Con un número de fallas in crescendo, las posibilidades de ser atendidas las quejas de los clientes apenas se reducen a la oficina de Barrio Obrero, frente a la iglesia El Ángel, con casos prácticamente similares: servicios intermitentes, tanto de telefonía fija como de la internet, cuando no es que lleva un buen tiempo sin funcionar.
Muchos son los clientes que han emprendido una cruzada en busca de alguien que les pueda solucionar su problema. Frustrados sus intentos de encontrar auxilio por la línea de atención al cliente, entonces han tenido que transitar por varias oficinas de San Cristóbal.
Sandra Restrepo, residente del barrio Santa Cecilia, por ejemplo, ha ido de Pueblo Nuevo hasta La Concordia, para terminar en Barrio Obrero, y aún sigue sin internet, aunque ya su teléfono fijo recobró tono. Pero ella no es la única en ese sector, afectado por los mismos problemas técnicos, incluso muchos han sido solventados; no obstante, de manera provisional, pues de un momento a otro el mal puede regresar.
Al principio se alegaba que los problemas en el servicio eran provocados por el robo del cableado, algo que de hecho es cierto y ha sido mitigado por la acción vigilante de los vecinos.
Ahora la nueva disculpa tiene que ver con el daño en las tarjetas madre que distribuyen la señal en los sectores. Pero al respecto ha proliferado la versión de que, precisamente, el colapso de tales tarjetas ha sido debido a los nuevos contratos, ya que estas tienen un límite.
Muchas denuncias han apuntado a que se ha desconectado a algunos puntos, para conectar otros. Cuadrillas, cada vez más escasas de personal y de transporte, que asisten las comunidades, han informado a los usuarios que la falla no está en los equipos de los hogares, ni en las conexiones o en el sistema de distribución de la señal, sino que proviene de la central misma; entonces, eso hace que los interesados deban volver a la oficina principal, en un juego de ping pong sinfín.
Rumores van y rumores vienen, y lo mejor sería que por fin se escuchase el parte oficial de los encargados de administrar el servicio en el estado.
Mientras tanto, en la oficina de Barrio Obrero la cola para atender a los clientes por reclamos se hacen más largas, y quienes allí permanecen ya han tenido que hacerlas varias veces porque, aunque se han ido con una promesa de un pronto arreglo, la misma no se ha cumplido.
Muchos reclamos
Una de las personas en cola, residente de Arjona, afirmó que una vez llamó al 115 y desde el otro lado de la línea alguien le aseguró: “pronto será atendido su problema”… de eso, hace dos años.
Un habitante de Pirineos II, parte alta, llevaba meses sufriendo por las intermitencias del servicio, que desde hace unas semanas ya no padece porque, sencillamente, ya no cuenta con el servicio.
El personal que atiende la oficina de Barrio Obrero trata de controlar la situación, ordenar la cola y soportar a los “alterados”, a los que están al borde porque llevan meses y hasta años en “silencio comunicacional”.
Una de las encargadas, sobreponiéndose al rumor que se forma en el establecimiento, levanta la voz para indicar dónde se organizan los que van a pagar algún servicio, y los que van a hacer algún reclamo.
Alguien está encargado de anotar en el computador y asignarle a cada cliente un número, que aparecerá en pantalla, correspondiente al funcionario que atenderá su caso.
Entre ellos estaba Ana Celis Rodríguez, quien tuvo que venirse desde Punta de Piedra, estado Barinas, ya que para ser atendida allá debe tener un número de reporte, que solo se obtiene por el estado Táchira. Cansada de llamar y llamar, y puestas las condiciones para recibir asistencia técnica, no tuvo otra que hacerse el largo viaje hasta San Cristóbal…
Freddy Omar Durán