“Monseñor Cornelio Alfonso Galaviz Villamizar fue un formador de muchas generaciones de vocaciones sacerdotales y militares, respetuoso de las ideologías, pero con una convicción social clara y definida”.
Así lo expresó el director de Cultura de la gobernación del Táchira, Pedro Fressel Galaviz, al referirse al ilustre sacerdote, quien en vida fue su tío y mentor, fallecido el pasado 29 de enero en la ciudad de Barquisimeto, y sepultado el pasado martes, 1 de febrero, en su tierra natal, Toituna, municipio Guásimos de Palmira.
De acuerdo con una nota de prensa, el acto de inhumación de los restos de monseñor Cornelio Alfonso Galaviz Villamizar se efectuó en la iglesia de Nuestra Señora de la Montaña, el cual estuvo presidido por el obispo auxiliar del Táchira, monseñor Juan Alberto Ayala, acompañado del obispo auxiliar emérito de Mérida, Luis Márquez Molina; monseñor Feliciano Temiño, docente de la Universidad Católica del Táchira y del Seminario Santo Tomás de Aquino, entre otros eclesiásticos que asistieron a la ceremonia.
Destacó Fressel la vocación de servicio, humildad y sensibilidad humana que distinguió a monseñor Galaviz, quien al cumplir los 75 años de edad pasa a retiro, “siempre quiso vivir sus últimos días en su pueblo natal, en Toituna-Palmira, pero las razones de salud no se lo permitieron”, expresó con sentimiento Fressel.
Monseñor Cornelio Galaviz se formó en el Seminario Agustiniano de Palmira. Luego viajó a España, donde recibió la orden sacerdotal. Posteriormente regresa a Venezuela. Alcanzó el rango de coronel de la Fuerza Armada de la Aviación (FAV), y cumplió servicio en la Base Aérea Teniente Vicente Landaeta Gil, en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara.
Fue director del Colegio Diocesano del estado Lara y párroco de la iglesia Divino Niño, de Los Rastrojos. Dictó la cátedra de Idiomas, latín y griego, en el Seminario Divina Pastora de la ciudad de Barquisimeto.
Asume la Vicaría de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (UNEFA), como docente, y posteriormente es designado como vicario general del Ordinariato Militar de Venezuela, junto con monseñor Hernán Sánchez Porras, también hijo de la ciudad de Palmira.
Su legado quedó plasmado en la formación de vocaciones sacerdotales, en la orientación religiosa a nivel de la Fuerza Armada Nacional, y también en la elevación de Nuestra Señora de Loreto como patrona de la Fuerza Aérea Venezolana.