Desde que la cuarentena se flexibilizó, alrededor de mayo, una ola de supervivientes se abalanzó a tomar las calles del centro de San Cristóbal.
Germán Montoya ya lleva 3 años dedicado de pleno a la zapatería, aunque de ese arte ya conocía de mucho antes. Hoy está ubicado frente a una oficina bancaria que hace rato no ha vuelto a abrir sus puertas.
—Mi experiencia ha sido fuerte, como la de todos los que intentamos sobrevivir a la pandemia, pero nos encontramos aquí otra vez. Estaba en casa, pero me fui reintegrando desde mayo, aproximadamente — narró.
De él dependen su esposa, sus suegros y su hijo, por lo que lo obliga a salir a la calle, tanto en las semanas flexibles como en las rígidas, y aunque en estas últimas baja considerablemente la clientela, siempre viene “graneadita”.
Ya sus clientes lo tienen ubicado, por eso no piensa ubicarse en otra parte; y a pesar de lo ruda de la situación en el país, no ha pensado en irse.
—La gente que está luchando es la que quiere al país y sale adelante aquí mismo. La mayoría de los que se van son aventureros; pero yo sí me quedo; además tengo la esperanza de que esto cambie algún día.
Vive del arte
El señor Jesús Pérez vive del arte, específicamente de la artesanía, sacando de sus manos todo tipo de objetos decorativos. En su cuenta lleva como mil en 40 años de oficio.
—Recojo recortes de carpintería y con una lija los voy preparando. Yo hago cualquier cosa que me manden a hacer, como carros, barcos, autobuses. Yo le salgo a lo que sea, y una artesanía la puedo vender fácil en 30 mil pesos o más, porque a la gente le gusta. Me toma más o menos día y medio construir un carrito así—declaró mientras mostraba el Wolkswagen de madera, un poco más grande que su mano.
Residente de Sabana Larga, también es dado a las labores del campo y es licenciado en actividad física y deporte, pero a los 55 años ya nadie está dispuesto a darle empleo en su carrera.
—Siembro en el campo, café, yuca y otras maticas. Vivo con mi hermana, pues el resto de mi familia se tuvo que ir a Chile por la situación que pasamos. También estoy entrenando: soy corredor de fondo en categoría Máster.
Viejos oficios
Y muchos de ellos, antes de optar por el comercio tradicional, han vuelto a recurrir a los viejos oficios, pero en medio de un escenario caótico donde, a diferencia de antaño, marcaban un punto de equilibrio con la modernidad y de alguna manera, bajo una mirada de nostalgia se les veneraba.
Hoy tienen que compartir un escenario caótico con el comercio tradicional, parte del cual ha estado de retirada por efecto de la crisis económica y la pandemia, y con un informalismo ya instalado desde hace un par de años enfocado a la venta de víveres y verduras, y reforzado en esta cuarentena por quienes sencillamente se han lanzado a la calle a arreglárselas como puedan.
Muchos de ellos ocupan los lugares menos llamativos, donde nadie los moleste y acuda una clientela ganada; otros van de arriba a abajo con sus productos, que siempre llaman la atención de uno u otro transeúnte.
Freddy Omar Durán