La nueva normalidad sigue su curso en el Táchira, y así se delata en muchos sectores comerciales de San Cristóbal, donde la gran concurrencia de personas nos habla de la necesidad de la gente de retomar sus actividades productivas.
Incluso se ve un regreso de una vieja clientela que se había olvidado del comercio local y prefería ir a Cúcuta a hacer sus compras, y de paso despejar la mente, un poco, incluso en compañía de hijos y nietos.
Si no fuera por el uso generalizado del tapaboca, podríamos decir que estas mañanas ya se parecen a una cualquiera que ha antecedido a la cuarentena. Si bien muchas santamarias permanecen abajo, eso ya venía siendo característico de una crisis económica que aún nos aprieta.
Eso sí, hasta las dos de la tarde y por supuesto, tal vez a esa restricción horaria se le deba la afluencia de personas, en la que cada minuto vale, especialmente para los que viven fuera de la capital tachirense.
Más negocios han decidido sacar en toda su entrada las vitrinas, cumpliendo los protocolos sanitarios, mientras su clientela se arremolina afuera, esto último no muy frecuente, solo en algunas mercerías y negocios relacionados con empresas de telefonía y de repuestos para equipos celulares.
Los negocios no tradicionalmente relacionados con los alimentos, los han incluido en su oferta, y por eso cada día es menor raro ver que al lado de un celular o un par de zapatos, por ejemplo, se vea un paquete de harina Pan y azúcar.
Otro factor, que sin duda alguna activa la vida comercial de la ciudad, lo representa la mayor disponibilidad de combustible.
Personas que no se atreven a abordar una buseta –alegando hoy en día razones de salud-, con sus vehículos equipados aprovechan una mayor movilidad para hacer sus gestiones.
También la urgencia de efectivo, el cual apenas en esta semana y solo por un día, dependiendo del terminal de la cédula, con sorpresa para muchos de que un banco oficial estaba entregando 400 mil bolívares, un poquito menos de dos dólares al cambio oficial.
En cuanto al transporte público, la cantidad de unidades, con tres aproximadamente por línea, no se hizo esperar mucho esperar entre los transeúntes, y mientras comenzando la mañana algunas se veían con sobrecupo de pasajeros, otras se veían casi vacías.
Freddy Omar Durán