Conocida como una de las plazoletas más emblemáticas de la capital tachirense, la plaza Bicentenario, en la calle 11, del barrio San Carlos; hoy día es sólo un vestigio de lo que fue su pasado, ya que actualmente es sólo un muladar en donde pululan los malos olores, basura y destrucción, ya que buena parte de esa instalación se encuentra totalmente destruida y abandonada.
Pese a contar con bellos ornamentos de estilo colonial, todos ellos en la actualidad están destrozados o en el piso ya que han corrido con suerte, ya que buena parte de los mismos han sido robados y vendidos en el mercado negro de productos ferrosos, ya que su composición es netamente de hierro.
Los destrozos son de tal magnitud, que bancas, techos de casillas, lámparas y hasta rejas de la misma composición ferrosa, también han corrido la misma suerte y han sido destrozados en su totalidad, al punto que algunos de sus restos, simplemente fueron abandonados por no representar ningún tipo de valor económico, motivado a que se pudrieron y no representan ganancia alguna.
En medio de esta maraña de caos, las áreas verdes, al igual que el exterior de la plazoleta, han sido convertidas en basureros, donde reposan bolsas con desechos descompuestos y mal olientes.
En predios de este recinto, los desechos sólidos forman una escena dantesca, tanto así, que los residuos llegan a tener varios metros de extensión, por lo que los olores que despiden las basuras, suelen afectar a vecinos y transeúntes.
“Ecocidio consumado”
Los daños causados a esta plazoleta, no solo son estructurales, sino también desde el punto de vista natural, ya que muchos árboles han sido talados, no se conoce si por razones de la muerte de estos o sencillamente fueron cortados con otros fines, ya que se puede apreciar que al menos varios troncos presentan aún un estado saludable, por lo que se puede estimar que personas desconocidas les cortaron con otros fines.
En lo que concierne al alumbrado público, tanto las redes como postes, han sido robados por completo, por lo que la oscuridad en el sitio es total.
Pese al estado calamitoso de la plaza, la misma ha sido dejada abandonada por los entes gubernamentales.
Pablo Eduardo Rodríguez