Por un puente con gran parte de sus barandales en muy mal estado, que hace más de un año soportó la furia de la vaguada de La Zorquera, vehículos y peatones deben transitar todos los días, por Zorca-San Isidro.
Poco le faltó a la estructura para sucumbir ante fenómeno natural; pero resultan visibles las afectaciones, bajo y sobre ella, especialmente en los pasamanos, que carecen de tubos y con sus bases arrancadas del suelo y cabillas al desnudo.
—Luego de la vaguada se limpiaron las toneladas de basura que estaban depositadas debajo del puente; pero desde ahí, nada más se ha hecho. Cerca depositaron una montaña de tierra que se convirtió en un bosque, y apenas medio se acordaron de despejar la vía, por la que ni se podía transitar días antes de las elecciones— aseveró Rosa Suárez, vecina de Zorca-San Isidro.
Los vehículos que se movilizan, desde y hacia el puente, deben antes cuidarse de una vía doble intransitable llena de cráteres.
El desbordamiento de La Zorquera conllevó el colapso de gran parte del sistema de alumbrado público, y aunque la misma se intentó reestablecer, cerca del puente no se levantaron luminarias y en la noche se convierte el lugar en una “boca de lobo”.
—Las aceras quedaron enterradas en los montículos de tierra ya llegando al puente y nos toca lanzarnos a la calle; pero eso se vuelve muy peligroso en la noche, con esa oscuridad, y motocicletas y automóviles que se les ocurre bajar sin luz— denunció José Liscano. (FOD)