Más que un problema la migración venezolana es una oportunidad para Colombia. Esta fue la conclusión de los cinco ponentes internacionales asistentes al Seminario Internacional Cambios y Oportunidades en el contexto de Alta Migración, organizado por la Universidad “Francisco de Paula Santander” en Cúcuta.
Este fenómeno social se ha constituido en la migración forzosa más grande del mundo después de la crisis en Siria con la diferencia que en esa región del mundo está vigente un conflicto bélico. Para el sacerdote italiano y líder de los Scalabrinianos en Colombia, Francisco Bortignou, la migración ha ocurrido en todos los tiempos. En el caso venezolano ha sido impulsada por el caos económico, el desempleo, la pérdida de valores humanos y el desequilibrio social. “Los venezolanos buscan lo simple: el pan de cada día, el futuro para sus hijos, humanidad y ternura”
Considera que el migrante no es un problema, “al contrario tiene un problema” y una forma de apoyar al venezolano en estas circunstancias es la prédica de los scalabrinianos: acoger, proteger, promover e integrar.
Por su parte, Jaime Rodríguez, encargado del área de Desarrollo e Integración Fronteriza del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, expuso cifras manejadas por el Estado colombiano: 80 por ciento de la migración venezolana en Colombia, que supera oficialmente el millón 300 mil ciudadanos y 330 mil colombianos retornados de Venezuela, se concentran en 7 departamentos: Capital, Norte de Santander, Guajira, Atlántico, Antioquia, Santander Sur y Cundinamarca.
El representante de la Cancillería señala que esta crisis migratoria, que califica de “desbandada”, es una situación de trascendencia global que amerita una acción multilateral y la consolidación de las bases de datos migratorios de todos los países involucrados en el grupo de Lima.
“No estábamos preparados para esta migración. Esa es la verdad. Pero ahora todos los esfuerzos institucionales van dirigidos a canalizar esta migración como una oportunidad para apoyar los motores del desarrollo económico colombiano. El migrante venezolano es una oportunidad”.
La investigadora de origen italiano Gracy Pelacani, encuentra similitudes entre las, desde su punto de vista, erradas políticas migratorias de la Unión Europea en el caso Sirio y del norte de África y las decisiones tomadas por los países Latinoamericanos en relación al caso venezolano.
“Hace falta un enfoque regional sobre el tema: los países dicen tomar decisiones en conjunto pero al final toman decisiones de acuerdo a sus interés originando desequilibrios en los otros. No han logrado regularizar la migración irregular, es decir, aquellos venezolanos que son aun invisibles para las estadísticas oficiales. Y, en tercer lugar, los sistemas de visa más que facilitar la legalización de estos flujos migratorios, se ha convertido en un filtro que impide la integración de los venezolanos”.
Afirma Pelacani que en Colombia el sistema de visas no está hecho para personas en situación de vulnerabilidad, como lo es la de muchos venezolanos. “Colombia incumple sus compromisos de protección a estos ciudadanos”.
Felipe Aliaga, investigador chileno, indicó en el foro que la migración venezolana es una gran oportunidad para Colombia ya que, en términos generales, está dispuesta a integrarse al país, es creativa y quiere trabajar dignamente.
“Más allá de las visiones xenófobas de algunos colombianos, los venezolanos migrantes solamente piden ser respetados y vistos como personas, sin discriminaciones”.
Su colega, Nicolás Gissi, particularizó sobre la presencia de los venezolanos en Chile cuya migración calificó como profesional, culta y altamente productiva. 288 mil venezolanos están en Chile, de los cuales el 85% se ubican en la ciudad de Santiago.
“Los venezolanos forman organizaciones, se apoyan entre sí. A pesar de que inician en posiciones por debajo de su capacidad, rápidamente van ascendiendo hasta alcanzar niveles socioeconómicos medios y medios altos”
Alerta sin embargo, que en los primeros meses del 2019 se ha incrementado en Chile la presencia de venezolanos con bajo nivel educativo y pocos ingresos, provenientes en su mayoría de una experiencia migratoria fallida en Perú, lo que pudiera generar impactos en las políticas públicas de la migración venezolana por parte del Estado chileno.
“Sin embargo, en términos generales, los migrantes venezolanos han alcanzado una buena integración en Chile”.
La conclusión final del evento: el Estado colombiano no puede perder la oportunidad que representa la migración venezolana en la vía de generar impactos positivos no solamente en su economía sino también en la cultura y desarrollo del país. (Alans Peralta/Xendero)