Cincuenta años de vida artística del maestro Jhonny Mendoza y el 49 aniversario de la UNET fueron los eventos propicios para la celebración una inolvidable gala musical
Norma Pérez
El reencuentro del maestro Jhonny Mendoza fue con sus afectos. Con ese amor bonito que cuando partió hacia otras latitudes, dejó sembrado en el corazón de sus amigos, sus discípulos, de todos quienes conocen su trayectoria como violinista, director y compositor. De quienes en alguna ocasión escucharon su música, lo aplaudieron, le dieron un apretón de manos o un abrazo.
Como dijo el Rector Raúl Casanova al dar la bienvenida a los asistentes al concierto de gala en homenaje a la UNET, al músico tachirense se le recibió a sala llena.
“No saben la emoción y alegría de tenerlos aquí a sala llena, sentimos orgullo, motivación y más compromiso para seguir con el cumplimiento de las funciones que desde hace 49 años desarrollamos”.
Sus palabras fueron de gratitud para el jefe del departamento de la carrera de Licenciatura en Música, César Pabón, y el profesor Javier Reyes, quienes fueron los motores y principales impulsores del concierto.
A la par de hacerle entrega del Botón de Oro de la UNET, felicitó al maestro Jhonny Mendoza por sus 50 años de vida artística, “quien nos representa en el contexto regional, nacional e internacional con gran elocuencia, profesionalismo, humildad y una querencia con la tierra tachirense evidente. También a Cuerdas Andinas, al Sistema Nacional de Orquestas. Todos impulsando el amor natural que tienen los tachirenses por la música y arraigado en principios como los que hoy vemos”.
Hubo un espacio para los reconocimientos que muchos quisieron hacerle a Mendoza y que él retribuyó con medallas para quienes son o formaron parte de Cuerdas Andinas.
Después de la presentación, a cargo del Cronista de la Ciudad, Luis Hernández Contreras, se dio inicio a la gala musical, donde prevaleció el talento en la ejecución del repertorio seleccionado especialmente para la ocasión.
Jhonny Mendoza refirió que escogieron obras simbólicas para ellos, donde se recuerda a personas como Luis Gilberto Mendoza, fundador de la Orquesta Sinfónica.
“También música de Aldemaro Romero, pues siempre teníamos el reto de quién podía ejecutarlo de mejor manera. Como sorpresa para el público, incluimos el Danubio Azul”.
“Para la segunda parte, planificamos cuatro serenatas por cada año de ausencia, desde la última vez que visité mi país. Seis canciones del Táchira, seis de toda Venezuela, seis de Europa y por último seis canciones románticas dedicadas al público”.
Sobre el escenario se unieron la Orquesta Simón Bolívar del Táchira, dirigida por Ramón Andrés Moncada, la Coralina del Táchira y la agrupación Cuerdas Andinas, que arriba a 48 años de actividad. Sus integrantes, Leoncio Ontiveros, Gebi Méndez y Jhonathan Colmenares.
Un conglomerado de artistas que hizo el deleite de los espectadores durante varias horas de recorrido por obras de afamados compositores tachirenses, venezolanos, latinoamericanos y universales.
Incansable, el violín se dejó escuchar sobre el escenario, por los pasillos. En las notas del Himno del estado Táchira o en el final con un Pajarillo. En cada rincón del teatro, la música fue protagonista.
Embargado de sentir y cariño por su gente, Jhonny Mendoza recordó sus orígenes: “Sigo siendo tachirense, y aunque no es fácil venir, lo hago con mucho amor para mi pueblo. Agradezco la atención de la universidad y el afecto de la gente. Somos una sola familia y una sola casa”.
Este día no hubo cabida para el desarraigo. El reencuentro fue con la querencia.