Regional
Paralizó actividades el personal enfermero del Hospital Central
26 de junio de 2018
No es hipérbole ni licencia poética decir que al Hospital Central de San Cristóbal lo sostiene la mística y vocación del personal médico, enfermero, obreros y administrativos que allí labora, pues tal afirmación no es más que la más cruda y fidedigna verdad.
Ni una gasa, ni un adhesivo, ni un yelco, y menos medicinas e insumos de mayor costo están a disposición de los pacientes, y ni pensar que el propio bolsillo del personal hospitalario compensará esa carencia, pues dentro de todo el aparato público, es uno de los de peores escalafones en el país, si lo comparamos con otros sectores como el de la seguridad o el del poder estatal, por ejemplo.
Porque ya no aguantan más, respondiendo a una urgencia más humanitaria que sindical, los enfermeros paralizaron actividades este lunes y salieron con pancartas improvisadas a protestar en las afueras del HC, acto al cual se unieron espontáneamente pacientes y familiares conocedores de primera mano de la crítica situación.
Los médicos tuvieron que actuar en consecuencia, y asumir funciones del personal ausente y en protesta, impidiendo que el servicio en general se paralizara, en tanto el caudal de pacientes mantenía constante su intenso flujo.
A pesar del paro del transporte, a pesar de que muchos están advertidos de las insuficiencias presupuestales y de insumos, a pesar de que el estado aparentemente se va quedando solo por el éxodo poblacional, los casos graves no paran de llegar las 24 horas del día al Hospital Central, y ni hablar de otras urgencias que pueden ser solventadas oportunamente, provenientes de todos los municipios del Táchira y más allá.
Algunos se presentan por cuenta propia, otros remitidos por una red hospitalaria pública en semejante decadencia –si no peor, y el resto espantados por los altos costos de la salud privada.
Temen el cierre técnico del HC
Entre el nutrido grupo de protestantes estaba Jesús Chacón que debe cubrir un turno de 12 horas –de siete de la mañana a siete de la noche-
–El sueldo –afirmó Chacón- que nos están dando aquí no nos está alcanzando para nada; aparte de que nos estamos quedando solos en las áreas del servicio del Hospital quedando algunas desasistidas. Nos piden trabajar las horas correspondientes al descanso, y no hay herramientas con que trabajar, ni guantes, ni tapabocas, etc. Nosotros pensamos que si la situación sigue como está, y sí se sigue yendo el personal, tememos un pronto cierre técnico del Hospital Central.
La enfermera Vivian Omaña ve con tristeza como por la falta de insumos los pacientes mueren, pues si bien la atención facultativa y asistencial se está ofreciendo, la misma de poco vale sin medicinas, material quirúrgico o higiénico. Los yelcos para abrir las vías intravenosas se cubren con la mitad de un salario mínimo, y un suero lo supera en un millón, siendo cosas que diariamente debe reponer el paciente hospitalizado. Un rollo de un adhesivo ya supera los nueve millones… en fin una persona que sencillamente ocupa estratos de pobreza que acuda al Hospital debe o devolverse a su casa, o mendigar para adquirir los insumos.
“Hay enfermeros –sostuvo Omaña- que cubrimos dos, tres o cuatro áreas en el turno de la noche. Ya se están empezando a cerrar áreas del Hospital Central por la escasez del personal. Emergencia sólo opera en la planta de abajo, pues piso dos hace 15 días lo cerraron, y ahora también han cerrado piso 5 con lo cual se colapsan las pocas camas disponibles. Esta situación se escapa de las manos del personal que aún labora en el hospital. Es algo alarmante y sin embargo nadie nos apoya desde instancias como la Gobernación, la Corporación de Salud o el Colegio de Enfermería
Milagros Bonilla, con 26 años de servicio, brindó una declaración que arrancó aplausos entre sus colegas por lo emotiva y contundente.
–Me doy cuenta –declaró Bonilla– como se ha ido desmejorando, primero nuestra salud y segundo la atención a nuestros pacientes. Todo esto ocurre bajo la mirada desinteresada de nuestros gobernantes a quienes pareciera que la salud no les doliera, y que lo único importante es la seguridad. Vemos como las policías y la guardia nacional no solo tienen beneficios de todo tipo, sino que sus salarios pueden llegar a los 50 millones de bolívares, y a ellos todos los meses les llega su mercado. Ellos no hacen cola, ni caminan porque tienen transporte seguro. ¿Qué pasa con las enfermeras? Hacemos un llamado a las autoridades para que se pregunten: ¿es importante o no es importante la salud en este país?.
Narró que este lunes llegó a emergencias del Hospital del Seguro un recién nacido con sespis neonatal tardía y el papá desesperado no sabía dónde lo iban a hospitalizar, porque si lo recluye en una clínica requiere de alrededor de 600 millones para intervenirlo. “¿! Qué estamos haciendo Dios Mío ¡? Lamentablemente por nuestra pasión nos estamos enfermando. Yo tengo una bronquitis, y eso no lo adquirí en mi casa; eso lo adquirí en los hospitales donde yo trabajo, donde los enfermos están recluidos sin antibióticos. Así nosotros nos protejamos, nos pongamos guantes, las mascarillas, igualito no sabemos en qué momento nos vamos a contagiar, a lo que contribuye que tenemos las defensas disminuidas porque no nos estamos alimentando bien, muchos hemos disminuido nuestro peso corporal hasta 10 kilogramos”, expresó.
Pacientes hablan
Los pacientes también tomaron la palabra, y no escondieron su voz solidaria Joana Pulido: tengo mi hijo 14 años desde hace un mes acá, y no tengo recursos. Deben hacerle una biopsia que cuesta 50 millones y una transfusión de sangre me cuesta 50 millones, además de que no hay sangre. Tengo que hacerle cultivos al niño. Yo estoy consciente de que el sueldo que ganan los enfermeros no les alcanza ni para comer, y a veces hay traerles su pancito.
Helena Montoya: yo tengo a mi esposo que tuvo fractura en las dos piernas y en la columna y lamentablemente tenemos que traer todo el material médico. ¿Cómo es posible que las soluciones estén en cuatro millones, y los yelcos a dos millones, y a cada rato estamos escuchando de las enfermeras y médicos, “yelco, yelco, yelco”? La comida que les dan a los pacientes consiste de un caldito y una arepita pequeñita. Eso es todo.
Yuly Rojas: soy enfermera e hija de un paciente en el área de quemados, donde no sirven los aires, donde no hay absolutamente nada. Mi papá tiene las proteínas bajas y no contamos ni siquiera con una albumina. Así como somos los enfermeros los primeros que nos exigen, somos los primeros que merecemos mejor calidad de vida.
Freddy Omar Durán