Regional

No todos los transeúntes acataron el uso preventivo del tapabocas

17 de marzo de 2020

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Una ciudad desolada, donde apenas se veían aglomeraciones en algunos establecimientos donde la gente hacía “compras nerviosas”. Muy pocas estaciones de servicio en funcionamiento. El transporte urbano estuvo operativo, en alrededor de un 40 por ciento

Este lunes, el primero de la cuarentena, las calles de San Cristóbal y de las poblaciones pertenecientes a la zona metropolitana estaban algo desoladas, aunque un grupo considerable de personas salió de sus casas, ya sea para realizar gestiones diarias o para laborar, especialmente en aquellos negocios relacionados con la venta de víveres, farmacias.

Después de estar acostumbradas las poblaciones tachirenses a la parálisis, debido a acontecimientos como las guarimbas, apagones de días, festivos intempestivos, paros de transporte, desabastecimiento de gasolina, o a veces por efecto mismo de la crisis económica en determinados momentos, este primer día de cuarentena no sorprendió a muchos.

Incluso, muchos caminaban por las calles como si nada, a sabiendas –o tal vez ignorando- de las directrices ordenadas por el Gobierno nacional y regional, respecto a la movilización de la población por los espacios públicos, en la cual usar el tapabocas resulta obligatorio.

Los que sí usaban los implementos higiénicos reglamentarios se quejaban de que hubiese personas tan descuidadas, pues consideran que no se trata de un “juego”, y que es necesaria la colaboración de todos para frenar la expansión del virus en la ciudad.

El 90 % de los comercios permanecía cerrado, a excepción de aquellos dedicados a la venta de víveres, farmacias y productos alimenticios en general.

En algunos supermercados y farmacias se podía ver aglomeración en las afueras, y en los mercados había mucha actividad; pero sin que se presentasen alteraciones del orden público de gravedad; no obstante, en cercanías del Hospital Central, entre algunos choferes que esperaban en cola de gasolina, hubo una breve trifulca.

Las grandes colas en los supermercados se venían registrando desde el día domingo, cuando la cuarentena se convirtió en el gran rumor entre la población, que ya se había enterado a través de noticieros, o del testimonio mismos de familiares del exterior, especialmente los residentes en Europa, de lo que estaba por suceder.

Vigilancia en las calles

Precisamente, en previsión de casos de desorden público, era de notarse la presencia de funcionarios de seguridad apostados en lugares estratégicos de la ciudad, mientras que otros se desplazaban en unidades motorizadas.

El transporte público, como se pudo constatar in situ, estaba operativo en alrededor del 40 %. El abastecimiento de gasoil en la estación de servicio de Madre Juana permitió que no desembocara en una paralización mayor. Ver el transporte público en las calles tranquilizó a los pobladores, en tanto muchos temen quedar aislados de aquellos sitios donde pueden aprovisionarse de suministros básicos.

También se vio normal el desplazamiento de las rutas hacia las fronteras, aunque con escasos pasajeros; incluso algunas unidades que cubrían las mismas sirvieron de apoyo a quienes se desplazaban desde y hacia los Capachos.

Aunque la mayoría de las gasolineras permanecían cerradas, en la Servicentro Mar se estaba suministrando gasolina, tratando de despachar una larga cola que se extendía desde La Concordia hasta la urbanización Mérida.

En la estación de la Unidad Vecinal, pese a que no se estaba surtiendo, una larga cola estaba a la espera de que la gandola llegase de un momento a otro. Al respecto, el día domingo se dio la orden de despejar de colas de muchas vías, divulgándose la decisión oficial de que no llegaría el combustible al Táchira, hasta nuevo aviso.

El tema de la gasolina dio pie a protestas callejeras espontáneas, que no tuvieron mayores consecuencias. Quienes ha recurrido al mercado negro para la adquisición de gasolina afirmaron que hasta 80 mil pesos se está cobrando por una pimpina.

Sin duda alguna, el tema de la gasolina resultó un punto preocupante, dentro del cuadro de puntos vulnerables de la cuarentena, ya que hay un temor nada infundado en la población de quedar aislada y no poder acceder a lugares donde pueda obtener provisiones o recibir atención en caso de emergencia, sobre todo si la misma se vincula a un caso de Covid-19. El cierre de actividades por taquillas de las instituciones bancarias, también es un asunto que preocupa a quienes requieren el manejo de efectivo para cancelar el servicio de transporte, especialmente, aunque esto se suple con la tenencia de moneda extrajera.

Precios en alza

Aunque los establecimientos en los que se venden alimentos no mostraban señales de desabastecimiento, los consumidores se quejaban del aumento, en pesos, de muchos productos, una tendencia que muchos temen se recrudecerá en los próximos días.

El aumento por kilo de muchas frutas y verduras, de un día para otro, estaba entre los quinientos y los mil pesos; por un kilo de harina Pan, los precios superaban los cuatro mil pesos. (FOD)

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