“La ULA-Táchira trabaja en estos momentos con una matrícula de 28%, hecho que resulta una de las situaciones más graves de esta casas de estudios, otro tipo de situaciones se pueden solventar pero sin estudiantes, sin muchachos en las aulas, es más difícil mantener la vida en las casas de estudios superiores”, declaró Omar Pérez Díaz, vicerrector académico de la ULA.
“Se pueden ajustar otras situaciones. Si hace falta papel, se pide aquí o allá, si no tiene tinta busca otra oficina para poder imprimir, pero sin los estudiantes es más complicada la labor universitaria y además, los profesores con ese sueldo de 6 mil 800 bolívares, no quieren trabajar”, expresó.
“En los colegios privados de primaria están ofreciendo un sueldo de 20 mil, 30 mil bolívares, de allí que prefieren aceptar la oferta de estas instituciones educativas privadas. No se puede vivir, con decir que se trabaja en la ULA. ¿Van a quedarse casi que aguantando hambre?, prefieren irse de las universidades y ofrecer sus conocimientos en primaria o secundaria”, aseguró.
De igual modo precisó que a pesar de todos se mantienen en expectativa, la inseguridad los está matando, falta realmente vigilancia, sobre todo en la parte interna de la universidad.
Desmantelamiento progresivo
«Solapadamente se ha producido un saqueo, han ido desmantelando poco a poco el edificio D, robaron los laboratorios, ya incluso los amigos de lo ajeno se metieron en el administrativo, nunca lo habían hecho, la oficina del vicerrectorado también la robaron», denunció.
Hecho que preocupa – dijo – porque no cuentan con presupuesto, hecho que impide que se pueda recuperar lo que se han robado. Se debe entender que la educación de calidad es una inversión social, si el estado no invierte aprobando un presupuesto adecuado, que se puede esperar. «Nosotros hacemos un esfuerzo pero poco a poco la calidad se va perdiendo».
Reiteró el educador que la situación es sumamente difícil en estos momentos, pero no es solo en la ULA, también sucede en el resto de universidades del país, que ven como poco a poco se deteriora su infraestructura, al tiempo que no aprueban los presupuestos adecuados y los jóvenes por la falta de incentivo debido a la realidad, descartan de sus planes la posibilidad de ingresar a las universidades para hacerse un profesional y luego, de acuerdo con sus conocimientos, adquirir un empleo que le garantice calidad de vida, al contrario, abandonan la posibilidad de seguir estudiando. Muchos ya se fueron del país o tienen planes de hacerlo en poco tiempo.
Nancy Porras