Regional

Porque ser bueno no es malo

15 de julio de 2024

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El grupo Manos que Oran y Ayudan extiende su acción generosa hacia los más necesitados

Norma Pérez

En marzo de 2020, Valerio García Rojas organizó un pequeño grupo de oración con algunas personas de su entorno. La pandemia había llegado a Venezuela e iniciaba el periodo de cuarentena. Después de tres meses, mientras la mayoría se resguardaba en sus casas, decidieron ir más allá y salieron a las calles de San Cristóbal a ofrecer su ayuda a los más necesitados.

Hoy, son una organización que bajo el nombre de Manos que Oran y Ayudan, asisten a familias en circunstancias desfavorables, realizan jornadas de alimentación en comunidades vulnerables y visitan casas hogares del Táchira para llevar alimento, atención y afecto.

“Inicialmente conformamos un grupo de oración, donde compartíamos el santo rosario y la palabra diaria, ya que las iglesias estaban cerradas. Al transcurrir los primeros meses de cuarentena, sentimos la necesidad de ayudar e hicimos una sopa de amor, pues estamos en el 23 de Enero, que es una comunidad muy vulnerable”.

Una mano amiga siempre extendida

Después de esta experiencia, acudieron a la Casa Hogar Medarda Piñero, para servir una merienda y hacer juegos y bailes. También, fueron a la Casa Hogar del Palmar de La Copé, a otra ubicada en Zorca y atendieron algunas familias. El primer diciembre, prepararon una cena e invitaron a las personas que comenzaban a quedar solas porque sus hijos se fueron del país.

“Empezamos a sentir ese gusto de ayudar. Aprendimos que la iglesia está afuera, que Jesús está en las calles y es imprescindible buscarlo. Logramos conseguirlo y llegar hasta las personas en situación difícil, con lo poquito que en ese momento podíamos aportar”.

Obra de amor

Los protagonistas de esta obra son: Valerio García Rojas, quien es el coordinador del grupo; Olga Mora, Mariela Univio, Carmen Rojas, Ana Tulia Contreras y Doris Sánchez.

“Somos seis personas, adultos mayores. No recibimos recursos por ninguna vía, solo lo que recolectamos y los aportes de personas de buen corazón. Cada vez que hay una actividad, hacemos una rifa, recibimos alimentos para la preparación de los almuerzos, somos católicos y proclamamos nuestra Iglesia más allá de sus muros”.

La ayuda necesaria

Actualmente trabajan con padrinos, que aunque no los conocen personalmente, los respaldan para que puedan cumplir con su cometido.

“Estos benefactores sienten la obra como nosotros y nos ayudan. Promocionamos rifas, y de alguna manera llegan los ingredientes necesarios. Por eso, siempre tenemos una lámpara encendida por nuestros padrinos.

Con convicción, Valerio García manifiesta que no hacen distinciones con las personas que auxilian: “Vamos donde exista necesidad, podamos brindar un respaldo y un poquito de esperanza”.

En la plaza La Ermita

La próxima acción social está pautada para el viernes 19 de julio, en la plaza La Ermita de la capital tachirense.

“Allí hay muchos hermanos en circunstancias desfavorables. Es la segunda vez que acudimos a este lugar y es una de las obras más gratas, donde siento una gran alegría de ser católico, de conseguir a Jesús en medio de estas personas sumidas en vicios”.

En esta ocasión, van a compartir un almuerzo; para su preparación requieren cinco kilos de pasta, cuatro kilos de carne molida, tomate, pimentón, ají dulce, limones, panelas, pan, golosinas, cubiertos y envases desechables.

 “Queremos que sea una comida digna de los hijos de Dios. Necesitamos ropa usada en buenas condiciones, lencería, gorras, zapatos, todo lo que pueda ser de utilidad para estos seres desposeídos y familias carentes no solo de bienes materiales, sino de afecto y atención. Por esta razón, también compartiremos el santo rosario”.

Valiosa obra de amor

Los mercados del CLAP que reciben, los distribuyen en comunidades de bajos recursos. Aceptan medicamentos que no estén vencidos, pues cuentan con un médico que se incorpora a las jornadas, realiza toma de tensión y ofrece asistencia en caso de ser necesario.

Valerio García, quien es un experimentado chef, es el encargado de dar sazón a la comida que brindan.

“Ofrezco mis conocimientos de chef para la obra y gloria de Dios. Lo que más anhelo, es tener una casa de alimentación donde la comida llegue a quienes realmente lo necesitan. Si alguien siente el deseo de servir, está invitado a conocer esta labor que realizamos”.

Por sus vivencias, está convencido que existen muchas personas generosas, nobles y desinteresadas, dispuestas a aliviar el sufrimiento y la necesidad de sus semejantes.

“Sí hay gente buena. Los buenos somos más, y debemos unirnos. Saber que la humildad y la sencillez nos va a sacar del negativismo y la distracción; alejar el espíritu de la pereza que nos atormenta. El resentimiento y el odio lo combatimos con  afecto y atención”.

Su mensaje es a sumarse y cooperar: “Todos están invitados a ser parte de esta bella de historia de amor al prójimo. Porque ser bueno no es malo”.

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