Regional

Salario mínimo mensual no alcanza a cubrir un producto de la canasta básica mensual

15 de enero de 2020

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Hasta hace muy poco, el aumento del salario mínimo nos permitía, en medio de un ambiente de hiperinflación, al menos disfrutar unos días de solvencia económica, mientras el costo de la vida le volvió a tomar ventaja.

Lo que antes se anunciaba con bombos y platillos en voz del primer mandatario nacional, hoy tímidamente, mientras un representante del Gobierno nacional confirma el aumento, se va filtrando por redes sociales. El trabajador ya no sabe cómo recibir la noticia, si con júbilo, indiferencia o preocupación.

Y es que esa reacción depende del valor que le demos al salario mínimo, en tanto muy poco cubre el espectro de necesidades del consumidor venezolano, y hay quienes hasta dudan que en estos momentos tenga una incidencia en la inflación.

Hasta el pasado viernes, 10 de enero, el salario mínimo integral (salario mínimo + cesta-ticket) llegó a 450 mil bolívares, lo que equivalía ese viernes a 6,7 dólares, según la tasa de cambio oficial publicada por el BCV, y este martes a 6,6 dólares, en el que cada centavo cuenta. Y no hablemos del paralelo, negro, “Today” –hasta criminal le han dicho-, porque habría que restarle al menos un dólar más al salario.

Cuando hablamos de la canasta básica familiar, dependiendo de la metodología, el número de rubros incluye alrededor de unos cincuenta y más, entre ellos carnes, harinas, pastas, etc.; y esto se aplica prácticamente a muchos países de Latinoamérica. En el caso de Venezuela, y para ello basta la aritmética más básica, no se exagera al decir que el salario mínimo cubre un solo producto en la cantidad suficiente para una familia promedio.

Habiendo superado el precio de la carne ya los 200 mil bolívares, estaríamos hablando de que al mes el total del salario mínimo integral alcanza para dos kilos y un poco más. Y si nos referimos a la harina Pan, que en el Táchira se acerca peligrosamente a la barrera de los 100 mil bolívares –ya superados en otros puntos de la geografía venezolana-, con el ya mencionado ingreso se solventarían cuatro bolsas, que no alcanzarían para una semana. Las mismas sencillas equivalencias caben para la pasta, con el cuarto de kilo en 70 mil bolívares, un precio por el cual ronda el kilo de azúcar. Un litro de leche en empaque hermético se oferta en 150 mil bolívares. Y alargarnos en la lista resulta inútil, pues por ninguna parte, mírese donde se mire, hay la más ínfima posibilidad de considerar un “estiramiento” del salario integral mínimo.

Y esto por solo hablar de los productos de mayor consumo actualmente, y que soportan la conservación por largo tiempo: verduras y frutas no se quedan atrás en la escalada inflacionaria, y sencillamente quedan por fuera si alguien cuenta con un salario mínimo. Y aquí tampoco se incluyen otros productos que en otros años eran ocupantes comunes de las neveras de los venezolanos, como la mayonesa o los de charcutería, impensables hoy en día en el presupuesto de muchos.

Inspecciones de la Sundee

Desde el día el lunes se supo que la Sundee “visitó” algunos establecimientos, en procura de respetar los precios justos acordados con el Gobierno nacional.

Si bien los dueños de dichos negocios afirmaron no estar en contra de este tipo de procedimientos administrativos, sí condenan que solo se ponga bajo el radar del Estado a las empresas que generan empleo, que pagan impuestos y a toda costa tratan de ofertar en bolívares. Dicen estar temerosos por los inconvenientes que les pueda traer facturar en moneda extranjera; pero ellos alegan que solo se están acomodando a la circunstancia económica actual, donde la capacidad adquisitiva de muchos está representada en pesos y dólares.

Este nuevo año sorprendió a muchos dueños de abastos con altos precios por parte de sus proveedores, lo que incluso ha obligado al replanteamiento de la planta laboral. Y, además de estos problemas, está la actualización con el petro, que está obligando a muchos a adquirir las máquinas electrónicas para el reconocimiento biométrico, cuyos costos se han disparado en dólares: si bien el año pasado con cien dólares era posible hacerse de una, se reporta que se están pidiendo ya hasta 120 dólares.

Freddy Omar Durán

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