¿Quién no sabe qué hablar de la arepa, es hablar de Venezuela?, porque es parte –también se sabe-, de nuestra cultura y de la mesa de cada día, algunos al salir del país afirman que es: nuestra expresión culinaria más autóctona y se arriesgan en afirmar que es: “el benefactor pan nuestro de cada día”.
Ese alimento tan tradicional, esencial, vital para la dieta diaria, era quizás lo más accesible para el venezolano pues “pasa” en la mañana, al medio día y por la tarde, rellena de lo que sea, hasta con “cariño” como decía mi abuela. Hoy está a punto de ser un lujo que sólo pudieran tener los de mayores ingresos -para no decir pudientes-, por su alto costo.
Ahora se entiende, cómo se acabaron de la noche a la mañana, las largas colas en los supermercados de la ciudad donde vendían a precios subsidiados la conocida bolsa de Harina Pan si el último precio que se conoce es de 11 mil 806 bolívares que nadie con un sueldo mínimo la tendrá durante toda la semana pues una paquita sólo alcanza para una “sentada” en cualquier familia del Táchira.
Por eso, esa expresión también muy tradicional venezolana de que la ¡cosa está cuadrada!, cuando se refiere a algo difícil o incómodo, se puede aplicar fácilmente a nuestra tradicional arepa porque realmente –lo afirman amas y padres de casa- que se está poniendo cuadrada para comerla con estos precios que se asegura no se detienen pues en algunos sitios si es por transferencia o punto, cobran más de 12 mil bolívares y para complemento en Cúcuta se afirma que ya quieren venderle a los venezolanos, sólo un paquete de haría a menos que el mercado pase de 70 mil pesos. ¿Está o no cuadrada la arepa?
Augusto Medina