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29 de noviembre de 2024
La Burbuja del Saber es una escuela que surge de manera espontánea como alternativa al sistema educativo tradicional
Diego Mendoza
La necesidad de cambiar la forma de ofrecer el servicio educativo ha llevado a un grupo de docentes de San Cristóbal a emprender una nueva propuesta, separada del pensum formal, para adaptarse a las exigencias modernas que existen a nivel mundial.
Desde comprensión lectora, pasando por filosofía, hasta llegar a la informática y la robótica, en la Burbuja del Saber han decidido innovar, dejando a un lado la rigidez del sistema educativo a través de una propuesta focalizada en el “pensamiento lógico”.
Iranell Ojeda Balza, quien creó la institución hace 16 años, con un enfoque de tareas dirigidas, decidió junto a sus socios darle un giro a su empresa, convirtiéndola en una escuela de ciencias.
La licenciada en Administración, quien fue docente universitaria por más de una década y es directora del plantel, dijo a Diario La Nación que el enfoque de su institución siempre fue, “además de brindar acompañamiento y asesoramiento en las tareas que las escuelas enviaban a los niños y adolescentes, nos enfocamos en enseñar a aprender”.
“Siempre hemos hecho especial énfasis en el desarrollo de la lectura y el análisis, para que sean los mismos estudiantes quienes investiguen, comprendan y deduzcan las respuestas”, sostiene Ojeda.
Ahora, el giro que los hace sobresalir de las demás casas de tareas dirigidas que existen, “es la integración de talleres donde los niños y jóvenes desarrollarán el pensamiento lógico al introducirlos desde temprana edad en áreas de conocimiento como robótica, física y química”.
Así mismo, sugiere que “la formación en matemática recreativa ayuda a desarrollar el pensamiento lógico, la comprensión lectora a facilitar la toma de decisiones y los talleres de arte, al desarrollo de la creatividad”.
Instituciones similares empiezan a surgir de manera espontánea en toda Venezuela. Un estudio iniciado en 2021 y dirigido por el abogado y académico Antonio Canova, ha registrado más de 70 microescuelas fundadas en el municipio Montalbán, del estado Carabobo, y otras 62 en la parroquia Petare del estado Miranda, donde la mayoría de los alumnos que asisten son niños cuyas familias perciben bajos ingresos.
Canova sostiene que “el surgimiento de educación privada y alternativa ocurre como respuesta al estado de ruina estructural, a la escasez de docentes y la utilización con fines de adoctrinamiento político e ideológico de la educación en Venezuela, sometida a un férreo monopolio estatal”.
La Burbuja del Saber se podría decir que es parte de este fenómeno, donde los ciudadanos buscan alternativas para completar y mejorar la educación de los niños y jóvenes.
Cada uno de estos lugares, al ser empresas privadas, compiten entre sí, preocupándose por ofrecer algo distinto, de calidad y a bajo precio. Así, por ejemplo, Iranell Ojeda dice que no envían evaluaciones ni asignaturas para la casa. “Es en la escuela donde se hace la tarea, y una vez finalizada la hora de clase, el estudiante debe dedicarse a otras cosas como el esparcimiento o la colaboración en el hogar”.
“Aquí, la calificación es diaria; y además, van desarrollando dentro de cada taller un proyecto que se expone al final del año escolar”.
Este sistema ha probado su éxito, según Ojeda, al tener entre sus alumnos a Diego Uzcátegui, uno de los campeones olímpicos en matemáticas a nivel nacional, y quien fue representante de Venezuela en las olimpiadas mundiales de Informática en Hungría. Por ende, la directora de la institución considera que “todos lo niños poseen potencialidades en diferentes áreas, y lo que nos hemos propuesto es ayudarlos a encontrarlas y a profundizarlas”.
“Debemos explorar nuevos contenidos, nuevos métodos de enseñanza, fuera de lo estructurado formalmente. No es solamente darles ciertos contenidos establecidos para posteriormente hacerles una evaluación, hay que trabajar en una educación moderna, con pensum que estén actualizados y abiertos al cambio permanente, porque cada día el mundo de la ciencia sigue avanzando”, dice Ojeda.
En este sistema, los niños son admitidos desde los cinco años, momento en el que se subraya que la lectura y escritura es determinante, así como la introducción a la matemática. A partir de siete años, se introducen de manera gradual en ciencias naturales, y para la etapa adolescente, se ofrecen propiamente los talleres de robótica, matemática, filosofía, educación financiera e informática.
Un cambio también considerable, es que cada área se trabaja con un máximo de siete a ocho alumnos, “con la finalidad de poder dedicar más tiempo a cada uno, puesto que sabemos que las habilidades y capacidades tiene un desarrollo individual”, dice la directora del plantel.
Para acompañar a los alumnos, la institución cuenta con un grupo de especialistas en cada una de las áreas, los cuales, presentan por separado el contenido temático con el que van a trabajar para ser evaluado.
“Somos libres, y eso nos da la facilidad de poder explorar muchas áreas. Esto nos permite dar una educación amplia, formando alumnos competitivos para un mundo moderno, globalizado”.
Justamente, por esta razón, comenta, que han empezado a trabajar con los comités de las olimpiadas para organizar competencias de matemática y química, actividades en las que esperan que se animen a participar otras escuelas del estado.
Por último, la integración de la tecnología se hace presente al formar “alianzas para utilizar un sistema con el cual enseñar a programar a los estudiantes, y un bot educativo que servirá de herramienta en cada área, para que los niños y jóvenes interactúen con la tecnología”, manifiesta Ojeda.
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