Investigadores, docentes, coordinadores de entidades educativas y funcionarios públicos relacionados con el problema, coinciden en afirmar que la educación a distancia ha traído profundos cambios a la cultura de la enseñanza-aprendizaje como tal; pero hay un aspecto de impacto económico que merece una consideración aparte.
La temporada escolar para muchos negocios ha sido la oportunidad de oro para salvar el año, cuando no los mismos se han especializado en el ramo, y no participan de otros auges comerciales representados por la Navidad, efemérides familiares y laborales, el Día del Amor y la Amistad, e incluso las vacaciones.
Las ventas de uniformes escolares, maletines y cartucheras, papelería, zapatería, e incluso el servicio del transporte escolar, se verán afectadas por esta educación a distancia, aunque el Gobierno nacional ha insistido en que para principios de 2021 sería posible el retorno a clases presenciales.
Ya la cuarentena misma, desde estos casi 6 meses, venía haciendo mella sobre estos comercios, no solo por las restricciones impuestas al flujo de clientela, sino al propio funcionamiento de los mismos, constreñidos a un horario mañanero, y de paso a alternancias de semanas flexibles y rígidas, en las cuales no se les autorizaba a abrir.
Edicson Gamboa, por ejemplo, dedicado al ramo de papelería, optó por la oferta online de su existencia a través de las redes sociales, y de páginas especializadas como Mercado Libre, en las cuales ha alcanzado un respiro a las pérdidas en la tienda física:
—En la tienda física las ventas han decaído en un 70 %; pero lo que me ha salvado literalmente ha sido Instagram y Mercado Libre; se ha vendido muchísimo más. La gente está solicitando mucho el servicio de delivery.
Por su parte, Eira Méndez, dedicada a la confección de uniformes escolares, ha querido ser un poco positiva y adelantarse a un inicio de clases presenciales; no obstante, se ha enfrentado con el infranqueable obstáculo del costo de las materias primas, teniendo en cuenta que no es posible ir a Cúcuta en busca de mejores costos.
—El costo de las telas y los hilos se ha elevado bastante, así sea en pesos o en bolívares. Dicen que eso lo pasan de Colombia por las trochas y de ahí esa carestía.
María García ha consolidado un “punto de venta”, no solo de uniformes, sino de estampados de logos de instituciones educativas en los mismos. Para no perderlo, debe seguir pagando un arriendo en divisas, que no saca de una producción paralizada, sino de recursos obtenidos por medios distintos a la confección textil.
—Nos hemos visto seriamente afectados, y eso nos ha llevado a buscar alternativas para no atrasarnos en nuestro arriendo, teniendo en cuenta que el dueño del local depende del mismo para sobrevivir. Nos hemos puesto a vender postres para solventar algunos gastos.
Freddy Omar Durán