El abastecimiento de gasolina para los sancristobalenses se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza, pues cada ocasión que acuden a las estaciones de servicio, deben emplear por lo menos  15 horas o amanecer en la cola a costa de su integridad física, ya que les es casi imposible aprovisionarse del carburante en menos tiempo.

La escasez de combustible en muchas bombas, sumado a la rampante corrupción de funcionarios policiales y militares, que cobran en moneda extranjera por permitir el paso privilegiado y llenar los tanques de los carros; son en parte los factores que inciden sobre la gran cantidad de horas que pierden los ciudadanos para la obtención de combustible.

En la totalidad de estaciones de servicio, viene ocurriendo de manera descarada los cobros a “coleados”, que cancelan entre 20 a 30 mil pesos en moneda colombiana, para evitar las tediosas colas y proveerse de gasolina.

Las colas por estos motivos, son interminables y quienes han acudido a las estaciones de servicio en ocasiones desde el día anterior, se muestran impotentes ante las actuaciones de los miembros de las fuerzas armadas y policías que tienen la labor de custodiar esos lugares.

Durante ayer miércoles, en varias estaciones o bombas de servicio de la ciudad, en las que no había llegado  el combustible, los dueños de vehículos esperaban pacientemente la llegada de gandolas y con ello, lograr el tanque de sus carros, pues afirmaron algunos conductores que desde el pasado fin de semana, el aprovisionamiento de gasolina, ha escaseado.

Dueños de carros, aseguraron a los medios de comunicación, que han permanecido día y noche en colas a la espera de la llegada de gasolina, ya que afirman, que el volumen de litros asignados para el estado Táchira, ha disminuido, con los cual el abastecimiento es más precario.

Con el transcurrir de los días, obtener gasolina o gasoil, es mucho más dispendioso por lo que es probable que la crisis arrecie y el tiempo de espera de los usuarios frente a las estaciones, sea más prolongado y tedioso.

Pablo Eduardo Rodríguez