Regional

Teletrabajo en el Táchira o periodismo estoico

2 de mayo de 2020

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El periodismo es una de las profesiones que, en todo el mundo, han tenido que modificarse, desde el punto de vista de su ejercicio como actividad laboral, debido a la cuarentena que se cumple universalmente


Humberto Contreras

Las salas de redacción, tanto de los grandes medios como de medios locales, prácticamente se han acomodado en un espacio muy especial en el hogar de cada periodista, desde donde se cumple a cabalidad y con la ética de siempre, con la sagrada misión de informar a los ciudadanos sobre la realidad que se vive ahora, en tiempo real.

Porque no solo la pandemia es noticia de primera plana, en cualquiera de sus aspectos, sino el resto de la actividad humana que aún subsiste, que aún se desarrolla, porque, literalmente, el mundo no se ha paralizado.

El tiempo no se ha detenido. La vida sigue.

Por ello, el teletrabajo se ha impuesto en sustitución de trabajar en las amplias e iluminadas salas de redacción. Ese espacio donde el intercambio social, humano, entre todos los miembros del equipo periodístico, era parte de la vida diaria de cada uno, de lo cual estamos impregnados profundamente.

Hoy día, eso suena lejano. Es un recuerdo que se añora cada momento, untado del amargoso sabor de la nostalgia. Pero el afán de seguir cumpliendo con la misión que tenemos, sacrifica esas “querencias” y las apartamos a un lado, en un “mientras tanto” que se rompe muchas veces en los momentos en que estamos entregados a la labor de buscar información y procesarla para hacerla llegar a nuestros lectores.

Pero… no es solamente amor a la profesión

Para que un periodista pueda cumplir con su labor, en esta situación de cuarentena, de desconexión social y de restricciones al desenvolvimiento personal en la búsqueda de información en cualquier parte del mundo, depende en grado pleno de las redes sociales. Depende del servicio de energía eléctrica. Depende del buen servicio de comunicación telefónica, y del buen servicio de internet. Entre otras cosas, claro.

La sala de redacción del Diario en La Concordia vacía, desde el 17 de marzo, cuando nos retiramos a casa a practicar el Teletrabajo. Aquí vale eso de que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” (Foto/Johnny Parra).

Entre el 13 y el 17 de marzo, fueron muchos los gobiernos que oficializaron el inicio de la cuarentena. Ello originó la puesta en práctica de manera considerable, del teletrabajo, para aquellas empresas, trabajadores y procesos productivos que por supuesto, pueden cumplirse a través de esta modalidad.

Entonces aparecieron en la web muchos consejos y recomendaciones para poder desarrollar con éxito el trabajo desde casa. Un resumen general, aconseja establecer plan y rutina de trabajo, contar con una agenda diaria o semanal, y entender que, trabajar desde casa no implica cambios en la responsabilidad y horario de trabajo.

Como si se estuviera yendo a la oficina, se debe cumplir con la hora de levantarse, vestirse, desayunar y almorzar, prender el computador y fijar hora de inicio y final de la jornada.

Y además, algunas organizaciones de periodistas, “recetaron” la mejor fórmula para “ser feliz” mientras se trabaja desde casa.

Lo más importante: estar conectado vía internet o teléfono, para responder y actuar oportunamente. Y, también, “cuando acabe la jornada de trabajo es recomendable guardar todo en su sitio para desconectarnos mentalmente de nuestras obligaciones laborales y poder descansar”

Periodistas del Táchira

¿Teletrabajo o periodismo estoico?

El equipo periodístico de La Nación, afronta la pandemia, cumpliendo con las normas de protección; y la tarea diaria de informar al pueblo, sobreviviendo a la oscura realidad de los servicios eléctricos.

En todos los países del mundo, desarrollados o en desarrollo, el periodismo se está aplicando al teletrabajo, dadas las condiciones técnicas existentes. En todos, menos en Venezuela. Y en particular en el Táchira. Y especialmente para quienes trabajamos en Diario La Nación, pese a las dificultades que, realmente, no son dificultades propiamente dichas. Son obstrucciones.

En La Nación, los periodistas, gráficos y el personal que maneja la web, también periodistas, tenemos un chat de Whatsapp que funciona como una sala de redacción, y en ella,  y a través de ella,  interactuamos así como lo hacíamos personalmente y a diario, en nuestra sala de trabajo física, en La Concordia.

A través de ese chat, nos comunicamos, planteamos consultas, corregimos textos, recibimos e impartimos pautas e informaciones, tenemos el control del concierto noticioso de nuestra ciudad y nuestra región.

Pero ese contacto depende obviamente, de tres pilares: Electricidad, internet y telefonía, que por cierto, no son independientes entre ellas, como sabemos. La telefonía celular y las redes sociales, son fundamentales para el funcionamiento del teletrabajo.

Sin electricidad y sin internet, nuestro trabajo no tiene vida. Primero, si vas a tratar de comunicarte con alguien, sea una fuente para buscar información, sea con los colegas que cuadran la agenda diaria, o con los que manejan la plataforma web, no solo hay que ligar que tu teléfono tenga señal para poder hacer la llamada. También hay que orar para que el teléfono de la persona a quien requieres, también tenga.

Y tener señal, no solo depende de que se tengan las facturas al día. Depende de que en las zonas donde reside cada quien, se cumplan dos condiciones: Que haya electricidad y que haya internet.

Pero en el Táchira, generalmente cuando hay luz en un sector, entonces no hay en el otro. O no hay en los dos. Igual ocurre con internet. Puede que tengamos electricidad, pero no hay internet. Puede que tengamos internet, pero su velocidad es tan lenta, que es mejor sentarse a esperar. Y en esa espera, o se cae totalmente internet, o se va la luz.

Y lo más interesante es que, logras hacer el contacto, y cuando estás hablando tranquilamente… te quedas hablando solo: Se fue la luz. Aquí, allá o en ambas partes. Y son dos, cuatro, seis o más horas para intentar de nuevo.

Sin contar con los llamados microapagones. Estás escribiendo y repentinamente se apaga la computadora. Si no nos recordamos de grabar cada cinco segundos, adiós trabajo. Hasta cinco o seis veces hay que recomenzar una misma nota, consecuencia de otros tantos microapagones, que suelen darse en solo media hora.

Por ello, cuando se dice que una de las condiciones más importantes y necesarias para realizar teletrabajo exitoso es “estar conectado y responder oportunamente” podemos darle otro buen calificativo, además de exitoso, al que hacemos en Diario La Nación: Estoico!

Al final de cada día

Otra condición formal para el teletrabajo, es que “cuando acabe la jornada diaria, es recomendable guardar todo en su sitio para desconectarnos mentalmente de nuestras obligaciones laborales y poder descansar”.

Pero justo a las nueve o diez de la noche, mucho más allá de lo que era nuestra jornada laboral en tiempos recién idos, solo hay una de dos sensaciones, además del agotamiento por estrés. Y ambas son agobiantes.

La angustia de no poder concluir a pesar de la larga espera diaria en la oscuridad o por la ausencia de conexión con la web, a veces con nuestro plato de comida ahí al lado, por si llega internet mientras, o la sensación de que se hizo el milagro por fin, y pudimos transmitir la, o las notas pendientes.

Entonces, ¿quién se va a ocupar de recoger, organizar, limpiar o lo que sea, nuestra mesa de trabajo? Generalmente al iniciar el nuevo día, mañana, empezamos justo donde terminamos hoy.

Y… ¿Teletrabajo sin gasolina?

En todos los países del mundo, los periodistas pueden circular, como trabajadores esenciales, por las calles de sus ciudades. Y por supuesto, pueden surtir gasolina, sin hacer cola, sin implorar a la autoridad, sin pagar descomunales cantidades por un poquito de combustible.

En cualquier país, la movilización a las fuentes, o a los puntos de origen noticioso, sin el pánico que produce el medidor de combustible en el vehículo, cercano a la señal de reserva, es posible en todos los países, menos en Venezuela. Y mucho menos en el Táchira.

Las fuentes o las noticias se recogen en Diario La Nación, oportunamente, solo porque en cada uno de quienes están trabajando para ello, hay la fortaleza moral, la mística profesional, y la vocación de servicio, ahora más crecidas que nunca.

Así es como se hace periodismo por teletrabajo, o desde casa, en el Táchira.

 

 

 

 

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