Regional

Trae de vuelta JAS su alquimia sónica

16 de octubre de 2024

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Freddy Omar Durán

Un ciclo de siete años que José Joaquín Sánchez ha denominado Sonidos del Sur ha cerrado el artista sancristobalense con un epílogo en su tierra natal, que servirá de reencuentro con sus familiares y allegados, así como de reflexión en los días venideros, en los cuales volcará a la composición y realización de eventos especiales, todo un periplo que lo llevó por gran parte de Venezuela y otros hitos de la geografía latinoamericana.

La última vez que JAS estuvo en San Cristóbal fueron los momentos críticos de la pandemia, ante la cual sacó de la música un efecto sanador, el cual ha venido sustentando con la investigación científica. A ello le siguió una etapa de expediciones en la cual los sonidos de su teclado se integraron a parajes geográficos muy significativos, como el Salar de Uyuni, la montaña Aconcagua y la Antártida, entre otros.

–Ahora viene un proceso, el segundo proceso, el siguiente paso, que es volcarlo todo a la partitura. Y diseñar una serie de presentaciones sónicas, inmersivas, donde como intérprete voy a poder ya compartir con las personas y con la audiencia venezolana lo que fue la esencia de mi trabajo, de mi gira, esa conexión con la naturaleza que tuve y con las diferentes culturas.

Está claro en que en el convulsionado mundo de hoy su papel de artista es trascendental, más allá de una obra para el regocijo y el entretenimiento.

–Desde la perspectiva de la alquimia sónica, la música nos llama a transmutar para poder sanar. Es un lenguaje vibracional que permite estimular nuevos estados de conciencia en el oyente y darnos cuenta de que tenemos una conexión con el todo. Llámalo naturaleza, llámalo Dios, llámalo universo, como lo quieras llamar. Entonces, en ese sentir de que todo es uno, la mente, el cuerpo y la materia sanan, ¿no? se inspiran. Ahí entras en estados de conciencia elevados que permiten que las realidades… Puedas sobrepasar las realidades con arte.

El reencuentro con la naturaleza –la externa e interna- vendría a ser una vía de solución a la enfermedad y conflicto, y qué mejor manera de llevar ese mensaje por medio de la música.

–Vivimos momentos de gran desconexión por parte de la naturaleza, de una crisis de identidad global, de grandes conflictos que parece no poder resolverse en diferentes latitudes del planeta. Entonces, esta etapa que viene es una etapa de entrega y de poder compartir lo que se me permitió a mí como artista, documentar por medio del arte.

Para el resto de 2024 entre los planes de José Joaquín Sánchez están una serie de presentaciones, que incluye a San Cristóbal, y que podrán de relieve no solo su talento interpretativo, sino una inclusión retrospectiva del público en lo que ha sido Sonidos del Sur.

–Así que esta nueva etapa es poder recorrer Venezuela, comenzando con mi estado natal, con el Táchira, a un concierto que estoy organizando para diciembre enmarcado dentro de la Navidad. Y son unos conciertos inmersivos donde la audiencia va a poder estar en contacto con toda esa tecnología sónica y audiovisual que va a permitir comprender a mayor detalle lo que fue este recorrido y lo que es esta obra artística que no acaba ahora, no acaba con mi venida a Venezuela. La trayectoria Sonidos del Sur es la continuación de mi trayectoria anterior por el Asia y que ahora se expande a nivel planetario para poder comprender lo que es esa ofrenda musical que es mi propuesta artística y mi mensaje a la humanidad.

Sus desinfecciones musicales, en forma de lo que ha llamado la “vacuna sónica”, lo abocó de trabajar codo a codo con un equipo médico, junto el cual estableció la terapia idónea para asumir un mal que tanto temor ha inspirado dentro de la población como ha sido el covid-19.

–Yo no lo creo, yo lo sé, yo lo he experimentado. Durante la pandemia las circunstancias y los contextos me llevaron a transformarme en el primer artista en poder ingresar a más de 56 centros COVID al lado de los pacientes para poder llevar a cabo lo que yo denomino “vacuna sónica” pero que realmente es un aporte a la musicoterapia y al desarrollo del conocimiento entre la ciencia y el sonido.

Sánchez confía en que esta sociedad entienda su mensaje, pues responde a una necesidad de la misma, y eso ha sido posible en la incorporación de su arte a espacios no convencionales.

“Y hoy en día el ser humano se encuentra en un momento donde gracias también de alguna manera, después de la experiencia de la pandemia, se abre una necesidad de búsqueda hacia otros estados, hacia otros espacios. El espacio del silencio, el espacio de la retrospección, el espacio de recordar, de estar en contacto con eso que nuestras almas siempre han estado en contacto y que es lo que permite el arte, pero que de alguna manera por la modernidad de la era nos daña en el cuerpo planetario. Entonces yo he tenido la posibilidad de sacar el arte y la música de los teatros convencionales, del escenario convencional, y al hacerlo expandir la perspectiva de la música que está limitada al entretenimiento de las personas y poderlo extrapolar a otros escenarios, a otros espacios”.