Por decisión de la Alcaldía de San Cristóbal, esta semana se procedió a la demolición de alrededor de 33 quioscos en ladrillo ubicados en toda la entrada del Terminal de Pasajeros de La Concordia, en muchos de los cuales por más de 20 años operaban diversidad de negocios.
Freddy Omar Durán
El sabor agridulce que les dejó la intempestiva orden de desalojo, y el ver cómo lo que muchos comerciantes levantaron con sus propios esfuerzos cae bajo la fuerza del mazo y la maquinaria pesada, se ha atenuado con la promesa -que vino de parte de funcionarios de la alcaldía- de que todo se trata de una remodelación y que la reubicación estaría garantizada.
Esto hace parte de la decidida acción de la alcaldía capitalina de recuperar el control de los espacios públicos en los alrededores del Terminal de Pasajeros de La Concordia, propósito que desde casi el inicio de su gestión ha hecho valer el alcalde Silfredo Zambrano, y que había afectado principalmente a los vendedores de víveres y verduras, entre otros modos de informalidad, sobre la avenida Parque Exposición.
Así lo manifestaron los comerciantes que desde esos puestos se ganaban el sustento a sus familias; pero que aún con las «promesas», están contentos con la medida, sobre todo cuando se les dijo que su estadía en esos puestos era ilegal, y además que eso les reporta la espera durante un tiempo durante el cual no conseguirán ingresos.
Algunos de los afectados no quisieron declarar, o estaban muy ocupados rescatando las estructuras metálicas, las tuberías, las santamarías y otras cosas más que ellos incorporaron a los quioscos de sus bolsillos, y pueden ser aprovechadas. Las señoras Consuelo Camacho y Mirtha Carolina Pérez sí accedieron a hablar del asunto, y sin ocultar su desconcierto, manifestaron que ojalá lo que estaba pasando sea para bien.
—Si es para mejor, está bien, y pues lo malo es el tiempo y lo perdido en lo que invertimos en esos puestos. Ellos -funcionarios de la alcaldía- dicen que van remodelar, que esto se hace para que se vea bonito el frente del terminal, y también estoy de acuerdo. Pero espero que se cumpla lo prometido y que no se alarguen tanto los trabajos- afirmó Pérez.
Inversión de 20 años
Hace más o menos 20 años, Consuelo Camacho hizo posible el sueño de muchos informales: tener su puesto bien techado y resguardado, por muy pequeño que fuese.
Hasta hace aproximadamente contaba con la seguridad de tenerlo, y de que alguna manera le sirviese para soportar la actual crisis económica.
Hoy esa seguridad se disolvió y teme que tenga que volver a la calle, para recomenzar de cero con su emprendimiento.
–Y cuando uno piensa que ya tiene algo seguro, mire… Pero cuando uno pone las cosas de manos del Señor. Cuando nos dijeron que teníamos que desalojar, agarrándonos por sorpresa, nos dieron una semana para hacerlo, y luego los convencimos y nos dieron oportunidad de laborar hasta el Dia de la Madre- contó con tristeza la señora Camacho.
Madre de cinco hijos que le dieron la felicidad de 7 nietos, conformando una familia de la que ella sigue siendo sostén, en una de sus rodillas vendadas se ven las consecuencias de su sacrificio por sacar el negocio adelante.
–Aquí me ve incapacitada, de tanto lidiar trayendo la mercancía, nosotros nos ganamos esto trabajando en la calle, corriendo de aquí para allá con mucho peso encima– agregó Camacho.
Aunque no saben con precisión de qué manera esa área en las afueras del Terminal de La Concordia será remodelada, han escuchado extraoficialmente que volverían alrededor de 20 locales, una cifra por supuesto inferior, casi que la mitad, al número de los que fueron desalojados.
Recordó Camacho que fue el por aquel entonces alcalde William Méndez el que gestionó los permisos para laborar en ese lugar; pero que el municipio no puso ni un bolívar en las construcciones.
Se quejan del poco tiempo para desocupar y que un plazo de dos meses hubiese sido mejor, aunque admiten que «cuando bajaron la guardia» se les permitió recoger el material recuperable sin mayores conflictos.
–Ya había rumores de que la alcaldía iba a proceder de esta forma; pero no se hizo en el mejor momento, jamás, en estos tiempos tan difíciles, en que estamos más necesitados. No es justo, para mí no es justo, pero la justicia divina es de Dios.
Una importante presencia policial se encontraba en los alrededores del Terminal de Pasajeros de La Concordia, pero hasta los momentos no se reportaron «encontronazos» con la autoridad, que principalmente resguardaba el tránsito de personas y vehículos.