Trabajo, respeto y familia son algunos de los valores más arraigados del andino. Son costumbres de antaño de regiones como Seboruco, La Grita, Michelena o Pregonero. Hasta esos campos con olor a café y ganado, llegan los orígenes de nuestra representante en el Miss Venezuela 2019.
Nacida en San Cristóbal una mañana de neblina y sereno, Victoria Galeazzi, creció en un ambiente de cariño, amor y cooperación. Sus padres le inculcaron desde pequeña el valor del trabajo y el sacrificio. Varias generaciones de luchadores por la excelencia hacen que el Táchira sea su vida, igual que su familia.
Desde su adolescencia es una persona activa pero en la danza Sevillana y el Yoga encontró su pasión. También le gusta la pintura y aprende italiano con rapidez. Actualmente estudia 4to semestre de arquitectura en la universidad José Antonio Páez.
Sus padres provienen de Seboruco y La Grita, zonas conocidas por el trabajo agropecuario y la calidez de su gente. Creció acostumbrada a los viajes de fines de semana a la finca, donde plantaba árboles frutales. Allí aprendió el valor de la tierra y la familia.
Victoria vive el sueño de ser una miss. Se inscribió para el proceso de selección del Miss Venezuela aún sin tener alguna formación como modelo. Contra todo pronóstico, superó con éxito cuatro selecciones del concurso para representar al Táchira en el certamen del primero de agosto.
Dejó momentáneamente sus estudios para los dos meses de preparación previos. En distintos programas televisivos muestra la firmeza y educación que caracteriza al gentilicio del Táchira. Su naturaleza y sencillez son sus herramientas con los que busca obtener la corona y representar a nuestra gente, como Veruska Ramírez lo hiciera en 1998. (Gabriel Maldonado)