180 vehículos cruzan cada 10 minutos hacia Colombia
21 de septiembre de 2024
El sector Joselito de Zorca-Providencia, perteneciente al municipio San Cristóbal, denunció una vialidad en franco deterioro, cuyo máximo representante lo constituye un enorme hueco de tres metros de profundidad.
Freddy Omar Durán
Más que un simple hueco, todo un cráter que ya tiene más de seis meses, pone en aprietos a todos los vecinos del sector Joselito de Zorca-Providencia.
Esta hondonada, de alrededor de tres metros de profundidad por metro y medio de ancho, no solo afecta a la vialidad, faltándole poco para dejar a gran parte de esa comunidad totalmente incomunicada, pues también se ha constituido en una amenaza a la salud pública, pues su fondo es como una cloaca al aire libre, debido a lo cual ya se han reportado niños con problemas de salud.
Un problemático ingrediente que, mezclado con otros, cocina un plato difícil de consumir, uno de ellos la falta de iluminación pública. Ya un vehículo, tanteando el terreno en la oscuridad de la noche, por poco va a dar una cuneta, un hecho que no trascendió del susto; no obstante, de algo similar ocurrir, el saldo en víctimas y daños no se podría espera igual de afortunado.
—A las 8 de la noche una camioneta por poco se encuneta, pues al estar todo a oscuras no le dio chance de esquivarlo. Los camiones grandes, que requieren dejar cargas y mercancías en la comunidad, sencillamente no lo pueden hacer, como los de material de construcción o de los mercados solidarios del Mercal, que tenemos que ir a buscarlos en un punto de recepción más alejado, afirmó Javier Villanueva
Y por ahí reventó…
Unos meses después de la vaguada que afectó a la gran zona que va de Zorca-Providencia hasta Zorca-San Joaquín, en el cual se incluye el sector Joselito, igualmente afectado por los embates de la quebrada La Zorquera, los caudales de agua volvieron a atacar, esta vez desde lo más profundo.
Un gran chorro de agua reventó el pavimento de su vía principal, y la enlagunó cuesta abajo. Esto obligó a un trabajo contrarreloj, incluso a altas horas de la noche, en busca del origen, que fue encontrado tres metros abajo, por uno de los puntos del embaulamiento que atraviesa a todo lo largo la comunidad.
El fluir de las aguas servidas se recuperó, y perfectamente eso se ve por el hueco que quedó luego de los trabajos, donde ahora existe un microhábitat, por no decir una miniselva, donde el tártago ha brotado a ras de carretera, y los mosquitos y demás agentes patógenos han encontrado un buen sitio para vivir.
La corriente subterránea no tuvo más remedio que buscar el exterior y, al profundizar, los vecinos supieron el porqué.
—La canalización estaba totalmente tapada. Ahí encontramos de todo: cauchos, potes, escombros, piedras, huesos de ganado. Sacamos como 9 llantas de camiones 350. Todo esto venía del afluente que se conecta con la alcantarilla más arriba. Nada de eso pudo aguantar el tubo, que tiene como un metro de ancho, sostuvo Villanueva.
La familia del señor Franklin Valera, por estar pegada al cráter, la ha pasado de lo peor, aguantando malos olores, y viendo cómo los niños en su hogar residenciados sufren las consecuencias.
—En nuestro hogar viven cuatro niños que han sufrido vómitos, fiebres y sarpullidos. Los zancudos tampoco nos dejan en paz, con angustia expuso Valera.
Siguen trabajando
La presencia de Diario La Nación en el lugar fue acompañada por un entusiasta comité de la comunidad integrado por hombres, mujeres, jóvenes y personas de la tercera edad, todos deseosos de que esta problemática se visibilice y se encuentren soluciones.
El señor William Valera, quien además funge como jefe de calle del CLAP Providencia, permitió acceder al solar de la finca donde el embaulamiento conecta con una cañada, que desde El Valle arrastra los escombros, que allí han ido a parar
Ese acceso también se vino abajo, lo que ameritó la acción vecinal inmediata con la colocación de tubos de 90 centímetros. De ahí también se sacaron cauchos, alrededor de 7 de camiones 350 que hoy adornan ese boscoso paraje.
—Con el esfuerzo de la comunidad, instalamos los tubos, porque todo esto se estaba derrumbando. Lo que tememos es que en tiempos de lluvia eso se vuelva a bajar otra vez, Necesitamos a alguien que nos asesore para consolidar esto y, además, nosotros nos comprometemos al saneamiento ambiental, expuso Valera.
La teoría que manejan los vecinos de Joselito es que todos esos cauchos vinieron de unos trabajos que se realizaron en El Valle, donde se intentó “banquear” un cerro, y eso no solo resultó un intento fallido, sino que trajo consecuencias metros más abajo.
Sin luz en la noche
Si ya por un tramo de vía Joselito está incomunicado, por otro flanco de la carretera que comunica a Capacho la amenaza de una incomunicación total la representa la quebrada La Zorquera, que corre paralelamente y ya se ha llevado parte del muro de contención.
De su acción destructiva ya se tuvo una prueba en noviembre de 2020, con afectación a 10 viviendas, cuyos habitantes se salvaron al remontar la parte más alta. El río no solo subió los 4 metros de altura que lo separaban de la carretera, sino que alcanzó a subir a un metro de altura de las edificaciones, en muchas de las cuales la marca estampada no ha sido borrada.
—Solo quedó un pedacito de muro de contención. Crece la quebrada y se “come” el resto y parte de la carretera. Mire ese hueco, por allá abajo: por ese lado también está circulando la quebrada, socavando el terreno, declaró Douglas López.
La oscuridad en horas de la noche en la calle, a partir de las siete, en nada tranquiliza a los pobladores del sector-
—Al alumbrado público le instalaron una fotocélula y no aguantó mucho tiempo. Casi cinco cuadras sin luz en la noche. Intentamos hacer unos arreglos, pero eso no duró una semana, y como nosotros no tenemos los utensilios ni las herramientas para eso, por lo tanto, necesitamos que el personal de Corpoelec haga una buena revisión. Esta situación afecta a aproximadamente 69 familias del sector, agregó López.
Un puente con poca estabilidad
Solo a través de un puente colgante, Joselito se comunica con Zorca-Providencia. Basta con que varias personas lo transiten y uno siente estar bailando un vals. Una mirada desde sus alturas nos muestra hasta qué punto sus bases están averiadas.
—Hubo necesidad de bajar las vigas en la parte superior del puente para evitar que los camiones grandes lo circulen. El puente tenía un alerón y lo movió la quebrada, y la base está toda dañada, avaluó Franklin Valera.
La pregunta de si había la posibilidad de que la estructura se cayera, flotó en el aire, hasta que un espontáneo soltó “ni diga eso…”
Pero al fondo del puente no solo se evidencia la falta de mantenimiento; la basura pulula y eso se justifica sosteniendo que “por allí no pasa el aseo”.
—A nosotros no nos viene el aseo. Hay un contenedor hacia el barrio José Antonio Páez y últimamente estaba pasando el camión recolector martes y jueves, pero no lo volvimos a ver más. La idea es que se pongan de acuerdo, y que al menos un día de la semana, que nosotros sepamos con antelación, para entregarle la basura, y que la gente así no la tenga que arrojar al caudal, propuso Valera.
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