Un 2 de enero que, de no ser por la actividad bancaria y del transporte urbano, pareciera un primero de enero, un fin de semana con visos de alargarse. El 2020 apenas nace y su bostezo contagió el agite citadino, reducido a su mínima expresión.
Pero no todos los establecimientos comerciales se sumaron a esta pereza colectiva, pues si se quiere ser productivo el resto del año, no se podía comenzar sino más bien activos y con las puertas abiertas. De hecho, en los pocos que decidieron abrir, especialmente del ramo de repuestos automotores, los clientes no faltaron.
Hubo familiares que se tomaron este día como un domingo, y no fueron muchos los trabajadores que, aprovechando que en sus lugares de empleo no se reiniciaron actividades, decidieron pasar con sus hijos el tramo final de la Navidad.
Muchos también decidieron no acuartelarse en sus hogares, aprovechando algo que no se ve todos los días: bancos con mínimas colas. Con unas Nochebuenas que desecaron bolsillos, muchos fueron a aprovisionarse de efectivo, al menos para cancelar pasajes, pues las cantidades entregadas en taquilla seguían estando en el orden de los 50 mil, y si contaban con suerte, algo más les dejaba el cajero.
El comentario en la calle era que si bien estas también fueron Navidades austeras, al menos se animaron más que las más recientes. No obstante, los que a sus remesas o ingresos en moneda extranjera les sacaron jugo, llegaron con las cáscaras secas de sus carteras, y tal vez no se animen a gastar hasta que aparezca algún ingreso la semana siguiente, donde se descifren las verdaderas cábalas de 2020. Aunque es cierto el comedimiento del estruendo rumbero en las casas; la pirotecnia y los globos cobraron especial esplendor en los cielos, en comparación con 2018 y 2017.
Una cábala que suena con el nombre de un mecanismo monetario que, aunque nuestro oído se ha familiarizado a él de un buen tiempo para acá, pareciera que ahora sí tiene visos a implementarse dentro de las economías hogareñas. La pregunta que rondaba el ambiente era dónde estaban recibiendo la criptomoneda o moneda virtual petro, especialmente para quien le podría servir el “petroaguinaldo”, como una manera de soportar la devastación propia de diciembre, especialmente entre los pensionados y los trabajadores del sector público que lo han recibido.
El transporte urbano y suburbano inició con normalidad, aunque se escuchó el reporte de algunas unidades que no circularon; no obstante, en una ciudad donde se ha hecho norma que en días de baja actividad pública, este servicio se reduzca casi a cero, tomar una buseta resulta algo alentador.
Un fin de semana que prácticamente comenzó el viernes pasado, para muchos se encadena con el que hoy empieza, pues lo que fue el 30 y el 31 el ritmo bajó bastante, al compararlo con el vivido antes del 24 de diciembre. Hablando de esas horas postreras del 2019, los apagones, casi en muchas partes del Táchira, estuvieron a punto de sorprender a más de uno en pleno abrazo fraternal de buenos deseos, y de hecho representan una de las tantas señales de que si bien el almanaque indica un inicio de ciclo, todavía vamos arrastrando los principales azotes de 2019.
Freddy Omar Durán