Freddy Omar Durán
Era postpandemia, inteligencia artificial, cuestionamientos al rol docente y crisis de los modelos pedagógicos y de sus escenarios físicos naturales representados por la escuela y el liceo, conforman un panorama amenazante para la educación, y que difícilmente con “viejas maneras” puede ser solventado.
Un escenario ante el cual la educación venezolana y tachirense ha sido especialmente sensible, y a lo cual se suma el desencanto del estudiantado, cuando no su deserción, más atrapado entre herramientas tecnológicas, que usan muy asiduamente pero que no incorporan debidamente a su proceso de formación.
Por otra parte, tenemos a padres con profunda desconfianza en el sistema académico, y todo lo que él representa; y más que sentir que suma en la constitución moral e intelectual de sus hijos sientan que resta ante circunstancias como la reducción de horarios de clase, la carencia de personal docente actualizado, entre otros elementos negativos, de público conocimiento.
Una situación que para muchos, caben las lamentaciones; mientras que para otros, la decisión de poner manos a la obra en pos de la implementación de las buenas ideas, y la recolecta en lo inmediato de sus frutos.
Así lo han convertido en realidad los docentes e investigadores en materia educativa Víctor Hugo Cárdenas Borrero y José Antonio Pulido Zambrano, desde el ambiente de hallazgos que administran, el Colegio Domingo Savio, convertido en una ebullición de criterios y experiencias, que demuestran que sí es posible cambiar la educación en Venezuela, y que sus creadores consideran sí es posible trasplantar al sistema nacional.
Pero mientras algunos se sientan a esperar que del “exterior” vengan las respuestas, desde el Táchira otros se han adelantado para encontrarlas. Espantando el conformismo, nació la filosofía pedagógica NARbed, en principio planteada como complementaria a lo que se ha venido impartiendo en las instituciones privadas y oficiales; pero que presto mostró su compatibilidad para constituirse en columna vertebral de la enseñanza desde inicial hasta secundaria, en un acto de atrevimiento similar al que ha dado lugar a los grandes acontecimientos científicos y tecnológicos de la humanidad.
¿Qué es NARbed? En primer lugar, es el acrónimo formado por fragmentos de términos cuya presencia en los primeros niveles de enseñanza del estudiante causarían extrañeza, por no decir, desconcierto: Nanotecnología, Astronomía, Robótica y Bilingüismo en la Educación.
Y no se está hablando exclusivamente de un agregado de contenidos a las asignaturas, algo que de por sí la educación tradicional contempla, pues al tratarse de una filosofía se gestiona la creación en el estudiante el espíritu de curiosidad y cuestionamiento, que necesariamente antecede a cualquier teoría. Tampoco del empantamiento en las buenas intenciones, que han pasado a ser hechos concretos y verificables, o mejor dicho, científicamente ejecutadas.
La idea no se enfoca en obligar a infantes y adolescentes a adoptar patrones cognitivos y conductuales ajenos a ellos mismos; por el contrario, prevalece el criterio de que ellos sean ellos mismos, con su natural curiosidad y sentido crítico; pero dentro del contexto actual donde ellos se sienten muy involucrados con el uso de nuevas tecnologías, con una habilidad que supera a muchos adultos.
Mirar el futuro desde el presente
Como explica el CEO del Domingo Savio, Víctor Hugo Cárdenas, si bien se inspira en la técnica Steam, enfocada en robótica y ciencia conexa, el reto de Narbed estribaba en ubicarla al contexto tachirense, venezolano, e incluso latinoamericano, tomando en consideración la escasez de experiencias en este sentido en el continente.
“Nace NARbed como una idea de varios profesionales de querer darle respuesta a una realidad regional, y extenderla a nivel nacional e internacional. Si bien en el mundo se conoce mucho la filosofía steam para proporcionar una pedagogía a la robótica o el uso de la ciencia, nosotros, viendo que esa filosofía se adapta a condiciones del mundo pero no a Venezuela, creamos NARbed”.
Nanotecnología, astronomía, robótica y bilingüismo no fueron caprichosas escogencias, en tanto en el presente reclama a profundizar en ellas, el futuro las volverá ineludibles en cualquier pensum de estudio, no solo a nivel superior y de postgrado. De otro lado, son tres áreas del conocimiento profundamente interrelacionadas y cuyos textos divulgativos se encuentran en idiomas distintos al español.
“Nosotros entendimos que el estudio de la nanotecnología era vital porque era el estudio de las pequeñas cosas a nivel tecnológico, como los chips y cualquier otro componente, y a su vez constituye el primer paso para crear la arquitectura robótica. El bilingüismo se hace necesario porque casi todos los temas afines vienen en inglés. Con relación a la astronomía, tenemos la convicción que desde San Cristóbal es posible llegar al espacio. No podemos decir que aquí se cree una estación espacial, pero sí de alguna manera desde acá se participe en algún proyecto espacial, en algún tipo de lanzamiento de aventuras más allá del planeta Tierra”.
Ya son varios los tachirenses en el mundo incorporados con éxito a los campos del desarrollo tecnológico; y sirven de ejemplo y base para la confianza de que el Táchira puede ser potencia tecnológica si se lo propone, y un antecedente poderoso al respecto fue la creación de universidades como la UNET y el IUT, del cual han salido una camada importante de científicos e ingenieros.
“La misión de NARbed ha sido formar niños con vocación en la ciencia y la tecnología estudiando las realidades del estado y la expansión de ese modelo a la realidad nacional. Nuestra visión es que esos niños y niñas se incorporen como adultos al desarrollo de la ciencia y la tecnología en el escenario nacional e internacional. Por supuesto que esto sí es posible en el Táchira, y muestra de ello que en la actualidad muchos tachirenses hacen parte de la NASA y otros espacios en los que se está desarrollando tecnología”.
Deconstruir paradigmas
El historiador y director académico, José Antonio Pulido, insiste en que sin motivación y la vinculación a la realidad inmediata, Narbed no puede ser implementado, amén de ser necesario el recurso tecnológico, que incluye tablets, visores 3D y equipo de laboratorio para prácticas de física y química.
“Se requiere la deconstrucción del sistema educativo para motivar al chamo y adecuarnos al discurso de ellos. A los padres les causa mucha curiosidad el cambio que les hemos dado a muchas materias; por ejemplo, educación física pasa a ser gamificación y también se imparte nanotecnología, astronomía, física cuántica, trigonometría, aritmética, entre otras. Debemos desmitificar el hecho de que los niños no pueden acercarse a materias complejas, por supuesto que sí, pero siempre ubicados en su nivel de comprensión del mundo, que no podemos subvalorar”.
La pandemia ofreció lecciones a la educación invaluables, y apenas se levantaron las restricciones de bioseguridad, el regreso a clases trajo consigo la evidencia de las debilidades de la educación conductista basada en la didáctica pobre y la tarea en casa.
“El covid 19 nos enseñó una experiencia de lo que es la educación híbrida, es decir la conexión del muchacho a la parte educativa a través del mundo de la computación y las redes sociales, porque no estaba lo presencial. El muchacho no quiere ir al aula, y un aburrimiento constante, pues encontraba más estímulo en la computadora”.
NARbed, entre las variadas y novedosas estrategias que conlleva, no va dirigido en exclusivo al estudiante, también involucrado en la filosofía trabaja en equipo con un grupo de especialistas, cifra del éxito a la hora de implementar el modelo desde el aula. De esta manera, el “profesor planeta” es un investigador junto a sus alumnos, y no un simple surtidor de conocimiento, casi siempre dado para una memorística automática y acrítica.
“Estamos en sistema con una educación triste y queremos motivar al profesor. El educador que no investiga, se queda congelado en el tiempo. NARbed busca un clima laboral idóneo, y una independencia de constructos pero sin salirnos del estamento legal de la nación bajo la supervisión del Ministerio de Educación”.