El desempleo obligó a los habitantes a burlar los controles de seguridad para poder traer productos colombianos y distribuirlos en el municipio. Hay variedad, así como precios económicos, por lo que para la mayoría es más beneficioso comprar artículos del vecino país
Por Daniela González
Al implementarse la cuarentena en el municipio Ayacucho del estado Táchira, fue inmediato el aumento de negocios de productos colombianos en la jurisdicción y, para ello, muchos trabajadores se arriesgan a pasar por las trochas para poder traer la mercancía de Colombia.
Tanto en el casco céntrico, como en el mercado Municipal y la parte alta de la ciudad de San Juan de Colón, los negocios han aumentado y ofrecen los artículos al mayor; muchos ya comparan a este sector de la zona norte con Colombia.
«Es increíble, ya sale más barato comprar en Colón que en Cúcuta; yo no sé cómo hacen, pero la diferencia es de unos 200 pesos colombianos, debe ser porque ellos compran todo al mayor, y uno se ahorra el viaje y el gasto de ir para el otro lado», dice Elena Ruíz, quien decidió emprender en tiempos de cuarentena con un pequeño negocio de dulces y chucherías colombianas.
A diario realizan viajes rápidos para Cúcuta
La opción es comprar los productos a los negocios que venden artículos al por mayor en el municipio, encargar los productos a los llamados “trocheros” o hacer un viaje, ida y vuelta, hasta la cárcel “Modelo”.
«Uno ve a diario por los grupos de WhatsApp, donde ofrecen ‘el rapidito’, hasta la Modelo, y cobran 40 mil pesos, pero uno tiene que coordinar porque en Colombia dejan entrar es por número de cédula a los negocios; la otra vez fui y perdí el viaje, pero la persona que me acompañó logró traerse las remesas», relató un hombre, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
Exponen sus vidas y su libertad
Muchos colonenses se quedaron sin trabajo por la difícil situación de la cuarentena y ante esto, optan por tener ingresos económicos de una forma arriesgada, ya que en cualquier momento pudiesen ser apresados por los funcionarios de seguridad.
Para ellos, esta es una de las opciones más viables, ya que el desempleo aumentó desde que los negocios laboran solo seis horas diarias en el municipio Ayacucho, siendo casi imposible para los propietarios pagar un empleado, ya que ahora trabajan de manera intermitente.
«Yo estoy trabajando con envíos de dinero, como remesas; voy, cobro en Cúcuta y entrego el dinero a la persona acá en Colón; es riesgoso, pero debo alimentar a mi familia; cobro el 8 % por dinero que envíen, también traigo encargos, medicinas, lo que la gente me pida. Ya tengo dos meses en este negocio, me da miedo que me hagan preso o que me contagie de coronavirus», cuenta un joven de 28 años de edad, que meses antes trabajaba vendiendo repuestos de carros en García de Hevia y Ayacucho.
Sin gasolina y sin fuentes de trabajo
La molestia y el desespero de Ramiro Ortega son evidentes, un abuelo de 78 años de edad, quien se pregunta cada día si va a comer o no, pues su única hija es la que está a cargo de él, y antes de ocurrir la cuarentena nacional, ella se dedicaba a realizar transporte en su vehículo particular y a hacer compras rápidas para los venezolanos que se encuentran en el exterior y deseaban enviar un presente a sus familiares, pero esto cambió, ya que el subsidio de la gasolina es solo para el sector priorizado.
“Mi hija antes tenía cada día planificado, hacía transporte, hacía envíos, pero ahora todo empeoró; en oportunidades no sabemos si vamos a comer, porque por lo menos cuando echaban gasolina, ella hacía envíos o viajes a San Cristóbal y ganaba dinero, pero ahora dependemos de lo que vendamos en una bodega que montamos en la casa, donde se pueden contar los artículos con mis manos; esto es un desespero, no sabemos si mañana vamos a poder comer”, lamentó el hombre.
El colonense opta por modificar sus fuentes de trabajo tras encontrarse con la incertidumbre de no tener opciones para laborar y restricciones por parte de los organismos de seguridad, quienes tratan de hacer cumplir la cuarentena radical aplicada en los municipios fronterizos de la zona norte del Táchira, con la finalidad de evitar la propagación del COVID-19.