Un lugareño dirige el tránsito; su pala y un tobo con material granular reposan en el otro extremo del tramo crítico, paso obligado de al menos 15 mil vehículos diarios y que todavía, a un año del colapso, sigue siendo un problema vial.
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De interés
Catorce viviendas fueron afectadas con el hundimiento, con profundidad de unos 60 centímetros, nueve ya no existen y cinco se mantienen en alto riesgo
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Un carro detiene su marcha al finalizar la capa asfáltica. Otros cuatro le siguen en la cola, esperan su turno para pasar. Dos avanzan con cautela en sentido contrario, luego de superar un doloroso intervalo de la vía que dirige al conductor a su destino.
A un año del colapso del tramo Santa Elena, que une a San Cristóbal con Rubio, habitantes y quienes tienen paso obligado aún están a la espera de que autoridades regionales y nacionales terminen los trabajos en la nueva carretera, construida de manera provisional para restablecer el paso tras el colapso de la principal en julio de 2018.
“¿Cuándo asfaltarán? o ¿cuándo arreglarán?”, es una interrogante constante que continúa sin respuesta para quienes transitan a diario de San Cristóbal a Rubio, o viceversa.
Un hundimiento de 60 centímetros de profundidad afectó 50 metros de la primera vía, según datos de Protección Civil Táchira. Arrastró nueve viviendas, cinco las mantiene en alto riesgo y provocó la construcción de una variante, por donde transitan difícilmente hoy al menos 15 mil vehículos diarios.
“Esto se complica cuando llueve. Los carros se deslizan, no suben. Ahorita pasan porque hizo sol… cuando hay lluvia, esto es un río, porque el agua baja por toda la carretera; eso deteriora la vía”, indicó Flor Martínez, habitante del sector.
“Las cunetas están tapadas, tienen barro y piedra, en consecuencia el agua, tanto del cerro como de El Mirador, sale hacia la carretera”, añadió.
Una falla geológica de vieja data, activa a consecuencia de la inadecuada conducción de las aguas subterráneas y de escorrentías, afecta la capacidad de soporte de la plataforma vial, detalló en su momento Raúl Moreno, director general del Instituto de Vialidad Tachirense (IVT), después de correctivos viales.
La gobernadora, Laidy Gómez, explicó posteriormente que la falla se presenta por varios motivos. “En la zona opera una bloquera que tiene una laguna artificial, el agua se filtra y debilita la parte superior de la calzada. La primera acción para arreglar el problema es el cese del estanque. Los propietarios manifestaron su disposición de hacerlo”.
Una laguna que no secan
La primera acción era dragar la laguna que debilita los terrenos arcillosos, pero hasta ahora no está seca. Posteriormente sería la aprobación de un proyecto, que ya reposa en los archivos del Ministerio del Transporte, según la gobernadora del estado Táchira.
“Todavía la laguna tiene agua, porque hace un mes un primo fue a pescar, es decir que todavía existe. Hay un criadero de cachamas. Los niños y los adultos van allá a pescar. Y ahorita, con la lluvia, esta full de agua”, relató José Uzcátegui, quien tiene un puesto de venta de chucherías.
“¿Por qué no la secan?”, preguntó Apostor Carrillo, mecánico del lugar. “Por influencias de los nuevos dueños”, él mismo se respondió.
Una variante sin derecho a paños tibios
El intervalo de 50 metros de largo no esconde los estragos que han dejado las aguas que corren cada vez que llueve en la zona.
Conductores deben ser cuidadosos con el volante y los frenos, un duro transitar podría causar cuantiosos daños al vehículo.
“Trajeron una máquina para terminar de ampliar la carretera hace dos meses”, dijo Flor Martínez, señalando la variante ubicada a lado del tramo colapsado. “Trabajó dos días. La estacionaron dañada, la repararon, se la llevaron y no trabajaron más”, completó su nieto que estaba a su lado.
“El gobierno puede arreglar la vía alterna con poco dinero, una maquinita, asfalto y dos semanas de trabajo”, estimó el mecánico Apostor Carrillo.
“Nosotros no tenemos gobierno. Tenemos más de un año con el problema y seguimos abandonados, como siempre… Solicitamos que se repare la vía para que la gente circule con tranquilidad y nosotros podamos trabajar en nuestros negocios”, agregó Carrillo.
Un hundimiento en la vía
Una falla que cubre más de la mitad del ancho de la carretera hace antesala al tramo Santa Elena. Vecinos indicaron que se debe al colapso de una tubería de aguas servidas debajo del asfalto.
“La cloaca cedió y escurre el agua por otro lado, afectando al caserío de abajo. Tuvimos que buscarle otra salida al agua, cuando colapsaba se rebosaba”, relataron los habitantes, quienes alertaron a las autoridades de un mal mayor.
A 12 meses de los deslizamientos en Santa Elena, un lugareño guía el tránsito de dos automóviles, mientras un motorizado espera a su lado medio de la carretera, así como espera una cloaca colapsada ser reparada, 5 familias respuesta, un proyecto aprobado, una nueva vía terminada y una laguna ser dragada.
Cinco viviendas en peligro
Catorce viviendas fueron afectadas con el hundimiento, con profundidad de 60 centímetros, nueve ya no existen y cinco se mantienen en alto riesgo. Las familias no han abandonado sus hogares.
“Mi casa está en el aire”, expresó Flor Martínez sobre la estructura, que apenas se sostiene por frágiles columnas que ya se dejan ver entre el cúmulo de tierra debajo de la placa que sostiene el piso. Es el caso más delicado.
“Cuando las casas se cayeron, las familias se fueron a vivir a casa de sus familiares o alquiladas. Hasta el momento no hemos tenido respuesta de si nos van a ayudar con las viviendas”, puntualizó.
Yuliana Ruiz