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Pacientes oncológicos del estado ruegan por el arreglo del equipo de radioterapia

14 de octubre de 2017

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A pesar de que el equipo está dañado, los pacientes acuden al área de radioterapia con la esperanza de encontrarlo operativo. (Foto/Jorge Castellanos)

Todos los días llegan tres o cuatro pacientes a la Unidad de Radioterapia del Hospital Central, con la esperanza que el personal les dé la buena noticia que el acelerador lineal está operativo; no obstante, la respuesta es la misma: el equipo sigue dañado.
El aparato dejó de funcionar el 26 de julio de 2016, pero pudo repararse a medias y funcionó los primeros tres meses del año 2017, luego se dañó de manera definitiva y hoy por hoy es la mayor angustia de los pacientes que padecen cáncer y deben obligatoriamente someterse a este tratamiento.
De acuerdo con lo informado por las máximas autoridades del Hospital Central, la falla del acelerador exige el cambio del magnetrón, pieza costosa que debe pagarse en dólares, de allí que resulta muy difícil conseguir los recursos para reparar el equipo y así devolverle la esperanza a los pacientes que no saben qué hacer ni a quién acudir.
“¡Dios, no sé qué hacer!, ese equipo sigue dañado y la enfermedad sigue avanzando y dinero no tengo para hacérmelo en otro estado, es muy costoso, prefiero no hacerme ilusiones de viajar a otra parte, y seguir esperando a ver si lo reparan, esto es muy bravo” —, dijo uno de los afectados.
La situación del acelerador lineal sigue igual, hay desespero en los pacientes, que quieren iniciar de inmediato su tratamiento de radioterapia; hace unos días pidieron unas cotizaciones y algunos informes, porque supuestamente hay intenciones de arreglarlo, pero hasta ahora el equipo continúa inoperativo, expresó una fuente digna de todo crédito.
Por ahora lo que se hace en la Unidad de Quimioterapia es abrir historias, van como treinta nuevos casos clínicos de cáncer, sumados a los 400 pacientes que están en la lista de espera.
Los aceleradores lineales de los establecimientos de salud pública están dañados. En Caracas, el más barato lo ofrece una clínica privada, cuyo tratamiento está por el orden de los cuatro millones de bolívares, dependiendo de la complejidad del caso.
En Barquisimeto también se pueden hacer las radioterapias, pero en un centro privado, y en Mérida el equipo se dañó, al parecer también es el magnetrón.
En definitiva la situación es más grave y los pacientes no saben a quién recurrir a fin de cumplir con la terapéutica indicada por el oncólogo tratante.

Nancy Porras