El no disponer de efectivo también es una razón que pone a más de uno a abstenerse de viajar en buseta, en la medida en que la mayoría de los bancos entregan 50 mil bolívares, máximo, ni para una semana de viajes
Freddy Omar Durán
La explosiva mezcla de escasez de combustible, y una población que ya no cuenta con el efectivo suficiente para viajar, se reflejan en una ciudad donde hay pocas busetas, pero también pocos pasajeros.
A excepción tal vez de las primeras horas de la mañana y el cierre de la tarde, horas de la salida y el retorno a los hogares, prácticamente el resto del día buses y busetas se movilizan con un aforo holgado, incluso en horas del mediodía.
La escasez de gasoil ha obligado a las líneas a limitar la circulación de las unidades por cada una de las líneas, a la mitad de las que normalmente transitaban en días laborables. Ante esto, se podría pensar en principio que las pocas unidades rodando no darían abasto a un número ingente de pasajeros; pero esto no ocurre así y, por el contrario, puestos sobran, al menos en el horario antes indicado.
Aporte de Transtáchira
La alternativa de Transtáchira, en tanto precio y disponibilidad de ruta, sigue siendo saludada por los usuarios; sin embargo -como se notó en la parada de los que se dirigen a San Josecito y El Palmar de La Copé-, no ocultan su malestar por lo que catalogan un capricho en las horas de salida y en la disponibilidad de vehículos. Aunque la directiva de la empresa no se ha pronunciado sobre el particular, se rumora que estas fallas del servicio sean igual consecuencia del desabastecimiento del combustible.
Las líneas suburbanas son las que más experimentan el sensible decrecimiento en el número de pasajeros. En el pasado era común que una masa de trabajadores se movilizara hasta San Cristóbal para cumplir su jornada laboral; hoy en día, la situación ha cambiado, pues para muchos sale más barato quedarse en la casa, o hacerse de un negocio en su hogar, que ir y subir a San Cristóbal, por un empleo que apenas si le reporta el salario mínimo.
Por ejemplo, en un tiempo, Rubio llegó a ser considerada una “población hospedaje” de San Cristóbal, y muchos apenas estaban dispuestos al sacrificio de madrugar mucho y llegar muy tarde a sus casas. En la actualidad, para quien devenga apenas un salario mínimo, no se trata de un sacrificio sino de un imposible: de ida y vuelta, el viajero paga 60 mil bolívares, a lo que habría que incluir 12 mil, mínimo, para desplazarse al interior de la capital, para un total de 80 mil bolívares… es decir que, en una semana laborable, el salario básico se consumiría en puros pasajes.
De hecho, en muchas empresas e instituciones públicas se estaba manejando la posibilidad de que los trabajadores que viven lejos apenas lo hicieran 3 veces por semana -con la consecuente baja de productividad que eso implica-; no obstante, ni de esa manera se hace rendir un salario básico, para que los pasajes no se lo devoren.
Aunque hasta los momentos el aumento anunciado por el alcalde de San Cristóbal y el Ministerio de Transporte sería de un máximo de 5 mil para un radio de 20 km, el impuesto por los transportistas está en 6 mil, que se va duplicando o triplicando, dependiendo de la distancia. Un caso es la ruta Zorca-San Isidro-San Cristóbal, que de 8 mil bolívares el día sábado, para el lunes se elevó en 13 mil bolívares, y nada puede cambiar eso, ni siquiera el intercambio de insultos que entre pasajeros y choferes se produce.
Recordemos que para mayo del año pasado, a un precio de 500 bolívares (¡500!), la situación era muy distinta, porque ningún aumento podía levantar un sector transporte prácticamente paralizado. En febrero está “menos” paralizado; pero el caudal de pasajeros ha mermado. Los que aprendieron y no están incapacitados para la caminata; no lo dudan mucho, con tal de ahorrarse al menos 12 mil bolívares en efectivo.
El no disponer de efectivo también es una razón que pone a más de uno a abstenerse de viajar en buseta, en la medida en que la mayoría de los bancos entregan 50 mil bolívares, máximo, ni para una semana de viajes.
La circulación del peso u otra moneda extranjera no representa mayor alternativa, puesto que los pasajeros, aunque pueden contar con divisas, no las sueltan con tanta facilidad o prefieren reservarlas para otro tipo de productos, especialmente los relacionados con la alimentación.