciado el periodo de cuarentena como medida de prevención ante la pandemia de la COVID-19, la ciudad de Rubio muestra un fuerte contraste en su actividad.
A diferencia de las primeras semanas, cuando calles y avenidas lucían vacías, sin transeúntes ni carros, ahora en horas de la mañana y hasta el mediodía la capital de Junín parece haber recobrado su normalidad.
Negocios abiertos, ventas callejeras y vendedores ambulantes ofrecen su mercancía a quien desee comprar. Se observan filas de personas a la espera de ser atendidos en las farmacias que despachan los medicamentos a través de una ventanilla o reja, al igual que algunos expendios de alimentos, donde la gente hace cola olvidándose del metro y medio de distancia.
En las tiendas la gran mayoría de dependientes cumplen con el protocolo de portar tabapoca, guantes, y en algunos lugares a la entrada dispensan agua jabonosa o gel antibacterial a los clientes para que desinfecten sus manos; tampoco permiten aglomeraciones dentro de los locales y solo dejan entrar en pequeños grupos.
En la calle la situación cambia y se ven muchas personas haciendo mal uso de la mascarilla, pues se la colocan en la barbilla, otros solo se cubren la boca y no la nariz, se la retiran para hablar y en el peor de los casos no la utilizan.
Aún cuando el llamado de las autoridades locales es a que un solo miembro de la familia realice las compras, en numerosas ocasiones se hace omiso y hay muchos padres que llevan a sus niños.
En el mercado municipal y calles aledañas, en la popular calle “Colombia” y zonas céntricas es donde hay mayor concentración de personas y comercio activo. Las aceras lucen abarrotadas de gente. Esto hasta la una de la tarde, aproximadamente.
Desde la semana pasada se reactivó el suministro de gasolina a vehículos particulares, de acuerdo al censo del Registro Único del Parque Automotor con un llenado de 25 litros de combustible por tanque.
Recientemente el alcalde del municipio Junín, Ángel Márquez, dio a conocer que se restringen las ventas en el mercado municipal y alrededores para los días martes, jueves y sábados con el fin de controlar el flujo de personas.
Las iglesias permanecen cerradas y los sacerdotes ofician las misas sin feligreses, aún cuando el pasado jueves se abrieron las puertas de los templos para efectuar una jornada de oración y adoración al Santísimo Sacramento.
Situación del transporte
El transporte público urbano comenzó a funcionar con algunas unidades para facilitar el traslado de las personas que salen a efectuar sus compras y diligencias; también están los vehículos “piratas” que ofrecen este servicio.
Pero el caso del transporte suburbano que cubre la ruta Rubio-San Cristóbal y viceversa no es similar, ya que a la fecha continúa la suspensión de movilizar las unidades hacia la capital del estado Táchira para trasladar pasajeros.
Al respecto, la presidenta de la asociación civil Líneas Unidas y representante de Flota Junín, Erika Ramírez, manifestó que tanto los conductores de estas líneas como de los expresos Delicias y expresos Rubio que también cubren esta ruta, se encuentran en estado de desesperación, ya que a pesar de haber sido muy disciplinados en cuanto a las medidas adoptadas por el gobierno nacional y regional, no escuchan sus propuestas.
Agregó que la situación es «insostenible» para todos quienes dependen económicamente de su trabajo y que, a pesar de que hay mayor normalidad en las actividades, los únicos a quienes no se les permite trabajar es a ellos.
“Ya agotamos los ahorros y no tenemos cómo llevar el sustento a nuestros hogares. Hay un caso de un joven que labora como avance y la semana pasada sufrió un infarto por la angustia de no contar con un ingreso para sostener a su familia”, manifestó Erika Ramírez, quien pide a las autoridades que sean flexibles y lleguen a un acuerdo, pues están dispuestos a cumplir con las medidas higiénicas necesarias y todo el protocolo sanitario para trasladar a los pasajeros.
Para tratar de buscar una solución, la presidenta de Líneas Unidas solicitó una reunión con el alcalde de Junín con la finalidad de proponer que los dejen comenzar a trabajar con pocas unidades por medio de turnos, los cuales finalizarían a mediodía.
A manera de conclusión expresó que esperan una pronta respuesta a este problema que les afecta en todos los sentidos y no pueden soportar más porque el trabajo que realizan día a día es el que les permite subsistir.
Panorama de la tarde
Después del mediodía los afanes pierden su ritmo, las personas recuerdan que hay una cuarentena y retornan a sus casas a cumplirla. Las calles se vacían, el comercio baja sus santamarías y cesa la actividad.
En caso de que haya energía eléctrica se retoman las labores domésticas y las distracciones hogareñas. Mientras tanto, se espera al día siguiente para aprovechar la mañana y terminar los pendientes. Así, hasta que vuelva la tan ansiada rutina de normalidad.