Vendedores informales expusieron su situación en documento consignado a la Defensoría del Pueblo.
Freddy Omar Durán
En la oficina principal de la Defensoría del Pueblo, este viernes se hizo presente una representación importante de alrededor de 120 personas pertenecientes al sector informal, para consignar un documento en reacción a las limitaciones a la actividad laboral que ellos vienen desarrollando, por parte de las autoridades policiales y municipales.
Previo y después de la consignación del documento, en un acto de calle se cantaron consignas en las cuales resaltaron su derecho al trabajo, como ya lo hicieron esta semana en la plaza Bolívar y este lunes en Residencia de Gobernadores.
Una demografía muy variada se notó en la protesta, destacándose mujeres y personas de la tercera edad, y unificados en un mismo mensaje: “Queremos trabajar, no somos delincuentes”. En la concentración se encontraban los líderes sindicales de Suvaceta Táchira, que recibieron el respaldo de otras organizaciones sociales
—Este viernes presentamos un comunicado a la ciudadana defensora del Pueblo del estado Táchira, Celeste Buitrago, informándole de la problemática del sector informal que desde hace 8 meses ha venido siendo desalojado del centro de San Cristóbal— declaró Leida Marcela León, presidente de la Central de Trabajadores Alianza Sindical Independiente.
Afirmaron los representantes sindicales que hasta los momentos se han cumplido con los censos solicitados por la Alcaldía de San Cristóbal, en los que se ha determinado que alrededor de 400 personas se han dedicado a la economía informal; se han cuidado de no acumular desechos sólidos en los espacios públicos y se han hecho propuestas de todo tipo; pero que aún así, de parte del municipio no se ha planteado una solución viable para que ellos no pierdan su modo de subsistencia o la realicen en un lugar digno y apropiado, teniendo en cuenta la cercanía de la temporada navideña.
—Continuaremos luchando en las distintas instancias hasta que se logre llegar a un acuerdo para los permisos, porque en Venezuela no hay empleo, porque la gente está migrando por la guerra económica, y no es posible que mientras el Presidente de la República habla del derecho de las mujeres, del derecho del trabajo, de ayudar a los emprendimientos con créditos, con protección social a la clase trabajadora, en el municipio San Cristóbal no haya una política para una transición de la economía informal a la formal— agregó León.
Como persona de la tercera edad y sustento de dos nietos menores de edad, ya que el padre de los mismos emigró ya hace más de 6 años y no se conocen mayores datos de cómo y dónde se encuentra, María Elvia Díaz, residente de barrio El Rio, manifestó su preocupación por la posibilidad de ser despojada de su modo de subsistencia.
—Yo vendo chucherías, alquilo teléfonos, trato de resolver la situación de una y otra manera, puesto que no hay quien nos ayude. Yo tengo 22 años laborando en el centro. Durante todo este tiempo siempre nos ponen trabas para trabajar en la calle, a veces se calman un poquito, y luego vuelven y nos corren, nos pasan de un lugar a otro. Nos quieren enviar a un lugar ubicado del edificio Guarauno para arriba, pero eso es por ahí muy solo y no se vende nada.
Dramático también fue el testimonio de Dayana Sánchez, madre de un niño especial de 10 años, que padece alrededor de 20 convulsiones diarias, y aunque recibe ayuda de la Fundación Juan de Dios, los altos costos de los medicamentos le obligan cubrir gran parte de los mismos con su trabajo informal.
—Le pido al señor Alcalde sinceramente que se ponga la mano en el corazón, me deje seguir vendiendo condimentos en la calle. Mi hijo para sus cuestiones médicas y alimenticias requiere alrededor de 800 mil pesos mensuales, y de la calle apenas saco 15 mil o 20 mil pesos, de los que tengo que conseguir el almuerzo y desayuno de mi hijo. Si yo no trabajo, yo no como. Yo he sido revolucionaria desde los 19 años, mi primer voto para él, y me siento indignada que uno siempre en pie de lucha ellos nos estén dando la espalda. Ya la Primera Dama nos ofreció la ayuda para unos exámenes que mi hijo debe realizarse anualmente— acotó Sánchez con la voz quebrada y lágrimas en sus ojos.