Desde diciembre del año pasado, hasta el presente, al menos 60 mil denuncias relacionadas a violencia en contra de la mujer han llegado a los tribunales.
La protesta en contra del feminicidio se ha lanzado a la calle y ha sido precisamente el tribunal con competencia en materia de delitos de violencia contra la mujer el que lo ha hecho, que día tras día debe recibir las denuncias
Con el primer feminicidio en el Táchira en 2020, ocurrido en el municipio Libertador, las voces de protestas de quienes quieren evitar que esto se vuelva una epidemia en suelo regional se están haciendo sentir.
Las primeras han provenido precisamente del equipo interdisciplinario del Tribunal con Competencia en Materia de Delitos contra la Mujer, el cual día a día lidia con casos en los cuales la vida de las mujeres denunciantes ha corrido real peligro. Este lunes salieron a la calle en una campaña para crear conciencia del flagelo entre la población, como parte de un programa de difusión que ha tocado escuelas y entes policiales.
Pues no se trata solo de un rechazo moral a este tipo de conductas abusivas, sino que las mismas se erradiquen a través de una efectiva acción, y a tiempo. Las acciones orientadas a este objetivo son competencia de la sociedad en general, ya que no es solo la víctima la única que puede hacer una denuncia, ya que terceros están en capacidad de hacerlo, llámense padres, hijos, otros miembros del entorno familiar, vecinos, etc.
Según la información suministrada por el equipo interdisciplinario, al menos 60 mil denuncias se han interpuesto desde diciembre de 2019 hasta el presente, un incremento desmesurado en comparación con otros años.
Las autoridades están en capacidad de actuar contra los delitos, ya sea en flagrancia –es decir, en la ejecución misma de la agresión-, por querella de terceros o denuncia de la víctima.
Porque un feminicidio puede ser el clímax de una terrible y larga historia de maltrato que comenzó con una simple ofensa. Muchos son los ropajes que pueden adoptar estos atropellos, e incluso son tipificados como delitos, entre ellos el abuso sexual, los actos lascivos, la violencia física, la violencia psicológica, el hostigamiento y las amenazas, entre otros.
Aunque son temas de los que hoy en día se habla abiertamente, el miedo a la denuncia impera, pues hay temores a la represalia o a la pérdida de cierto tipo de “protección” económica, familiar, etc. Pero también hay desinformación, a pesar del uso intensivo de tantos canales informativos. Es así como muchos desconocen que no solo ante las fiscalías se pueden hacer las denuncias, sino ante los respectivos entes preventivos, entre ellos el Cicpc, la Guardia Nacional, la Policía Nacional Bolivariana, Politáchira, entre otros.
Todos podemos denunciar
Incluso se ha sabido del caso de niños, entre 8 y 10 años de edad, que han acudido a los comandos de la Guardia Nacional para reportar que sus progenitoras, tías o abuelas, han sido agredidas; y de inmediato se ha presentado la respuesta de los funcionarios de seguridad, y desde sus respectivas competencias han canalizado a los entes jurídicos. Ningún ente preventivo puede hacer caso omiso a este tipo de alarmas, vengan de donde vengan.
La idea, insisten los gestores en la campaña, es “tolerancia cero”, sin justificativos de orden cultural, religioso o socioeconómico, pues nada puede pasar a considerarse “normal” en cuanto a violencia de género se refiere. La campaña no solo comprende acciones de calle, sino también capacitación sobre el particular, en escuelas, universidades y entes de seguridad.
Cifras que alarman
Si bien el 2019 registró una alta tasa de feminicidios, el 2020 comienza al respecto con más empuje todavía en Venezuela, con 8 casos en la primera quincena de enero, e incluso ha sido motivo de amplios titulares lo ocurrido con las mujeres en diáspora, con ya casi 200 casos, muchos de los cuales han conllevado saña y vejación abominables. Se ha considerado incluso este fenómeno como una metástasis nacional, preocupando las cifras de los estados Lara, Aragua, Zulia, junto al Distrito Capital.
Pero estas cifras se quedan cortas, pues -como ya se dijo- el silencio todavía prevalece, en lo que se denomina delitos intramuros, donde se sufre y se sufre, y la víctima se considera totalmente a merced de su victimario. Este miedo también ha llevado a la protección de la víctima al momento de las audiencias preliminares, desestimando las acusaciones contra su agresor. Ese echarse para atrás representa una omisión de los hechos; sin embargo, y esto muchos lo desconocen, el proceso legal queda abierto y el victimario sigue a órdenes de la justicia.
La violencia
La violencia contra la mujer comienza con una espiral que termina convertida en un huracán, comenzando con violencia psicológica, para pasar a maltrato verbal, luego a un golpe, sea este un empujón o un pellizco, hasta llegar a situaciones extremas del tipo hostigamiento, persecución, acoso o tortura física.
Sobre la violencia que vienen sufriendo las mujeres en el exterior, se afirmó que se está haciendo un seguimiento al respecto, recabando la información proveniente del Ministerio Público y los sistemas internacionales de seguridad. (FOD)