Regional

Río de aguas negras en la Cueva del Oso

24 de noviembre de 2021

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Freddy Omar Durán

Una mancha verdosa y resbaladiza sobre la carretera un poco antes del Convento de las Carmelitas  Descalzas en la Cueva del Oso, en la parte alta de Pueblo Nuevo,  cuenta los meses en que los habitantes de ese sector sancristobalense ha tenido que aguantar una “fontana” de aguas negras cuyas aguas libres corren por la vía principal del popular sector sancristobalenses.

Pero los botes incómodos también se originan desde el acueducto rural que atraviesa la zona, que pareciera ser más el vital líquido que desperdicia que el que efectivamente aprovechan sus usuarios. Daños en tuberías que han resentido una vía donde el conductor, ya sea en bajada o en empinada subida, debe manejar con cuidado para no estropear su vehículo en un hueco o no perder el control.

Doble dolor de cabeza que fluye paralelo, y a olfato se puede captar la diferencia. Por si fuera poco, más arriba un hidrante de Hidrosuroeste de vez en cuando se rebosa, y ahí sí la cascada cierra el paso, y para colmo de males atraviesa viviendas bajo el riesgo de quedar inhabitables, y por un milagro divino se mantiene en pie.

–Cuando hace sol los olores se hacen insoportables. Ya llevamos un tiempo con el “problemita” y nada que lo han arreglado, pues la cloaca ya colapsó hace un año y reventó el asfalto quedando un pozo bien ancho, y en medio del cual clavamos una estaca para alertar a los que se movilizan por aquí y no caigan en él. Por los lados de las Hermanas Carmelitas, usted puede ver perfectamente algo que parece una naciente, pero en verdad eso es el acueducto rural de La Machirí ya bastante deteriorado—afirmó Bernardo Carrero.

Como chofer el señor Carrero sabe del peligro que representa para los amortiguadores y demás maquinaria de su vehículo el jardín de huecos que representa la arteria principal, por no hablar del total despojamiento de pavimento por la vialidad suplementaria.

–Por lo que se llama “La Callejuela”, la otra salida que tenemos en Cueva del Oso, la carretera está destrozada totalmente—agregó Carrero.

Como certifican miembros del Consejo Comunal de la Cueva del Oso inspecciones por parte de Hidrosuroeste, la Gobernación, y la alcaldía capitalina no han sido pocas, e incluso las quejas se han elevado a funcionarios sanitarios del estado, pero sin resultado alguno.

–Nosotros le llevamos a la Gobernadora una carta a su oficina; pero lo que ella nos dijo es lo que siempre pasa en este país “que-no-hay-rial”, “que-no-hay-maquinaria”. En Hidrosuroeste alegan también la falta de plata. Aquí se necesita el retroescavador para abrir y encontrar la obstrucción, y nos dijeron que está en mantenimiento. Para arreglar el acueducto rural la alcaldía de San Cristóbal asegura que ya han comprado la manguera, para reemplazar tubos rotos y demasiados viejos, con el compresor que ellos nos facilitaron  descubrimos donde quedaba la boca de visita de la alcantarilla, que rompió la carretera, al estar tapada y no encontrar más salida a las aguas. Esto se pone terrible y la podredumbre inmensa. Este problema se ha puesto más grave de marzo para acá — afirmó Elsa Álvarez, representante del Consejo Comunal de la Cueva el Oso.

La urbanización Terrazas de Paramillo, donde habitan 84 familias,  se han convertido en uno de los principales receptores del desborde de aguas blancas –tanto de sistemas de Hidrosuroeste como del acueducto rural- y servidas.

–Con el bote de las aguas blancas de las Carmelitas Descalzas llevamos más de cinco años. Sufrimos por los daños en un acueducto rural que hace más de tres años no se le hace mantenimiento. El parque que teníamos para los niños, y ya no se puede usar porque esa zona está contaminada. También el bosquecito colindante con el Hospital Militar teníamos un naciente a la que alguien se le ocurrió tirarle una cloaca y ahora no se aguanta la fetidez— narró Olga Cruz, residente de Terrazas de Paramillo.

Un inconveniente tan complejo ameritaría una competencia conjunta de los diversos organismos nacionales, regionales y municipales, pero el reclamo es que en vez de esta acción coordinada, los reclamos viajan de despecho en despacho.

–Cuando antes llamabas a Hidrosuroeste, y venían se dedicaban a todo lo que aquí pasaba; ahora no solo tienes que traerlos por tu cuenta o conseguirles para movilizarse, sino que vienen a atender casos muy puntuales. Pero los casos que son de tiempo atrás se están sumando, y debemos resolverlos ya. Lo del acueducto rural ha pasado a ser un asunto de la alcantarilla, donde nos dicen que no pueden cortarlo pues el mismo favorece a un grupo de personas, quienes también deberían asumir su parte—agregó Cruz

Sin alumbrado, ni gas

Para Lisa Guevara los daños en el alumbrado público no pueden ser pasados debajo de la mesa, y son reiteradas la ocasiones en que se ha pedido la instalación del mismo así como la mejora en el servicio de Cantv, criticado duramente por los representantes del consejo comunal tanto en lo que respecta a telefonía como internet.

Al hablar del gas entre los miembros del consejo comunal, casualmente pasaba un camión distribuidor del producto que hizo una parada, no sin antes recibir ciertas miradas de suspicacia de parte de los denunciantes. Hace 15 días –aseveró Álvarez, se realizó una jornada por la que se tuvo que pagar en pesos, y cuyo centro de acopio para muchos se encontraba muy lejano, especialmente para quienes no cuentan con vehículo o pertenecen a la tercera edad.

–¿Cómo vas a cargar una bombona de 43 kilos a cuestas en una zona tan inclinada, por favor? Y tiene que ser ya, porque si no tienes que andar detrás del líder de la cuadra para que te la reciban. Sobre todo las ancianas, las mujeres que se han quedado solas. Imagínate una persona que esté ganando 50 bolívares y pagar a 20 mil pesos por la bombona de 18 kilos, y la de 43 kilos 45 mil pesos—dijo

Tener unos servicios públicos para los vecinos de Cueva del Oso ha terminado por ser una lucha eterna, en la que los vecinos no están dispuestos a claudicar, y en la cual el uso de las redes sociales se ha constituido en una herramienta importante.

–La comunidad como comunidad no hemos tenido muchos problemas entre nosotros y nos hemos colaborado. Pero la lucha eterna con los entes gubernamentales ha sido para recibir las cosas que normalmente recibíamos antes. El gas nos llegaba a la casa. Nosotros pasábamos 15 días sin agua por la falla en el acueducto, apenas si en la noche nos caía un hilito para abastecer el tanque, o ayudarnos de las personas con el servicio de agua rural. Ahora vienen a arreglarnos cualquier cosa y nosotros tenemos que pagar los insumos, proporcionarle gasolina, y de paso tenemos que estar agradecidos porque vinieron

Potencial dormido

Lo que se denomina Cueva del Oso Cuatro se encuentran consejos comunales -Quincajú, Agualinda, Cueva del Oso y El Páramo- y en sus predios  dentro de la parroquia San Juan Bautista, viven alrededor de mil familias, siendo una de las estructuras más emblemáticas el Hospital Militar.

Terrenos que otrora pertenecieran a la famosa hacienda Paramillo desde los años 80 sufrieron un sobre poblamiento, y también, como fenómeno urbano de estos últimos años, ha recibido el impacto de una economía comunitaria con todo tipo de ventas, no solo las relacionadas con víveres. Sin embargo todavía la arquitectura campestre se conserva en muchas casas, incluso en algunos de sus grandes patios se tuestan los granos de café.

Muchos estratos sociales han constituido la Cueva del Oso con sus urbanizaciones clase media y alta junto al propio barrio; pero la crisis social se ha encargado de aplanar hacia abajo los niveles económicos poblacionales.

Las rumbas universitarias han sido muy famosas en el lugar, e incluso algunos pequeños negocios las han aprovechado, y según varios  vecinos, luego de la cuarentena han regresado, pero de manera desmedida, y sin el control de las fuerzas de seguridad, alterando la paz ciudadana.

–Tenemos problemas de seguridad y de ruidos molestos. Ahora viernes, sábado y domingo es una rumba a todo volumen, y ningún organismo de seguridad pasan por acá. En el pasado la alteración del orden público por las fiestas se habían subsanado y se habían llegado a acuerdos para permitirlas a ciertas horas de la noche y pasaba constantemente la policía y la guardia. Estamos en una pandemia, con los nervios de punta y nos tenemos que aguantar gente gritando, gastando en licor porque si tienen, y no te dejan dormir, y paran hasta después de las 6 de la mañana—reclamó Cruz.

La Cueva del Oso es una ruta preferida por muchos caminantes que gustan rodearse de un entorno bello y oxigenado, parte de un  potencial corredor  turístico, eso sí, que solo despertaría si previo se han arreglado las innumerables fallas en los servicios públicos.

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