La parroquia Monterrey, recibió la tarde del sábado, al sexto obispo del Táchira, monseñor Lisandro Rivas.
El padre Joel Escalante narró que centenares de niños, vestidos de Ángeles, lo recibieron en la avenida Demócrata, junto con los grupos juveniles, más de 150 jóvenes que pertenecen a la tribu de Judá y al retiro de Samuel.
Más adelante, se encontró con la comunidad parroquial que esperaba para levantar al Niño Jesús del pesebre, en la urbanización San Rafael.
De allí, revestido, se trasladó monseñor Rivas, hasta el templo parroquial donde una multitud de familias ya guardaban y llenaban la iglesia.
El padre Escalante, muy alegre por la fiesta religiosa, dijo que la ceremonia comenzó con la entrega del Niño Jesús al altar mayor, donde fue entronizado.
El obispo, inmediatamente invocó el Gloria a Dios en el Cielo. «Sus palabras en la homilía fueron muy hermosas, animando, entusiasmando, agradeciendo y felicitando al pueblo de Monterrey por la obra tan bella de este templo dedicado al padre Dios», dijo .
El obispo hizo muchos elogios bonitos a las esposas de Cristo que son las religiosas.
Seguidamente se ofreció en el altar de Dios,las ofrendas de los padrinos del Niño Jesús, todas muy generosas, para los pobres.
Luego de la comunión, las palabras del padre Joel Escalante, haciéndole un recorrido histórico del trabajo que se ha venido haciendo en estos tres años y de la meta que se tiene para el 2025.
Se trabaja en la construcción del primer módulo de la casa parroquial, con una gran subasta ganadera que será el 24 de mayo, en el complejo de Asogata, pidiéndole a todos que colaboremos para poder hacer realidad la meta.
Monseñor Rivas, recibió muchos detalles de amor y de cariño por parte de los grupos de apostolado, que se hicieron presentes con regalos.
Hubo entrega de detalles a las religiosas y a los sacerdotes presentes, y a los niños se les dio también juguetes, regalos por parte de la parroquia Dios Padre Misericordioso.
El obispo dijo sentirse muy amado en Monterrey, muy querido y al sentir esta iglesia como una iglesia madre que le abrió los brazos para consolarle y para amarle.
Salió por el altar mayor hacia el centro de la iglesia saludando a cada persona con detalles de cariño y de amor.
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Luego hubo el compartir con las religiosas, organizado también por los padrinos del Niño Jesús. Allí pasaron un rato muy ameno , los sacerdotes, el obispo y las religiosas que vinieron a este tercer homenaje que les ofrece la parroquia.
El padre Escalante, muy entusiasmado agradeció al señor obispo su presencia y le dijo que esta era su casa y que este pueblo de Monterrey lo ama y lo quiere. (JE/JLG)