La crisis del combustible y el transporte público a más de uno arrojó a la calle para comprobar el mal estado de los espacios públicos, en especial las aceras.
Como resulta evidente especialmente en el centro de San Cristóbal se constituyen en una amenaza para el transeúnte desprevenido, que puede caer por una alcantarilla destapada o tropezar con un bache.
Aceras que algunas vez fueron reconstruidas desde planes donde la visión de ampliar carreteras, donde los vehículos importaban más que las personas, apenas si reciben su dosis de mantenimiento regular, y sus modificaciones y reparaciones han casi corrido por cuenta de particulares que procuran los mejores frentes y accesos para sus negocios. Pero así como ha recibido algunos retoques, también ha sufrido daños, expuestos cual guillotina para un desprevenido transeúnte.
Pero aún cuando la limpieza le es favorable, pues no pocas veces la suciedad se deposita en ellas por largos periodos de tiempo, minimizan un mal aspecto, tal vez indiferente a muchos que antes apenas si bajaban y subían de un vehículo para cumplir
Un ejemplo palpable del mal estado de las aceras lo encontramos a lo largo de la Quinta y la Séptima Avenida. En muchas de ellas, las alcantarillas destapadas han constituido un peligro para los caminantes; hasta que se llegó a soluciones que no se sabe si peores que la enfermedad, recargándoles basura.
En la esquina entre Séptima Avenida y calle 10, una trampa mortal fue subsanada soldándose una reja de cabilla; cuadra y media más arriba aproximadamente se enterraron tres llantas. Por ese misma carrera ya en la esquina de la calle 8, se ha intentado todo tipo de relleno, alguno del cual se ha despachado los recicladores, por lo que al final la basura se queda para disimular un peligro de todas maneras latente.
Si bien el informalismo ha sido un fenómeno común en el Centro de San Cristóbal, en esta Cuarentena las aceras cobraron un rango de “territorio de la supervivencia”, alojando incluso a aquellos que otrora podían pagar un alquiler, incluso pudo ese informalismo de última hora instalarse ante locales que siguen indefinidamente en cierre.
Dentro de las políticas públicas las aceras han sido las huérfanas, pues si apenas lugares públicos emblemáticos como parques y plazas son tomados en cuenta, y a las vías se les concede sus “parchesitos”, las aceras siguen aguantadas, cumpliendo el destino de sus constructores que las “hicieron para que duraran”, aunque nadie sabe hasta cuándo.
Freddy Omar Durán