En la Semana Mayor la comunidad judía tachirense conserva una tradición de miles de años
Por Freddy Omar Duran
Si bien cuando hablamos de la Semana Santa lo relacionamos con la Iglesia Católica, no podemos olvidar que los hechos centrales en la vida del Hijo de Dios giraron alrededor de la tradición denominada Séder de Pésaj, que reinstituida por Jesucristo y transformada por el catolicismo dio origen a la actual Sagrada Eucarística.
Tradición muy respetada por todos los judíos alrededor del mundo, y entre ellos por supuesto los que conforman comunidad en el Táchira desde hace muchos años.
Pero a diferencia de la celebración católica, de carácter más público, esta se circunscribe a la intimidad de la familia; pero no por ello, como nos explica el historiador Bernardo Zinguer, reviste un carácter simbólico menor.
De hecho, la Ultima Cena de Jesús con los 12 apóstoles solo resignificó esta tradición enmarcada en un acontecimiento histórico inicialmente, hacia un acontecimiento trascendental donde los divino puede cobrar sustancia humana.
–Cada celebración hebrea –explicó Zinguer– rememora algo que le sucedió al pueblo judío. En este caso su liberación de manos del faraón de Egipto, tal y como se describe en el Pentateuco. El precepto dice que debemos recordar que fuimos esclavos en Egipto y fue la mano de Dios la que de ella nos sacó, mandando las siete plagas, y abriendo las aguas del Mar Muerto cuando fuimos perseguidos y mando las siete plagas, y cuando ya lograron su libertad entonces fueron perseguidos.
El Séder de Péjar consiste en una comida simbólica y la cena propiamente dicha, siendo prohibido poner sobre la mesa pan leudado, ya que en diáspora los judíos no pudieron agregarle a su masa levadura, o cualquier otra preparación que incluya cereales como la cebada, el centeno, el trigo y la avena.
–En una bandeja grande o Keará se colocan diversos platos cada uno representando la aflicción y la alegría, lo dulce y lo amargo, la libertad y la esclavitud, lo dulce y lo amargo, la esclavitud y la recompensa, lo sagrado, la fe, el crecimiento, la tradición y la esperanza. El precepto dice que debemos garantizar esta celebración de generación en generación. Por lo general también se estipula tener a un invitado, especialmente a los más necesitados
De otro lado nos recordó el historiador que aunque no se le considera entre los judíos a Jesucristo como el mesías, se le considera su condición de rabino, siempre en sujeción a la norma judía. Y que después de la Ultima Cena quien decidiría sobre su destino glorioso sería el Imperio Romano, que sintió en su influencia entre los creyentes una amenaza al Emperador y su politeísmo, condenándolo a la cruz, castigo impuesto por el ejército invasor.