Regional

Peligran viviendas en Campo C

30 de junio de 2021

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Más que hacer realidad una tragedia anunciada, el sector Campo C, municipio Capacho Nuevo,  quiere prevenir una, pero eso no será posible mientras la situación a causa de las constantes filtraciones de agua permanezca invisibilizada.

El mal estado de sus vías, más parecidas en algunos trechos a jardines que a carreteras, pues de sus fracturas el agua se deposita libremente para sustentar una vegetación, es la señal de alerta de que algo malo está pasando; pero los agrietamientos en las casas son los que realmente encienden las alarmas.

Aguas naturales, aguas potables, aguas negras, aguas fluviales: todo lo que fuere humedad atenta con la habitabilidad de un sector en terrenos empinados y que, para colmo de males, se sustenta sobre tierra gredosa, proclive a los deslizamientos.

Como se quejan sus vecinos, este problema pertenece a un cuadro crítico dentro de una comunidad catalogada de  estrato alto y, por lo tanto, excluida de beneficios como el CLAP y el Gas Comunal, y que sigue en su lucha por el servicio del aseo urbano y el transporte público, que hace rato por allá  no transita, y menos ante tan mal estado de las carreteras.

Como afirmó Nerio Ramírez, dirigente vecinal, alrededor de 20 casas estarían afectadas por las filtraciones, con casos que pueden ir desde simples fisuras en las edificaciones, hasta paredes a punto de venirse abajo o terrenos hundidos y desplazados.

Esto ha dado lugar a una guerra entre vecinos, quienes se responsabilizan mutuamente por los problemas en las instalaciones de aguas negras y blancas, terminando solucionando sus asuntos en prefectura o en agrias discusiones.

—El problema en parte se debe a que, estando las tuberías por debajo de las casas, al dañarse, por las fisuras brota el agua, la cual baja libremente o la absorbe el terreno. Al no depositársele al dueño de la casa lo que sale del bote, este no le presta atención y el agua termina en la casa del vecino o se filtra en estos terrenos gredosos, brotando en otro lado. Esto, a la larga, debilita un terreno que ya está soportando el peso de las casas y de los automóviles que siguen circulando por aquí, a riesgo, pues esto se convierte en vía principal para los que quieran ir a Capacho Nuevo.

Lamentó Ramírez, tanto la ceguera de los entes municipales, regionales y regionales frente a esa problemática, como los conflictos que se han generado dentro de una comunidad que se forjó mediante acuerdos y esfuerzos conjuntos de sus habitantes.

—Cada uno de los servicios públicos que hemos logrado han representado una lucha entre todos, de muchos años; ahora lo que reina es la desunión. Hay cosas que hubiésemos solventado, por ejemplo, en el pavimentado, con unas pacas de cemento hace 5 años, pero ahora se necesitarían más de 20, y ni se diga lo que se requiere si la vía colapsa completamente— aseveró Ramírez.

Efecto domino

Los deslizamientos de terreno ya han puesto al descubierto el tubo del sistema de cloacas de la propiedad de la señora Carmen Plata. (Foto/Freddy Omar Durán)

Ciro Plaza está tan preocupado por la suerte de su vivienda, con la pared de su porche ya desprendida y a poco de desplomarse, que él se siente más tranquilo cuando no cuenta con el servicio del agua potable. Subrayó que lo que muchos podrían considerar una tribulación particular, podría a la larga ser el inicio de una catástrofe colectiva.

—Aquí el día que se vaya la primera casa, se va la segunda, la tercera, la quinta, y así, sucesivamente. Yo recuerdo que, antes de levantarse este barrio, todo era potreros y en gran parte permanecía seco. Vino alguien de Hidrosuroeste y corroboró que las aguas que se filtran en mi casa y dañan la estructura eran potables. Cuando no hay el servicio, aquí permanece seco— afirmó Plaza, señalando el piso de su vivienda. “Yo hasta me alegro que no haya agua”, espetó.

Recordó que de ocurrir alguna desgracia en Campo C, esto sencillamente pasaría a engrosar el gran expediente de comunidades tachirenses donde, a pesar de las reiteradas denuncias de los riesgos de pérdidas masivas de viviendas, nada o poco se hizo.

—Aquí mucho se ha dicho y nadie le ha parado; aquí, cerca, a un lado de Campo C, por un bote de agua se vinieron abajo 20 casas, e igual ha sucedido en Mata de Guadua y Los Potrillos, en El Valle. También ocurrió algo similar en Toituna y por los lados del hospital de Táriba. Al alcalde de Capacho Nuevo no lo conoce nadie, aquí le dicen el “invisible”, y ni hablemos del servicio de aseo:  pretendieron cobrarnos mil quinientos pesos semanales por casa y usted calcule cuánto es eso, teniendo en cuenta que solo en la parte baja hay más de 400 casas. Nos consideran ricos y población no vulnerable, y por una bombona de 27 litros tenemos que pagar 35 mil pesos, mientras en Zorca- Providencia y Zorca-San Isidro, que son sectores vecinos, les llega casi gratis— acotó Plata.

De terraza a planicie 

Corrientes que avanzan con libertad o brotes del líquido por doquier: una humedad que se acumula y afecta a todo Campo C, especialmente su vialidad. (Foto/ Freddy Omar Durán)

Cualquiera que ve la casa de la señora Carmen Plaza  piensa que se apostó en la cima de una ladera, cuando en realidad contaba con una amplia terraza, de al menos 5 metros, que ahora se hunde inexorablemente día a día, alrededor de 80 centímetros hasta ahora. La columna principal de su vivienda estuvo a punto de desplomarse y lo pudo evitar al convencer al vecino de que arreglara los defectos en sus tuberías. Aun así, nuevas filtraciones siguen su efecto destructivo y eso se percibe en las paredes limítrofes de su terreno y algunos arbustos notablemente ladeados

El desplazamiento de sus terrenos ha destruido la canalización contigua a su propiedad y ha expuesto al sistema de cloacas, que con cualquier vehículo que le pase encima se destruye.

—El primer problema lo tuvimos con las aguas negras. Al ver un bote de agua, que no sabíamos su procedencia, nos vimos obligados a escarbar. Descubrimos que la alcantarilla principal que pasa por ahí estaba separada dos metros, y ahí se formó un tremendo cráter. Luego las placas de las cunetas comenzaron a cerrarse por el deslizamiento del terreno, producto de las filtraciones procedentes de toda la humedad y van a parar a mi casa, desde otras viviendas.   Esto provoca que el agua ya no circule por ahí, se empoce y la carretera se deteriore aún más. De otra parte, un camión bajó sin frenos y terminó sobre la cloaca principal, que fue arreglada inconvenientemente con unas piezas de plástico y a la larga no va a soportar la presión de las aguas en bajada.

Freddy Omar Durán

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