José Luis Guerrero
Es todo un espectáculo natural, regalo de la naturaleza y de la creación divina para ser admirado por todos
“Los apamates ya se vistieron, como en cuaresma los nazarenos”, se escucha en una canción de Aly Primera. Y es verdad. Basta salir a la calle, caminar un rato y mirar a nuestro alrededor y ver el hermoso color de las flores de estos árboles en el paisaje natural que nos rodea en muchas zonas del Táchira.
En San Cristóbal y Táriba se les ve por muchos lados. En el árbol están las flores de tono rosado intenso, blanco, morado claro, y en el piso toda una alfombra de pétalos de iguales tonos, las hojas poco a poco desaparecen.
Haiman El Truidi, en su trabajo: “El apamate y su espectáculo de color” escribe que de marzo a abril, las calles de buena parte de Venezuela se cubren de coloridas flores en diversos tonos que varían desde blanco, distintos rosados hasta lilas y morados, ofreciendo un panorama efímero pero muy hermoso: Son las flores del apamate, el “primo” rosado del araguaney”.
Durante la mayor parte del año estos árboles pasan desapercibidos, pero al llegar su floración, pierden sus hojas y resplandecen con el llamativo color que cubre todas sus ramas.
Explica El Truidi que el Tabebuia rosea, su nombre científico, es un árbol nativo de los bosques tropófilos de la zona intertropical americana. Se encuentra en México, Centroamérica y en la Sudamérica tropical: Venezuela, Colombia y regiones costeras de Ecuador.
El nombre científico del apamate proviene de Tabebuia, un vocablo con el cual los indígenas de Brasil designan a éste árbol. Se le atribuye la propiedad de “llamar al agua”, porque se le encuentra a menudo cerca de los cursos del vital líquido.
Crece prácticamente en todo el país, se encuentra con más frecuencia en los bosques deciduos (que pierden sus hojas) de los estados Cojedes, Barinas, Portuguesa y Miranda. También se le puede observar en los bosques húmedos de Guayana, Zulia y Yaracuy.
Y en muchas montañas del estado Táchira. En San Cristóbal se aprecia a lo largo de los tramos de la llamada autopista San Cristóbal- La Fría, en sectores como Puente Real, Barrio Obrero, Pirineos, entre otros espacios naturales.
Puede alcanzar desde 15 hasta 30 metros de altura. Se propaga rápidamente mediante sus semillas. Su fruto es una cápsula linear.
Las semillas se dispersan con el viento ya que son muy ligeras, con alas asimétricas e irregulares, con el fin de poder esparcirse a cierta distancia del árbol original, en ocasiones favorables pueden desplazarse hasta casi un kilómetro.
Los estudios indican que su tronco puede llegar a medir de 70 centímetros a un metro de diámetro y, a veces, suele estar ligeramente acanalado, con pocas ramas gruesas horizontales. Presenta en su corteza escamas entre pardo grisáceos a amarillentas.