Regional
Padece Barrancas las consecuencias de un urbanismo sin ningún control
4 de marzo de 2022
Comunidad con un potencial económico enorme, sustentando principalmente en la resilencia y solidaridad vecinal, la principal piedra de tranca para el desarrollo de Barrancas ha sido una vialidad en lamentable estado, a la que ha contribuido un sistema de aguas servidas colapsado y el considerable peso del conjunto habitacional, soportado por terrenos expansivos.
Por Freddy Omar Durán
En la última década, los habitantes de la comunidad de Barrancas, músculo económico del municipio Cárdenas, se han empeñado en superar sus complejos problemas, producto de un desordenado proceso urbanístico, que tiene que ver principalmente con la seguridad, los servicios públicos y la vialidad.
Para ello, la solidaridad vecinal se ha convertido en un factor decisivo en la búsqueda de soluciones; en lo que cabe dentro de una realidad regional golpeada por la crisis económica, la falta de respuestas oportunas de parte de los organismos municipales y estadales, y en cierta manera, por los masivos procesos migratorios de los últimos años.
Aunque muchos de los habitantes consideran que asuntos como la seguridad han escapado de los preocupantes índices de otros años, los graves problemas geológicos y urbanísticos que han inhabilitado vías y viviendas parecen estar lejanos a una resolución.
Con una zona industrial –postrada por una parálisis en alrededor del 60 por ciento-, una resilente vida comercial y un florecimiento de negocios en las áreas de zapatería, víveres y textil, entre otras, Barrancas se niega a seguir siendo vista como una zona problemática, y se quiere hacer valer como músculo productivo del municipio Cárdenas.
El dato…
Disipando reputaciones pasadas, el amplio sector se reivindica como motor económico del municipio Cárdenas
Proyectos conjuntos
Tan grande e influyente ha sido Barrancas que alguna vez se pensó convertirla en una parroquia, algo complicado con la vigente Ley del Poder Público Municipal, y en vez de ello se ha tratado de constituir como comuna, agrupando alrededor de 16 consejos comunales, y que tiene su sede principal frente a la iglesia San Miguel Arcángel, donde alguna vez operó una casilla policial y hoy funcionan un dispensario, una casa de alimentación, en la que diariamente comen 150 personas, una oficina de Alcohólicos Anónimos, aulas para la enseñanza de la danza y el cuatro, y una radio comunitaria, actualmente fuera del aire, entre otros servicios.
—En Barrancas hay mucha gente trabajadora, y muchos de sus habitantes están en la búsqueda de ganarse el sustento diario de manera honesta. En general, Barrancas es una comunidad muy unida; hace poco, por ejemplo, una persona se accidentó y tuvimos que hacer una operación pote para cubrir sus gastos médicos. Y así lo hemos hecho para otras emergencias— afirmó Nelson García, representante del consejo comunal Los Próceres.
Esa alianza entre vecinos, apoyados por el comercio y el entonces Protectorado del Táchira, recientemente contribuyó al saneamiento ambiental a la entrada de Barrancas, removiendo gran parte de la basura allí depositada sobre los terrenos baldíos en la cuesta que conecta a la parte baja con la parte alta. No obstante, aún no se puede hablar de una limpieza definitiva de la zona, a la que muchos siguen asumiendo impunemente como un vertedero, bajo el pretexto de no contar con un servicio del aseo urbano eficiente.
Años atrás acciones similares se enfocaron sobre la “trocha” o el tramo vial que comunica a Barrancas con el puente Libertador y la zona recreacional que lo circunda, donde se ha formado un foco de contaminación con incidencia en el río Torbes. Con la basura en ese momento extraída en aquel operativo se llenaron 15 camiones.
De otro lado, en conjunto se ha tomado cartas en el asunto con relación a un sistema de acueducto caduco, sin reponerse desde hace 40 años, tiempo durante el cual las fugas del líquido han coadyuvado a los deslizamientos del terreno.
—Se están haciendo cambios de 300 metros de la tubería que viene de Tucapé, y pasa por toda Barrancas, con un ramal que toma rumbo a Zorca Providencia. Dispusimos de unos tubos abandonados en el puente Libertador y los movimos hasta el lugar de los trabajos. Con la mano de obra de la comunidad, 5 obreros, recursos aportados por los vecinos a través de un equipo promotor, el apoyo de la alcaldía de Cárdenas, que puso el soldador y trasladó los tubos, e Hidrosuroeste, que prestó las herramientas, se emprendió una obra que tomará 10 semanas—explicó García.
Alternativas culturales y deportivas
Hace alrededor de 15 años Barrancas era considerada territorio de peligro, y no pocos se cuidaban de transitar por esos lados a determinadas horas del día
—Esa gente mal habida, o que robaba o atracaba, unos se han ido y a otros los han detenido. Ya la gente de la comunidad se ha organizado y ha tratado de mantener esto sano. Además, continuamente hacen rondas unidades de distintos organismos policiales. Y lo decimos con propiedad los que estamos aquí; tal vez los que están afuera persistan en la mala fama—agregó Nelson García.
En otros años los taxis apenas si se atrevían a entrar a Barrancas, y siempre dejaban a los pasajeros botados en algunos lugares. Hoy, con libertad, trabajan tres líneas de mototaxis y dos de taxis.
La labor social de la Iglesia Católica y otras denominaciones cristianas cuidan de que los jóvenes no agarren por el “mal sendero”; mientras que fundaciones como José Leonardo Chirinos despiertan en ellos el amor por el deporte, practicándolo en las instalaciones del Parque Río Torbes. A esa labor de encaminar a las nuevas generaciones contribuyen 4 entidades educativas, algunas tradicionales, como la llamada El Grupo o la Escuela Básica Barrancas y el Liceo Bolivariano Antonio José de Sucre.
Tierra y barrial en otros tiempos
Como cuenta “Copei”, uno de esos personajes típicos al borde de la extinción en el Táchira del XXI, hará cosa de 60 años, Barrancas consistía en “tierra y barrial” con ranchos dispersos; prácticamente una zona rural donde se cultivaba el tabaco y el tomate. En cuestión de años, y con la extensión de la avenida Libertador, que creó una conexión más directa con la capital tachirense, los procesos urbanísticos se aceleraron con pequeñas y grandes construcciones de hasta tres pisos sobre terrenos arcillosos, no aptos para soportar tanto enmarañamiento residencial.
Por años, Copei, apodo por llevar siempre una chaqueta verde, ayudaba a llevar las maletas de quienes se movilizaban en los autobuses rojos de Pueblo Nuevo, que tenían por última parada el sitio donde hoy se ubican la iglesia y la Casa Comunal. Hoy su testimonio de las luces y sombras de la Barrancas de otras épocas resulta valioso, cuando su memoria está de su lado; pero también Copei representa a la silenciosa tragedia de una tercera edad echada al olvido en nuestro país.
Se lamentó, con cierta dificultad para respirar, de un profundo dolor en el pecho, y aunque ha ido en reiteradas ocasiones al servicio público de salud, nadie le ha dado con el remedio
—Él necesita medicamentos. La casa está muy deteriorada, con una parte de la estructura a punto de caerse; queremos unos materiales para reparar el tablerón de la parte de arriba que se está cayendo a pedazos. Económicamente no tenemos cómo ayudarlo a él, que es el mayor de todos nosotros, y muchas veces no tiene ni gas, ni alimentos para cocinar —solicitó su hermana Marian Rivera
Problema endémico
Si bien la vía principal que comunica a la parte alta con la parte baja, con sus puntos críticos, al menos permite una movilidad eficiente, adentrarse a los barrios en automóvil y moto a ciertos lugares resulta riesgoso, cuando no imposible. En Barrancas hay la opción de tomar rumbo al Cementerio El Mirador, a Zorca Providencia o Zorca Cerro Molinero, cuando por algún motivo se bloquea el paso por la Trasandina; mas esa posibilidad está casi vedada por el pésimo estado de las carreteras.
Incluso, no pocas veces Barrancas, partes alta y baja, por los daños en el tramo que los conecta, ha quedado incomunicado. Algunos han atribuido ese problema al vertedero de basura colindante a la cuesta; otros a las aguas, sean o no de origen natural, que no se canalizan debidamente por los drenajes; mientras que otros hablan de filtraciones desde empozamientos aledaños.
Para Henry Omaña, el Callejón de las Brujas es un peligroso socavón de tres metros de profundidad, tanto para los transeúntes como para los vehículos que por ahí circulan; sirve de colador tanto a las corrientes pluviales como servidas, las cuales terminan represadas, para poco a poco filtrar y socavar esa vía.
—Por el Callejón de las Brujas pasan las aguas fluviales y servidas que van a anegar a Barrancas, metiéndose por debajo de la cuesta. A eso no se le ha hecho ningún mantenimiento y ese es el motivo por el cual el paño de la cuesta se ha partido en varias oportunidades, y también se ha hundido a la altura de la boca de visita. Delante del Callejón de las Brujas hay una profundidad, como tres o cuatro metros, por donde el agua no drena, sino que se filtra.
Falta de gas
Las intermitencias en los suministros de energía eléctrica y agua potable no son ajenas a Barrancas, en semejanza a lo que ocurre en el área metropolitana del estado; sin embargo, las mayores preocupaciones están en la carencia del gas, pues ya cercanos al tercer mes del año, no ha habido jornadas en el sector de recarga de cilindros.
—El agua a veces falla mucho, pero más nos preocupa que tenemos desde el año pasado que no recibimos gas. Ojalá volviéramos con antes a recibirlo directamente en nuestras casas, cuando lo pedíamos a la empresa y demoraba apenas en llegar 3 o 4 días —sostuvo Fabio Moncada, poblador de Barrancas