Regional

“Mi primera misa en la Basílica de Táriba”

11 de septiembre de 2023

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Humberto Contreras

“Hoy oficié mi primera misa acá en la Basílica de Táriba. Estoy feliz”. Así lo dijo el padre Leonardo Roa, un joven sacerdote nacido en Coloncito y ordenado en ceremonia especial el 20 de agosto pasado, en su población natal.

Este domingo, los feligreses que asistieron a la misa recibieron la información de parte del párroco de la Basílica de Táriba, Borel Arellano, de que el joven sacerdote oficiaría este día su primera liturgia en el templo mayor del Táchira.

Nos movió la curiosidad, luego de terminado el oficio religioso, y quisimos hablar con él, a lo que accedió gustoso, y muy seguro de sí mismo, como lo hizo durante el evento. Pero antes, ocupó un buen rato en hacerse fotos y recibir felicitaciones de muchos familiares y feligreses que acudieron a felicitarlo por su ceremonia, en la que se mostró muy seguro y convincente. Cuando se despejó el panorama, nos sentamos a conversar.

—Bueno, de verdad ha sido una maravillosa experiencia venir a celebrar aquí en el altar de la Virgen de Consolación. Es un regalo de Dios. Desde hace muchos años, en el caminar del seminario siempre le pedía a la Virgen de Consolación que me ayudara, que me iluminara el camino. Y de verdad que es una maravillosa experiencia poder venir a retribuirle, digamos, de alguna manera, esos favores que la Virgen hace por cada uno de nosotros.

Leonardo, quien es presbítero del Ordinariato Militar para Venezuela, nos agrega que como nosotros nos sacrificamos, porque todo en la vida se consigue con sacrificio, siempre tenemos la compañía de Dios y de la Santísima Virgen María.

— ¿Cómo se sintió hoy –domingo- aquí ante la celebración?

De verdad sentí una gran alegría poder celebrar aquí, poder estar, encontrar a tanta gente que uno sabe que siempre lo acompañan a uno con sus oraciones, a tanta gente buena de fe, gente que viene con mucha devoción al templo, que viene con mucha devoción a la Santa Misa, y que viene a escuchar la Palabra de Dios.

Palabra de Dios, continúa, que sirve tanto para el pueblo como para nosotros los sacerdotes, porque es la que nos edifica, es la que nos transforma y es la que nos ayuda a construir cada día el Reino de los Cielos en medio de la humanidad.

Padre, ¿usted va a seguir oficiando aquí?

— Bueno, yo continúo mi trabajo pastoral. He sido enviado al Ordinariato Militar de Venezuela a trabajar en Caracas, en el Instituto de Prevención Social de la Fuerza Armada, donde voy a desempeñar mi cargo pastoral, digamos, allí en medio de los militares.

¿Y aquí en la Basílica?

— Y aquí, bueno, hay que esperar a ver qué tiene Dios para nosotros. Usted sabe que a los sacerdotes nos van cambiando y nos van poniendo en lugares distintos. Pero la verdad que es una experiencia muy bonita. Como dice mucha gente, también allá hay pueblo de Dios. Y ellos, pues, también necesitan del mensaje de Dios, de la palabra de Dios que les fortalezca, que les edifique, que les ayude a superar también las dificultades, los problemas, los miedos, las limitaciones que puedan tener. Y dentro de sus aspiraciones, de sus sueños, porque igual ustedes son hombres y sueñan, claro, siempre pidiendo o contando con la ayuda de Dios.

— ¿Está en sus planes volver a la Basílica?

— Bueno, Dios siempre tiene el proyecto. Yo a veces me limito en pedirle a Dios. Si no, yo le digo a Dios, “Dios, usted sabe lo que uno necesita, lo que uno quiere”. Y si es su voluntad, pues Dios siempre termina sorprendiéndolo a uno. Claro, a veces uno no espera algo, o lo que usted espera, a veces Dios lo sobrepasa, cuando menos lo espera, pues Dios sale con muchas sorpresas.

Nos dicen por allí que uno estudia para el examen de las preguntas de Dios. Y cuando usted se sabe todas las preguntas, pues viene Dios y se las cambia. Muchas veces hay que dejarse sorprender y dejarse guiar por el Espíritu Santo. Así es. No es lo que yo quiera, no es lo que yo espero, es lo que Dios espere de mí. Y siempre, pues, tener esa disposición a responder con mucho amor y con mucha generosidad a esos llamados de Dios.

— ¿Qué le dice usted a su feligresía?

— Mi mensaje sería vivir con alegría cada día de la vida y siempre cumplir las cosas en el amor. Siempre hacer las cosas en el amor y, como dicen por allí, hacer siempre todo en nombre de Dios y verán que las cosas van a salir de la mejor manera posible.

Ese es el mensaje del padre Roa, egresado del Seminario Santo Tomás de Aquino, y ordenado hace apenas un mes en su pueblo natal, y luego de haber terminado su primera misa en la Basílica de la Consolación. Con un “Dios me los bendiga y hacer siempre todo en nombre de Dios”, nos despidió el joven sacerdote tachirense.

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