Regional
Sin transporte y sin atención preferencial discapacitados sufren rigores de la crisis
22 de septiembre de 2018
Al diseño de un urbanismo hostil a su movilidad, las personas que sufren de discapacidad física deben sumar al cuadro de adversidades que día a día deben afrontar la falta de transporte, y las largas colas para adquirir efectivo o productos regulados.
José Antonio Osorio Pérez, se convirtió en la voz de los que como él sufren a diario el hecho de tratar de abrirse paso en medio de obstáculos, mismos que se dan tanto en edificaciones antiguas, como nuevas, las cuales se supone deberían contar con accesos en rampa.
“Veo –sostiene Osorio– que alegremente hacen se construyen bancos, farmacias y centros comerciales, sin cumplir con las normas arquitectónicas establecidas por las ordenanzas municipales y la Ley para Personas con Discapacidad, con lo que también se estaría violando la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Osorio pide encarecidamente que aspectos como estos no sean mirados tan a la ligera, así como tampoco deben ser obviadas la manera tan específica cómo la crisis incide en contra de ese sector de la sociedad.
Los discapacitados físicos no solo no cuentan con rampas de acceso para entrar en los sitios público, también al interior de los mismos adolecen de elevadores, pendientes, y lugares de estacionamiento para los que se desplazan en sillas de ruedas.
“Pareciera como si en los bancos no fuéramos clientes: muchos cobramos pensión, hacemos depósitos. De otra parte continuamente nos movilizamos a un centro comercial para comprar alimentos, vestuario, electrónicos, etc”.
La atención preferencial, hoy más urgente cuando las kilométricas colas hacen parte de la rutina diaria, representa una bandera de lucha de los discapacitados. Esperar para ser atendidos por lapso de horas, ya de por si agotador y desgastante para el cuerpo de una persona con facultades físicas idóneas, paga una gran factura a su salud, tomando en consideración las dificultades para al menos despachar una necesidad fisiológica.
Ir a pie ha sido la opción de gran parte de la población, frente a la crisis de transporte; desafortunadamente no es así para los discapacitados. Si Desplazarse en silla de ruedas en bajada y a cierta distancia, conlleva una alta cuota de extenuación, de subida, el tormento se agrava. Pero cuando a algún chofer del transporte público le brota una pizca de humanidad, se presenta entonces el inconveniente de encaramarse a la buseta. Las únicas unidades adaptadas para los discapacitados son las de Transtachira, mas no todas, con el agravante que circulan solo a determinadas horas del día. Ni hablar de pagar taxi en efectivo y en “soberanos”, lo cual se alejó de muchas billeteras de pacientes con cuentas médicas por solventar.
Los problemas de hacer grandes esfuerzos para movilizarse, ya le ha traído a Osorio, problemas como lesiones en el manguito rotador del hombro.
Y para colmo de males, la delincuencia hace de las suyas con ellos, quienes se han convertido en víctimas propicias para robos y atracos.
Freddy Omar Durán