No había empezado la jornada y ya había un adulto mayor esperando en la cola, la información corre de boca en boca: unos muchachos van a repartir unas arepas, suba para la Iglesia San José. Las lágrimas saltaron de la emoción en el rostro del señor Moisés, que ya a las 11 de la mañana aún no había desayunado, con sus casi 90 años y su bastón, es uno de los adultos mayores que ve el correr de los días en los alrededores de la Plaza Bolívar de San Cristóbal.

Franela blanca, listón naranja y sonrisas portaban los voluntarios de Hagamos Vida San Cristóbal. Una ONG que se está formando con un grupo de amigos que decidió hacer algo por los más necesitados. Toda la madrugada estuvieron haciendo las arepas a leña. El relleno y todos los materiales lo consiguieron a través de donaciones de sus amigos y mediante las redes sociales, incluso algún tachirense en el extranjero también aportó su granito de arena.

El sol de mediodía ya alumbraba la torre de la neogótica iglesia de San José. Dos camionetas llenas de voluntarios, más una promoción de un colegio de Cordero hicieron posible la logística. Los bachilleres entusiastas empezaron a difundir la iniciativa entre los adultos mayores y personas necesitadas del centro de San Cristóbal.

200 desayunos y la alegría de haber ayudado a los más necesitados es la satisfacción que le deja a Eberth Morales uno de los organizadores de la jornada. Con seguridad afirma que esto lo hacen sin fines de lucro y que no hay dinero de por medio, solo es el sentimiento de un grupo de amigos consolidado en un arepazo por los más necesitados.

Tertulias y un grupo de whatsapp permitieron que esta iniciativa se hiciese realidad, explica Kilvanny Grimaldo, también organizadora de Hagamos Vida San Cristóbal. El trabajo lo realizamos principalmente en las redes sociales. Hiciemos una lista de lo que se necesitaba y empezamos a buscar. La gente aportó con un kilo, con dos, con su mano de obra, con una cava o un termo, todos los voluntarios que se encuentran aquí ayudaron con algo, y ahí otros voluntarios que nos ayudaron desde el extranjero, explicó Grimaldo.

“Dios los bendiga siempre y los mantenga con salud” fue la bendición dada por uno de los beneficiados con el arepazo. En la jornada se acercaron también curiosos que se iban admirados porque unos jóvenes que la media de edad no llega a los 20 años, estaban ayudando a los adultos mayores sin ningún apoyo gubernamental o de alguna ONG internacional.

Con la canción Venezuela al ritmo de un ukelele y cantada a viva voz por los voluntarios termino lo que esperan la primera jornada de muchas de esta naciente fundación tachirense bautizada como: Hagamos Vida San Cristóbal.

 

Yrlander Hernández