Néstor Melani-Orozco
Siempre pareció de secretos entre el aroma del camino y la presencia de aquel pueblo viejo, vestido de techos de barro y una manifestación heredada de los comuneros. Y de espíritus que se elevaron como cipreses para herir los cielos. Porque un día 12 de marzo de 1830, unos viajeros se aparecieron en La Grita, la ciudad del Espíritu Santo. Venían de recuas desde Pamplona a Cúcuta y de muy lejos; desde Bogotá, trayendo la misión de defender el título de la Gran Colombia para que no desvaneciera en las naciones liberadas por el General Bolívar. Y no fueran partidas en pedazos… Fue contemplar a los viajeros donde el Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre comandaba la misión de llegar a Valencia para mediar con el General Páez para evitar la división. Y sobre las calles de la Ciudad capital de los Andes.
Hoy ciudad Primogénita, cruzaron los caballos y en su compañía, el obispo José María Estévez, el político colombiano Rodrigo Aranda, el capitán Gonzalo del Labrador y el edecán coronel José Escolástico Andrade. Durmieron en aquella casona de la hacienda de Aguadías de las rosas y ocho días manifestaron el inmenso viaje para proseguir a las montañas merideñas y continuar hasta llegar a Valencia. Pero los sinsabores de los crueles enemigos evitaron la promesa. Al remontar Las Porqueras por el páramo de Osorio, donde un emisario avisó: «Si entraban a tierras de Mérida serían fusilados». Sucre pernocta en la casa de Las Porqueras y retorna de nuevo a La Grita ¡Había fracasado el ideario por la Gran Colombia! Imploran ante el madero del Cristo Franciscano, allí el obispo Estévez le ofrenda un ánfora de plata y el reverendo padre Fernando José García les permite ideales. Eran 17 años después de haber recibido al Libertador en la capilla del llano de la Santa Cruz.
El último viaje del ilustre Cumanés a su patria, donde solo logró llegar hasta La Grita… Lloraron las montañas. Bolívar se cubría de traiciones, y tres meses después el Libertador de Pichincha era asesinado en la selva de Pasto, Colombia, en Berruecos… La Grita vio a los viajeros, y se fue en los rezos de los muertos y presenció preso al chino de origen que fue el cocinero del Mariscal. Y había desertado de la caravana. Preso por robar gallinas, de hambre y dolor. Lo asienta el testimonio en el dichoso archivo de La Grita. Más desde el silencio se devolvieron los fantasmas. Sonó la campana de la iglesia del Convento. Y solo en la casona de las rosas se quedó una espada olvidada y la chamarra del viajero. Han cruzado dos siglos y aún sigue llorando la comarca de los forasteros… Mientras una paloma blanca va atravesando el azul de la inmensidad… Y en los honores sagrados y la lealtad al héroe de Suramérica. Es cuando el Consejo Legislativo del Táchira solicita a la Asamblea Nacional. Mas la Sociedad Bolivariana de Venezuela deberá gestar la declaración de la Casona de La Grita, ante el Instituto de Patrimonio Cultural, este lugar donde pernoctó el General Antonio José de Sucre, con el deber de hacerlo nombramiento de monumento y santuario de la Patria. Y los países liberados por el gran venezolano: el Mariscal de Ayacucho. En el ideario aportar valores a un futuro museo de la historia tachirense.
*Artista Nacional. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *La Feria Internacional del Libro 2023 se realizó en honor a su trabajo de Artista, Escritor y Dramaturgo. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la Estampilla Fiscal con sus obras bolivarianas. 2024.