Regional

Precios al alza y poco transporte marcaron el cuarto día de cuarentena

19 de marzo de 2020

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Freddy Omar Durán

Fotos: Jonnhy Parra -Gustavo Delgado

Con un cartón de huevos que duplicó su precio respecto a la semana pasada, y un kilo de carne rayando los 250 mil bolívares el kilo, la tercera jornada de la cuarentena tomó este miércoles un cariz preocupante, a lo que contribuye el hecho de que en muchos establecimientos respondían con el consabido «no hay línea» que obliga a más de uno a soltar la poca reserva de efectivo con la que se cuenta, y la que muchos difícilmente podrán reponer si persiste el cierre de los bancos.

La otra opción de modo de pago la constituyen los pesos; pero ante el cierre de frontera, hay un temor de una disminución del circulante; por lo que no son pocos ciudadanos exigiendo con urgencia la reapertura de las taquillas bancarias o al menos la habilitación de los cajeros automáticos.

En este tercer día se pudo observar la sensible merma del transporte público, y prácticamente desde el mediodía se paralizó. Los usuarios que debían desplazarse fuera de San Cristóbal, a otros municipios en el mejor de los casos pagaban 2 mil pesos a rutas «desviadas» o piratas, aunque algunos pretendiendo convertir la cuarentena de marzo su agosto, les cobraban hasta 5 mil pesos.

Los choferes que debían confrontar a usuarios que en lapso de horas esperaron su llegada y se llevaron la sorpresa de las improvisadas tarifas, alegaban que en el mercado se aguantaron los sobreprecios y no insultaron a nadie.

Inflación en pesos

La cuarentena ha arrastrado la inflación en pesos, los incrementos están en el orden del 80 y hasta el 100 por ciento. La naranja y el limón muy populares entre la población, como medicamentos naturales contra el coronavirus, han sufrido alzas desconsideradas, encontrándose el kilo de naranjas en dos mil pesos, y los limones en tres mil pesos. En circunstancias similares, el tomate ronda los 3 mil quinientos pesos.

La carne, los huevos y los quesos, son otros de los productos en vuelo directo al espacio, a pesar de que seguían en exhibición, pero en cantidades insuficientes para aguantar unos días màs de carestía. Por ejemplo, el cartón de huevos estaba en alrededor de los 15 mil pesos; no obstante, algunos se daban el lujo de hasta exigir 20 mil pesos. Con la Harina Pan el capricho del vendedor colocaba su precio entre los tres mil ochocientos y los 6 mi pesos.

La falta de efectivo tanto en bolívares como en moneda extranjera se constituye uno de los factores que van a contribuir a la escalada de precios. Ciertamente, aunque muchos compradores no esconden su predilección por la divisa extranjera, en las actuales circunstancias, los bolívares en efectivo no son para nada despreciables. Si bien muchos establecimientos no tuvieron mayor problema en sus puntos electrónicos; otros sí reportaron su caída, ante el hecho de que la cuarentena ha supuestamente recluido al personal técnico y bancario, para solventar sus fallas, desconocen si al corto plazo sus fallas tendrán solución.

De hecho algunos dueños de abastos ya reportaban advertencias de sus distribuidores de que en los próximos días de seguir la situación igual, y debido al desabastecimiento de gasolina especialmente, limitarán sus despachos.

Aunque se notó la presencia de efectivos militares y policiales en las calles, al parecer sus funciones se enfocaban en la seguridad civil y sanitaria, pues el tema del costo de vida al parecer por lo que se constató en la calle, les era ajeno.

Terminal sin actividades

Siendo el tema alimentario el motivo hasta los momentos de mayor preocupación para una población en cuarentena, era de esperar que los lugares de apreciable concentración sean los mercados y supermercados. Especial actividad ocurrió en los alrededor del Terminal de Pasajeros y el Mercado de los Pequeños Comerciantes donde muchas vías se cerraron al flujo vehicular, y funcionarios del Faes y la Guardia Nacional controlaban la zona. Los vendedores callejeros cumplían escrupulosamente la exigencia del uso del tapaboca y los guantes; así como muchos transeúntes, aunque no todos, una minoría muy confiada de su suerte y su salud, tal vez…

Este miércoles las actividades en el terminal de pasajeros de La Concordia se suspendieron, aunque se podía acceder a sus instalaciones; y en sus afueras estaban una que otra unidad que cubría las rutas hacia la frontera. En las proximidades una buseta de la línea Circunvalación mientras aguardaba por pasajeros, para trasladarlos al centro de la ciudad, era abordada por un efectivo de la GNB, quien con megáfono en mano, recordaba a los ocupantes la obligatoriedad del tapabocas.

La situación en los alrededores del terminal contrastaba con una ciudad desolada, con unos cuantos transeúntes, en su gran mayoría cumpliendo las exigencias sanitarias de los gobiernos regional, nacional, y hasta de las autoridades religiosas. Con un servicio de transporte cercana a la paralización -situación que reportaron los representantes de los gremios transportistas- la movilidad de civiles se reducirá especialmente en zonas comerciales a su mínimo.

No obstante dentro de la población hay una división marcada entre quienes no muestran mayor preocupación por la expansión en estado del coronavirus, y confían las medidas tomadas hasta el momento por el Estado; y quienes llevan su escrupulosidad al máximo, toman precauciones dentro de sus hogares y al entrar y salir de los mismos, siguiendo las indicaciones facultativas, especialmente divulgadas a través de las redes sociales y las aplicaciones de los dispositivos móviles.

Sin cortes de luz

En medio del desconcierto general por la presencia del coronavirus en el Táchira, un consuelo que ha recibido sus habitantes ha sido la relativa normalidad de la prestación del servicio eléctrico. Muchos confían que los cortes de luz no abunden durante el periodo de cuarentena, en tanto al reducirse el consumo de electricidad en el sector productivo, se beneficie a los hogares por ese ahorro.